Guerreros De Odin de Guaranpis



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    Zona temporal de la casa de Leon

    Leobardo I
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    GUERRERO LOCO
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    Mensaje  Leobardo I Lun Mar 19, 2012 12:00 am

    23. Cien a Uno, el Guerrero Obscuro y una voz…

    Gire lo mas rápido que pude, intente desviar el golpe con mi espada pero era tarde, la hoja penetro en mi brazo izquierdo, el cuero no ofreció resistencia, de inmediato una punzada de dolor me recorrió el brazo… Instintivamente mi cuerpo se movió en dirección contraria y la hoja salió de entre mi carne, inmediatamente la sangre mano de la herida, sujete con la fuerza que pude a garra y forme un arco horizontal, el golpe dio en el blanco, del cuello de mi enemigo broto un liquido carmesí, apenas emitió sonido y este se desplomo, intentando cerrar la herida con su mano enguantada, era inútil, unos segundos después estaba muerto junto a sus compañeros, el pasto antes verde ahora estaba lleno de manchas rojas aquí y allá…

    Trate de cubrir la herida pero no era posible, debía soltar a garra y no era buena idea, estaba hecho polvo, perdía sangre a cada segundo, tenía un par de heridas, una en la pierna, más pequeña que la del brazo, pero era la que más me costaba pues me impedía moverme rápidamente, la otra estaba en mi costado derecho… Estaba rodeado por soldados y caballeros, todos bien armados, estaba solo y eran muchos, a mis pies los cadáveres de nueve enemigos yacían, pero no era nada comparado con los que faltaban, retrocedí un poco alejándome de los cadáveres, no quería volver a tropezarme y dar otra oportunidad al enemigo, mucho me había costado ya. –Tres mas- un caballero y dos soldados dejaron la formación en circulo que formaba mi prisión y se acercaron a mí, era como un juego para ellos, no parecía importarles los cadáveres de sus compañeros, y no tenían miedo de morir.

    Estaba cansado, mis ojos querían cerrarse, empezaba a perder el control de mi cuerpo, mi cuerpo quería descansar, pero no podía dejar que todo terminara así, no podía permitir que las cosas acabaran aquí, tenía que salir de esto de cualquier manera, pero cual era esa manera, me superaban ampliamente, no tenia ayuda, siempre se me dijo que el numero no era importante pero, hay que admitir que estar cien a uno sí que importa, lo pero era que parecían estar bien entrenados, no eran un grupo de novatos…

    Reuní toda la fuerza de voluntad que me quedaba, pues mi fuerza física se había acabado con el último asalto, di un paso al frente y ataque, mi brazo izquierdo era un lastre, no podía moverlo, y caminar con el colgando nunca había sido una calamidad como ahora, una estocada, pero la desvió, luego ataque de arriba abajo, esto lo tomo por sorpresa pero una maza golpeo mi costado derecho interrumpiendo mi ataque –el no es tu único enemigo- el golpe me saco el aire e izo que me tambaleara, alguien ataco desde mi derecha, apenas pude levantar mi espada para pararlo, me arrodille, no podía sostener mi cuerpo mas, el caballero se acerco a mi listo para darme el golpe de gracia, cuando levanto la espada gire a garra y lance una estocada hacia su cintura, garra entro por debajo de su peto, sentí como rasgaba la débil cota de malla, como de algo duro pasaba a entrar en algo más blando y en ese momento el caballero soltó un alarido, dejo su espada y se llevo las manos al peto ahí donde estaría su estomago, seguramente tenía una herida pero su defensa le impedía cerrarla, desesperadamente movió sus manos por el peto pero no sirvió, saque a garra y este se arrodillo, mi cuerpo pesaba, casi caigo hacia el frente, apenas pude detenerme con mi mano derecha, –AAAA- sin darme cuenta un soldado estaba a mi derecha y su maza bajaba rápidamente, no podía moverme, esta golpeo con fuerza mi hombro, la fuerza izo que me desplomara, caí boca abajo, el otro soldado armado con una espada corta se acercó por mi izquierda y colocándose a la altura de mi cabeza levanto la espada, respiraba con dificultad, mi fuerza estaba agotada, era el fin, así acabaría todo, que final tan poco épico, quien cantaría canciones de un hombre que muere llevándose solo a diez, que gran señor muere así, si fueran diez caballeros famosos, pero solo eran soldados y caballeros desconocidos… La espada bajo, el golpe seria certero, al menos seria rápido, cerré los ojos y espere a que terminara…

    -No está del todo mal, pero debes mejorar- Tinchus parecían nunca estar de mal humor, me giro y ayudo a incorporarme –Toma bebe esto- dijo acercando una botella de vidrio pequeña con un contenido cristalino, la botella tenia bellos adornos, parecían enredaderas que subían desde la parte baja y terminaban en la boca de esta. Puso la botella en mis labios y bebí, el sabor era un poco amargo pero refrescante, –Eso será suficiente- dijo retirando la botella, casi al instante el dolor que sentía se desvaneció, allá donde estaba herida mi piel comenzó a hormiguear, mi respiración se calmo y poco a poco comencé a recuperarme, tras poco menos de un minuto me sentía como nuevo, como si nunca hubiera peleado… -Que es eso- dije apuntando hacia la botella, -Un elixir mágico- dijo sonriendo, lo mire con reproche –Ya sabes que no tengo idea de estas cosas, solo sé que curan heridas y cansancio, muy útiles para estos casos, que tu otro maestro te lo explique- levantó su mano izquierda y tras unos segundos los hombres que había desaparecieron, también desaparecieron los cadáveres y las manchas de sangre, todo quedo como si no hubiera pasado nada. –Si no sabes de magia, como es posible que hagas todas esas cosas- me mira en forma burlona dice –Porque soy el jefe… mi rango me permite modificar las tierras cambiantes a mi antojo, puedo hacer lo que me plazca, solo debo imaginar que quiero, eso es muy distinto a la magia, yo poseo poderes pero no conozco hechizos lo mío es el combate, aunque puedo hacer esto…- giro su palma izquierda de modo que esta quedara hacia el cielo, cerro un poco la mano y coloco los dedos en forma vertical –eldr- dijo fuerte y claro, pequeñas luces naranjas aparecieron entre sus dedos, estas se unieron en el centro de su palma y de un instante a otro tenía una pequeña llama en la mano, en su cara se formo una sonrisa burlona –Veo que te sorprende, no deberías pues por lo que me cuentan tu podrás hacer mucho mas, para mí esto solo me sirve para hacer una fogata mas rápido jeje- cerro su mano y la llama desapareció.

    -Que fueron esas palabras, no las reconozco- pregunte –Es lenguaje antiguo, lo conozco apenas por encima, sirve para formular hechizos pero además de eso me sirve para entrar en algunos lugares especiales, la verdad es que solo me he aprendido de memoria esas contraseñas jeje, pero no se lo digas a Porto porque me echara la bronca- Me levante y enfunde a garra, aunque mis heridas habían sanado aun sentía un pequeño hormigueo ahí donde se encontraban hace unos instantes, lo que provocaba una sensación un poco incomoda, con mi mano derecha apreté un poco mi brazo izquierdo intentando quitar la sensación –Es normal, se te pasara en un momento- dijo mirándome a la cara –Porto me dijo una vez que esa sensación es porque tu cerebro se confunde con el cambio repentino del cuerpo, deja que lo asimile… Bueno estás listo para continuar- La sola idea de volver a experimentar de nuevo esa batalla creó una mueca en mi rostro –Se que no es divertido… al menos por ahora, pero te aseguro que aprendiste mucho mas luchando en esta batalla que en todos los entrenamientos que cualquier maestro pueda darte- Se rasco la cabeza pensativo y en sus ojos se mostro un brillo y su boca formo una sonrisa –Ya sé lo que falta, ¿Por qué llevas eso?- dijo señalando mi chaleco de cuero –Es mi ropa de entrenar- conteste confundido –Este no es un entrenamiento, esto es una batalla real- movió su mano derecha a su pecho –Esta es mi ropa de combate no la de entrenar, tengo tantas cosas en la cabeza que no me di cuenta…- mi mirada era de confusión total –Como es que peleas sin armadura- Su sonrisa se convirtió en una pequeña risa –No la necesito, ya sé que parece raro, pero no todos tienen armadura, cada quien tiene su estilo de lucha y por ello cada quien viste diferente, un ejemplo es tu señor porto, el pelea protegido solo con una sotana negra “solo con una sotana puesta”- Espero que entendiera la indirecta y rio –Si luchas contra el mantente alejado- y continuo riendo.

    –Bueno estás listo- Ciertamente lo estaba, tenía mi armadura, mis guantes, mi yelmo, mis botas, mis grebas… –Eso no se ve barato- dijo mirándome con atención –Es una armadura de buena calidad, digna de un señor, pero seguro te hace lento- Me coloque bien mi escudo, este era una placa de acero bien moldeada, detrás de la cual había madera de roble, en el centro tenía mi blasón, un león dorado aunque no tenía el fondo rojo pues me pareció más llamativo el gris del acero de fondo –No necesito ser rápido con esto- mis palabras sonaron seguras y levante mi escudo como si me cubriera de él.

    -Impresionante, pero antes de comenzar tengo que darte un consejo- Me quite el yelmo y lo mire –Si maestro- el sonrió esa palabra lo divertía mucho –Deja de pensar- lo seguí mirando y antes de que preguntara dijo –Piensas mucho, para una batalla se piensa antes de comenzar, mientras luchas te conviertes en un soldado mas y los soldados no deben pensar… En palabras más fáciles, no pienses, actúa, deja que tu cuerpo se mueva por su cuenta a como mejor le parezca, el encontrara la mejor manera de matar al enemigo o hacer lo que tú quieres- llevo su mano izquierda al frente y comenzó a hablar, igual que antes, el viento se arremolino y de la nada aparecieron soldados y caballeros –Son cien en total, veinticinco caballeros y el resto soldados, si quieres convertirte en un guerrero respetable debes vencerlos a todos y aun tener fuerza para dirigir a los hombres a tu mando- Se dio meda vuelta y se uno a los guerreros que formaban un círculo perfecto a mi alrededor.

    –Tres al frente- Casi de inmediato tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, se notaba por la armadura que llevaban, los tres con espada, escudo y una daga en el cinto, sus armaduras eran de cota de malla y casco de acero, sus espadas no mostraban calidad, eran más bien normales, se veían decididos pero me miraban fijamente, lo que me gusto, alumnos les hacia vacilar un poco.

    En mi mente se arremolinaron preguntas, como avanzar a quien atacar primero, pero recuerde el consejo de Tinchus y pare, respire profundo y espere, “No pienses, actúa”, comprobé mi escudo una vez mas y desenfunde a garra. Los tres soldados se me acercaban poco a poco formando una línea, tanteando a cada paso y esperando cualquier movimiento, seis metros, cinco metros, cuatro metros, fue entonces cuando el soldado de la izquierda corrió el pequeño tramo que faltaba y levanto la espada, había dejado desprotegido su costado derecho y podría asestarle un golpe tras parar el suyo “No pienses, actúa” borre eso de mi mente y di un paso al frente, me gire un poco y lleve a garra hacia mi izquierda, la espada del soldado comenzaba a bajar, pero la mía a la vez subía desde mi costado, lo más lógico era parar el golpe acero contra acero, pero mi espada casi inconscientemente fue más abajo y dio en la muñeca de mi enemigo, la cota de malla crujió pero no era rival para garra, llego al hueso y mas allá, la mano del soldado se desprendió y este con un grito de dolor trastabillo hacia atrás, antes de que saliera de mi alcance lance un tajo desde arriba dirigido a su hombro, apenas lo alcance con la punta, pero fue suficiente, la cota de malla cedió y logre una herida que bajaba en diagonal desde su hombro izquierdo hasta su costado derecho, la sangre mano cubriendo su cota y el soldado cayó de espaldas. Todo esto duro apenas unos segundos “El no es tu único enemigo” mire hacia la derecha y el soldado mas cercano estaba a medio ataque, me cubrí con el escudo y la espada reboto, eso me dio un punto para atacar, otra vez sin pensarlo lance una estocada con garra al pecho del soldado, este no pudo hacer nada para detener el ataque y garra se hundió en su pecho ahí donde estaba el corazón, los ojos del soldado se abrieron como platos y con un alarido a medias cayó muerto. El otros soldado al ver a sus compañeros muertos retrocedió, pero su cara no mostraba ni miedo ni angustia, me di cuenta entonces que solo podía ver las emociones de aquellos hombres antes de morir, solo en el instante en que morían mostraban dolor y miedo. El último de los tres soldados no duro demasiado, luego me acerque al primero de mis contrincantes y puse fin a su agonía clavándole a garra en el pecho. –Tres mas- grito Tinchus cual capitán y tres soldados mas salieron de la formación…

    Después de lo que a mí me pareció una eternidad llego el sexto combate, mis músculos ardían y tenía el cuerpo bañado en sudor, mi armadura tenía algunas abolladuras, y bajo algunas de ellas mi cuerpo dolía por las magulladuras que habían dejado los golpes, mi escudo era el más afectado pues la parte de metal parecía papel arrugado y la madera empezaba a partirse bajo ella. A mis pies estaban los cuerpos de quince hombres, entre ellos cinco caballeros, los que me habían dado más trabajo, sus armaduras eran muy resistentes pero con la fuerza adecuada garra podrá atravesar cualquier cosa. Aunque me habían golpeado daba gracias a mi armero, si la armadura hubiese cedido y estuviera sangrando tal vez habría caído al tercer combate como antes… –Adelante- escuche decir, y tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, respirando profundamente me tranquilice, el combate anterior habían venido dos caballeros y eso era difícil de manejar, al menos con soldados me sentía más seguro de mi mismo. Los tres corrieron, gritando y con las espadas en alto, me cubrí con el escudo y espere que envistieran, me puse lo mas a la derecha que pude, espere, espere y el soldado lanzo su ataque contra mi escudo, en el ultimo momento salte hacia la derecha y trace un arco hacia su costado izquierdo, garra alcanzo a tocar la parte baja de su escudo pero continuo y le provoqué un profundo conté bajo el brazo, mi enemigo cayó al suelo y momento después comenzó a escupir sangre, supuse que la herida había tocado su pulmón, así que estaba fuera de combate. Los otros dos se acercaron y descargaron sus espadas contra mí pecho, levante simultáneamente mi espada y mi escudo y pare ambos ataques, pero su fuerza me supero y me encontré trastabillando hacia atrás, los soldados no perdieron la oportunidad y me atacaron desde los lados, pare con mi escudo al de la izquierda pero no levante lo suficiente rápido a garra y el otro me alcanzo en el hombro, su espada reboto pero el golpe dejo un dolor punzante ahí donde mi brazo y mi torso se conectaban, di un fuerte golpe con el escudo otro soldado, este se tropezó con el cadáver de un soldado y cayó de espaldas, momento que aproveche para concentrarme en el que me había herido, pare un segundo golpe con mi escudo y con un movimiento de espada descendente le herí en la pierna izquierda, esta fue muy profunda y el soldado no pudo soportar su propio cuerpo, así que cayó de lado, me acerqué a él y le cabe a garra en el vientre, tras un segundo la retire y fui a por el otro soldado que se acababa de poner en pie, dos golpes certeros uno en el brazo y otro en la cabeza acabaron con el…

    –Bien hecho leo, eres mucho mejor con tus armas al completo- dijo mirándome alegremente, parecía que le divertía mucho ver la batalla igual que vivirla, espero un poco dejándome recuperar el aliento y cuando se dio cuenta que estaba mejor dijo –Su turno capitán- de detrás de los soldados emergía un hombre, era alto al menos de dos metros, portaba una armadura obscura, en el peto tenia grabados pero no se distinguían bien, sobre su cabeza tenía un yelmo completo, diferente al de los soldados, pues los de estos solo les protegían la parte superior y trasera de la cabeza, el yelmo también negro tenía dos cuernos en la parte superior y alrededor de la visera tenia muescas que simulaban dientes cortos pero gruesos, en sus manos tenía un escudo, negro con tres marcas diagonales de color rojo y un martillo de guerra que parecía diseñado para dos manos no para una, era lo más aterrador de él y en mi mente ya veía el resultado de un golpe con aquella arma –Quien eres- pregunte con curiosidad y esperando hacer un poco de tiempo, el hombre soltó un gruñido pero no dijo nada –Preséntate anda- el sonido vino de mi izquierda era Tinchus que más que una orden era una petición, el hombre lo miro y acantio, bajo el martillo y lo coloco de cabeza sobre el suelo, después se llevo ambas manos a la cabeza y se quito el yelmo, cuando los rayos de luz tocaron su rostro pude notar sus facciones, su piel estaba marcada por el sol, su pelo era negro, su nariz eran más grande de lo normal y tenía unas cejas muy pobladas, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, sus ojos eran azules, un azul claro que combinado con su rostro y porte infundían miedo, al notar la expresión en mi rostro este sonrió dejando ver unos dientes blancos, casi perfectos y tras unos segundos dijo –mi nombre es Kunna Jotunn Vega- en el momento que lo dijo las pequeñas marcas que tenía su armadura, aquellas que eran poco visibles, empezaron a brillar en un tono entre anaranjado y rojo, las marcas parecían bailar, pero tras unos instantes el hombre dijo una palabra que no logre escuchar y las marcas dejaron de brillar, tras unos segundos se coloco de nuevo el yelmo y tomo su martillo, mire a Tinchus y este dijo –No sé decirte que significa su nombre pero creo que tiene que ver con algo sobre asesino o mata… mmm… no recuerdo- sin más que alegar me gire hacia mi enemigo y me prepare sabía que no iba a ser fácil pero tenía la esperanza de acabar con él y con algunos guerreros mas…

    El hombre caminaba hacia mí a paso constante, no rápido ni lento, una velocidad intermedia, pero aun así cubría rápidamente el terreno que nos separaba, un paso suyo equivaldrían a dos míos, cuando estuvo a seis metros de mi empezó a correr y en apenas unos segundos su martillo caía hacia mi cabeza, alcance a saltar hacia la derecha y el martillo toco el suelo haciendo salir volando tierra en todas direcciones, aproveche la oportunidad y ataque su costado pero con un movimiento diestro lo detuvo con el mango del martillo, de las armas salieron chispas cuando estas hicieron contacto, el color plata de garra hacia un efecto como de brillo al compararla con el martillo negro al que estaba unida. El hombre hiso un movimiento de muñeca y de pronto yo me tambaleaba hacia atrás, el aprovecho el momento para atacar mi hombro izquierdo, sin saber cómo mi escudo estaba cubriéndome antes de que el enorme martillo impactara, pero este no era rival para la fuerza de aquel hombre y tras un crujido se partido y yo me encontraba despegado del suelo, tras un segundo caí de espaldas, el mundo dio vueltas a mi alrededor, estaba cansado y mi brazo izquierdo me molestaba, sentía una punzada de dolor y lo peor de todo es que no podía moverlo, me incorpore a como pude, me permití un momento de alegría al notar que mi enemigo no me atacaba en el suelo, se quedo parado a unos metros esperándome, mire mi brazo y la hombrera estaba casi destrozada, afortunadamente no manaba sangre pero un dolor agudo me indicaba que estaba dislocado…

    Recobre aliento y pensé, pensé que hacer en ese momento y a mi mente sobrevino el recuerdo de mi maestro de armas, en aquellos tiempos cuando mi padre era líder solo de una compañía de mercenarios, luche contra un joven recluta, le gustaba luchar con martillo y espada justo como a mi enemigo, aunque el suyo era muy pequeño comparado en el de este, en uno de los ataques fui herido en mi hombro y este se disloco, el maestro de armas dijo que en medio de la batalla no podía ver a un sanador y que una herida así era curable por uno mismo, repetí en mi mente sus palabras “cierra el puño y gíralo hacia el cuerpo lo más posible, luego con la mano sana da un fuerte golpe en el hombro” con garra corte las abrazaderas de mi escudo, del que solo astillas quedaban, al caer al suelo estas sonaron como cuando tiras pedazos de madera al suelo, en mi mente repetí otra vez los pasos que me enseñaron y comencé, mi bica se tenso por el dolor que esto suponía, el primer golpe no sirvió de nada más que para aumentar el dolor, el segundo también aumento el dolor pero a diferencia del primero se escucho un tronido muy fuerte evidencia de que el hueso regresaba a su lugar, moví el brazo lentamente y aunque dolía podía moverlo.

    Al ver que me había recuperado el hombre avanzó hacia mí, empecé a pensar que hacer, aunque Tinchus me había dicho que no lo hiciera, no parecía buena idea experimentar ante este enemigo, era demasiado fuere, lo suficiente para mandarme a volar con un ataque, “Mal…” mire a mi alrededor y todos los soldados me miraban, igual que Tinchus “Mal…” de donde venia ese sonido, mire a mi alrededor sin entenderlo “lo haces mal” esa vos me resultaba familiar, y parecía ser que ninguno la escuchaba o que a ninguno le parecía nuevo –Quien eres- pregunte un poco alarmado, a mi mente vino el recuerdo de aquellas voces que había visto al desmallarme, aquellas que habían hecho que no volviera a usar magia, al escucharme Tinchus me miro extrañado, mi enemigo seguía acercándose, me quite ese pensamiento de la mente y me prepare para lo que venía, esta vez el hombre ataco de izquierda a derecha formando un arco horizontal, salte hacia atrás el matillo choco con garra y la fuerza casi me la quita de las manos, “mal…” me distraje, el ataco de arriba abajo y me alcanzo en el pecho, el golpe me levanto por los aires, el mundo dio vueltas, después de unos segundos ateriese boca abajo, mi respiración era desesperada pues me había sacado el aire, del pecho me llegaban punzadas de dolor, seguramente tendría algunas costillas rotas si contaba suerte, sería mi único daño, el dolor era profundo y mi cuerpo se negaba a obedecerme, este enemigo era formidable, el más fuerte al que me había enfrentado después de Tinchus, aunque no podía saber si era más fuerte que él pues Tinchus nunca me había herido, en todas los entrenamientos que pasamos fue cuidadoso de no cortarme con cerberos. Ladee la cabeza, mi yelmo ya no estaba, seguramente abría salido volando, mi visión era borrosa, alcance a distinguir a un metro de mi a garra, la había soltado al recibir el golpe, mi único pensamiento era ir a cogerla, un guerrero nunca suelta su arma, pero pensé que había sido lo mejor, si no se me hubiese resbalado tal vez me abría herido con ella. Me arrastre poco a poco, no me importaba nada, más que alcanzar a garra, no sabía dónde estaba mi enemigo pero estaba casi seguro de que vendría a por mí y acabaría de una vez por todas, me arrastre cada palmo que avanzaba era una agonía, pero todo mi ser quería recuperar a garra, me acerqué, un poco, un poco mas… por fin mi espada estaba al alcance, estire mi brazo, toque el pomo en forma de león, con un último esfuerzo alcance la empuñadura y la tome, entonces recupere la percepción del resto del mundo, y lo que escuche no me gusto…

    El sonido de las botas metálicas sobre el pasto apenas a tres o cuatro metros de mí, el familiar sonido de una armadura al acercarse, intente ponerme en pie pero no era posible “Lo haces mal” volví a escuchar –Quien eres- grite con frustración, con mi mano izquierda me apoye en el suelo y me levante, el solo hecho de hacerlo significaba uno de los peores dolores de mi vida y aun así sentía que debía hacerlo, poco a poco… poco a poco lo hice, una vez de pie mire mi peto, para mi sorpresa había resistido, pero en su centro tenía una deformación cóncava, ahí donde el martillo había impactado, respire hondo y di media vuelta, lo mas rápido que pude, ahí a unos dos metros se encontraba de pie sin moverse aquella mole, no parecía cansado y por supuesto no estaba herido, no le había alcanzado en ninguna ocasión, al ver que estaba de pie y mirándolo continuo la lucha. “El libro también se considera una arma de tu propiedad, por eso ha venido” Recordé esas palabras, dichas tiempo atrás por Tinchus, sin nada que perder sujete con mi mano izquierda el libro negro…

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    Uff al fin quedo como yo queria, tube que hacer algunas correcciones y sobre todo editar y agregar pero ya esta bounce cuidado con la luz fantasma digo la voz fantasma jeje Evil or Very Mad
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    Mensaje  Leobardo I Sáb Mar 31, 2012 5:19 pm

    Bueno he hecho una corrección a este cap, lo de las distancias, y vi otros errores, mañana los corrijo y aprovechare estas vacaciones para avanzar un par de capítulos, asi que esperen el desenlase de esta batalla en breve y el misterio de la voz...
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    Mensaje  Porto Sáb Mar 31, 2012 11:08 pm

    espero con ancias leo Wink
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    Mensaje  Leobardo I Lun Abr 02, 2012 8:03 am

    24. Una nueva arma, Mi maestra y el Creador

    Un sentimiento cálido se apodero de mi, una sensación de protección, de tranquilidad, ante aquella sensación cerré mis ojos y a mi cabeza llego una visión, un recuerdo, cuando los abrí me encontraba en un pastizal, no me resultaba familiar, pero el lugar era tranquilo, solo se escuchaba el sonido de la yerba al ser mecida por el viento, el aire estaba impregnado con un olor a sal, aquel olor de las zonas costeras. Frente a mí el terreno se elevaba en una pendiente poco pronunciada, en la cima de aquella pendiente se encontraba alguien, una mujer, con un vestido blanco, tras de sí el sol resplandecía con fuerza y me impedía ver sus facciones, su contorno era atractivo, y ante aquello comencé a caminar hacia ella, tras unos metros puede ver un mar, las olas creaban destellos al moverse y el cielo lucia despejado, en ese momento me di cuenta de que estaba cerca de un acantilado, pues aunque de manera muy leve se podía escuchar las olas romper más abajo, en un lugar fuera de mi vista, era un paraje muy hermoso, pero todo podría ser una alucinación causada por mis heridas, aunque ya no sentía dolor, aun tenia la armadura casi destrozada y a garra en mi mano derecha.

    Mis ojos estaban entrecerrados por la luz del sol tras aquella mujer, pero aparte de eso cualquier dolor era inexistente, en ese momento llegaron a mi algunas preocupaciones, tal vez había muerto, tal vez este era el paraíso, o la entrada a él, este entrenamiento era peligroso, se me había advertido pero el dijo que no me preocupara que me cuidaría… La mujer sonrió como si hubiera recordado un chiste y dijo algo, sus labios se movieron entonando una palabra, pero no escuche nada, –Quien eres- pregunte, la mujer movió sus labios de nuevo pero no escuche sonido alguno, avance un poco mas y pude ver mejor su rostro, era una mujer muy joven, de unos veinte años, su piel era aperlada, su rostro era redondeado, su mentón no era muy afilado, sus labios eran rosados y gruesos pero no demasiado, su nariz pequeña y no muy respingada, sus ojos del color de la miel clara y tenía un cabello castaño no muy liso que le caía a los lados de la cabeza para luego bajar por su espalda, su sonrisa dejaba ver unos dientes blancos bien alineados. Su vestido blanco de una sola pieza, era muy simple, llegaba desde su cuello hasta arrastrar en el suelo y tenía unas largas mangas que llegaban hasta las muñecas, al mirarlo detenidamente vi algo que me resulto increíblemente familiar, justo en el centro de su pecho bordado en hilo negro tenía un lobo.

    -Eres de la casa de los lobos- Ella se limito a negar con la cabeza –En donde estoy, estoy muerto- pregunte tranquilo pero dentro sentía una inquietud creciente, ella de nuevo negó con la cabeza –Dime quien eres, puedes hacerlo- la mujer bajo la cabeza como pensativa y luego me miro, su rostro mostraba una alegría nueva, de esas que tienes cuando has resuelto un problema, lo que hizo fue levantar la mano derecha y señalar mi cintura del lado izquierdo, bajé la mirada, sin darme cuenta aun estaba sujetando mi libro con fuerza –Quieres esto- pregunte confundido, ella junto ambas mandos cerradas y las separo lentamente, hacia los lados y al frente –Quieres que lo abra- pregunte aunque con la certeza de saber la respuesta, ella sonrió y asintió. Su rostro parecía el de alguien decidido así que me concentré para buscar las runas adecuadas y dije “Ábrete” en voz alta, las cadenas se separaron de mi cinturón y el cerrojo metálico se partió sin provocar sonido alguno –Ya esta, abierto- dije y levante e libro hasta la altura de mi pecho, al verlo ella me miro a los ojos –Saludos maestro- su voz era cálida, casi armoniosa, al terminar la frase bajo su cabeza en símbolo de respeto, –Mi nombre es Spakr Leiða- un nombre muy peculiar pensé, no me creía capas de pronunciarlo bien, al notar mi dilema ella agrego –En su idioma es La Guía del Sabio, o Aquella que Guía al Sabio- bueno mucho gusto pensé pero –Quien eres- pregunte –Soy su compañera, he estado a su lado desde que mi maestra me entrego a usted- Eso no podía ser, ella no podría ser… y como escuchando lo que pensaba añadió –Si puede ser, soy el libro negro de pastas de metal, una de sus tres armas, y estoy dispuesta a darlo todo por usted, si me lo permite- sopese esta nueva información, tres armas, ella es el libro –Donde estamos. Pregunte intentando con eso llenar los grandes huecos que había en todo esto –Este paisaje es un regalo de mi creador, pero no sé donde es que estamos, lo que sé es que puedo traer a mi maestro a este lugar para hablar con él, mientras me de permiso- era un paraíso verdaderamente –Quien es tu creador- pregunte apremiante –Con todo respeto no hay tiempo para eso en este momento, lo traje a este lugar para ayudarlo contra su enemigo, es fuerte pero no invencible, permítame ayudarlo- La mire y asentí –Para vencerlo hay que usar magia- al escuchar eso cambie mi expresión, y mi cabeza se lleno de dudas, recordaba a las voces y a aquella sombra –Se qué hay duda en su interior por usar la magia pero en ese momento no estaba a su lado, yo le ayudare a no sobrepasarse con la magia, le daré algo de poder y le avisare cuando debe detenerse- sus palabras y el tono de su voz me daban un poco de confianza –Lo que debe hacer es…-

    Abrí los ojos, mi enemigo estaba a dos metros y empezaba a caminar hacia mí, regreso a mí el dolor, mi respiración era débil pero de mi brazo izquierdo sentía una calidez que me hacia recuperar fuerzas, me concentre y dije dos palabras, no sé que significaban solo repetí lo que me había dicho Leioa, sentí como un poco de la calidez desaparecía y un casi de inmediato un hormigueó recorrió mi pecho y el dolor desapareció, no sé qué había pasado pero eso me quito un gran peso de encima, mi enemigo al escuchar mis palabras de detuvo, esperando que algo sucediera, al no ver nada continuo pero yo aproveche para retirarme un poco, lo siguiente era abrir mi libro, con una frase la placa de metal se soltó pero las cadenas se quedaron sujetas, -Bien hecho maestro, tenga cuidado con ese martillo, recuerda las palabras- un sentimiento de esperanza me invadió y sonreí –Si las recuerdo- esa mole se acercó a mí un poco extrañado pues estaba hablando solo, mire de reojo a Tinchus y el también estaba sorprendido y expectante, parecía muy entretenido conmigo y lucia como siempre una sonrisa en el rostro –Ahora maestro- al aviso pronuncie lo mas rápido que pude las palabras, siempre teniendo cuidado pues me advirtió que un error podría costarme, eran tres palabras y al terminar con la ultima garra comenzó a vibrar, la mire y los símbolos en ella comenzaron a moverse como con mi anillo, hasta que se unieron en lo que parecía dos líneas que iban de un lado a otro por la hoja entrecruzándose en el centro cada cierta distancia, ambas terminaron en la punta de garra y en ese momento un brillo azul y gris salió de ellas, el brillo cubrió toda la hoja y garra se volvió extremadamente ligera, era como sujetar un pedazo de madera seca, mi enemigo miro a garra con recelo pero siguió avanzando y cuando estuvo a alcance lanzo un ataque de arriba a abajo, justo hacia mi cabeza, con un movimiento ligero trace un arco de abajo hacia arriba, golpeando el martillo en el mango, para mi sorpresa garra continuo, cortando el acero negro como mantequilla hasta partir el mago en dos, la parte contundente salió volando tras de mí y el mango alcanzó a rosar mi armadura pero no me daño, yo como mi enemigo estábamos estupefactos, el miraba fijamente lo que quedaba de su martillo con una expresión de dolor y resentimiento, yo por el contrario lo miraba con sorpresa y fascinación –Ataque es su oportunidad- sin contestar moví a garra y la puse en horizontal atacando con una estocada al pecho de mi enemigo, el no hizo ademan de cubrirse, aun miraba su martillo de guerra destruido, garra entro sin esfuerzo por su pecho, era como si la coraza no existiera, la hundí acercándome a él atravesándolo de lado a lado, en su rostro se formo una mueca de dolor y por su boca empezaba a salir sangre, tenía que mirar hacia arriba para verle la cara, el bajo la mirada hasta cruzarse con la mía, soltó el mango y me sujeto por el brazo con fuerza, me miraba con un odio más grande a cualquier otro, con voz entrecortada dijo –Kunna Jotunn Vega- en su armadura relucieron en color naranja y rojo aquellas marcas que tenia, bailaban como las marcas de garra y en un instante el brillo azulado de garra se apago, -Aléjate de el- escuche gritar a Leioa, me debatí para liberarme, pero su agarre era demasiado fuerte, las marcas continuaron haciéndose mas y mas brillantes, la luz comenzó a emanar de toda la armadura, entonces lo único que escuche fue un grito de Tinchus –Detente- y todo se volvió obscuro.

    –Como se te ha ocurrido ponerlo a pelear contra el- escuche a lo lejos –No pensé que ocurriría esto- las voces sonaban distorsionadas, me dolía la cabeza y el cuerpo en general –Claro para ti todo es seguro- era la voz de una mujer, resultaba familiar de algún modo –Leo estas bien- abrí los ojos, pero la luz me segó unos instantes –Mira ya ha abierto los ojos, no le ha pasado nada- esa era la voz de Tinchus, pero quien era la mujer, parpadee un par de veces hasta que mis ojos se acostumbraron a la nueva luz que recibían y justo frente a mí a unos centímetros estaba la cara de una mujer, era la mujer que habían conocido en la sala de los Juicios, su nombre era Serena, una de las pocas mujeres en el Gremio –Estas bien- asentí sin fuerzas –Me alegro, estuviste cerca de el fin tienes mucha suerte- me ayudo a incorporarme y mire alrededor, la zona de entrenamiento antes cubierta de pasto ensangrentado y cadáveres, ahora solo era una mancha negra, a unos metros de mi había una zona de tierra que parecía escavada recientemente –Si me encuentro bien, que ha pasado- pregunte confuso y sorprendido –Lo que pasa es que te has metido con el martillo de Kunna- dijo Tinchus –Es muy apegado a él, desde que se lo regalo aquel hijo de Odín, así que perdió el control y uso su último recurso contra ti- es una clase de magia que destruye todo lo que este cerca de él- respire hondo intentando pensar en lo que había pasado, cuando llego a mi mente la voz de Leioa –maestro perdón, no me di cuenta a tiempo, por cierto no necesita decir nada solo piense la respuesta y yo la sabré, así nadie escuchara nuestra conversación- como hare eso, pensé –Exactamente así- dijo ella, “es extraño pero sencillo a decir verdad” –Si lo es, nos servirá en la siguiente batalla-. –Como es que salí con vida- Tinchus me miro y sonrió –Yo te salve-rió un poco y continuo–Te lo prometí no es verdad, siempre cumplo mis promesas-, en ese momento me di cuenta que solo tenía puesta una que otra pieza de armadura, mire a mi alrededor de nuevo y vi mi coraza hecha pedazos, también esparcidas aquí y allá había piezas de armaduras varias, pero mis hombreras, mis coderas, mis guantes y otras piezas de mi armadura no estaban –Te das mucho crédito Tinchus- dijo Serena en tono severo –Es verdad Serena fue la que hiso la mayor parte, curo tus heridas, reparo tus huesos rotos y eso- Serena lo miro y como dándose por vencida se congio de hombros –Bueno que más da, será mejor que lo lleve a la torre y vea mejor sus heridas por si se me escapo algo- Tinchus asintió –Bueno Leo es todo por hoy, mejórate y estate listo para la siguiente sesión- sin esperar a que contestara Serena me toco el hombro y en un segundo estábamos en una gran sala iluminada por la luz del sol, la cual entraba por unos enormes ventanales, ese lugar estaba bien cuidado, había mucha limpieza y orden salvo por un par de mesas con libros abiertos sobre ellas y objetos que nunca había visto, junto a las paredes había grandes estanterías que llegaban hasta el techo el cual estaba a unos siete u ocho metros de altura, estas tenían tanto libros como pergaminos bien enrolladlos –Donde estamos- pregunte con curiosidad, Serena se levanto, limpio su vestido, este era de un vede obscuro muy reluciente –en mi sala privada, dentro de la torre del conocimiento, la edificación más alta de todo el rincón de los sabios, y tu lugar de estudio en las artes de la magia- Al ver mi cambio de expresión continuo –Soy consciente de que debí presentarme antes pero mis estudios hacen que el tiempo muy rápido y no había tenido tiempo, soy tu segundo maestro, yo te enseñare sobre la magia, aunque por lo que vi hoy ya la utilizas aunque muy imprudentemente- “Ella tiene un libro como yo” de pronto un sentimiento extraño invadió mis pensamientos –Así es yo tengo un libro, aunque ni de cerca es como el tuyo- mis pensamientos se volvieron confusos, un caos lo cual me causo un pequeño dolor e hizo que llevara mi mano izquierda a mi cabeza –Lo siento, no pude resistir entrar en tu mente, aunque a tu libro no le ha hecho gracia- la confusión desapareció casi de inmediato –Lo siento maestro, tuve que hacerlo para protegerlo- entonces Serena continuo hablando –Tu libro es interesante, sé que no comprendes que acaba de pasar pero te lo explicare en términos sencillos, todo mago que se respete tiene control de su mente, y llega a un nivel tan alto que pude entrar en la mente de los demás, incluso controlarlas, yo entre en tu mente y tu libro la lleno de recuerdos confusos para detenerme, algo muy útil es que te haya defendido, pero yo te enseñare a defenderte solo, por cierto hace cuanto hiciste el pacto- Ese era una lluvia de experiencias, respire hondo y me puse de pie, entonces me di cuenta de que aun tenia a garra en la mano, los símbolos había regresado a puntos aleatorios, diferentes a los de la última vez que la vi, la gire y una vez me estuve seguro de que no estaba dañada la enfunde –Donde está tu libro- dije sin ganas de preguntar por ese pacto, ella llevo su mano a la cadera izquierda y dijo –synlig- en un instante una cuerda de oro apareció en su hombro y donde tenía su mano, un libro blanco de lo que parecían ser paginas doradas surgió de la nada –Este es mi libro, siempre lo traigo conmigo pero no me gusta mostrarlo- creo que entendía el por qué, si yo fuera un campesino creería que ese libro en lugar de paginas tenía una gran barra de oro, y que ladrón no quisiera apoderarse de ese botín, además al ser una correa de oro también y no estar sujeta a nada, podría robarse de manera sencilla –Es… bonito- ella me regalo una bella sonrisa –Verdad que sí, es mi tesoro más preciado, su nombre es Fred Gull, en nuestro idioma es Paz Dorada, o paz de oro- parecía muy emocionada y feliz de contarme eso –Cual es el nombre del tuyo- lo pensé un momento y antes de que abriera la boca Leioa hablo –No se lo cuentes amo, es peligroso- eso me trajo indecisión y Serena se percato –No te obligo a decírmelo sé que no le gusta la idea a tu libro pero somos camaradas, no veo nada malo en saberlo, además yo te dije el del mío, es injusto que no me digas el del tuyo, verdad Gull- la parte dorada de su libro comenzó a derretirse, como si fuera queso fundido, el oro ahora liquido fue como succionado por las pastas y unas hojas blancas quedaron al descubierto –Me parece lo más justo- la voz era tranquila, no como la le mi libro, esta sonaba mas como la de un viejo, tranquilo y sabio –Es su decisión, amo lo que desees por mi está bien- Serena al notar mi indecisión concluyó –Piénsalo, si quieres decirlo me lo dirás, llegado su tiempo por ahora siéntate aquí para revisar tus heridas- dijo señalando una silla cerca de una de las mesas, esta era de madera rustica igual que las mesas, aunque al no ser experto en madera no sabía qué tipo, era una madera obscura, aunque el artesano había hecho un gran trabajo y estas tenían grabados visibles en casi todas las superficies.

    Durante cerca de una hora estuvo recitando hechizos a mi lado, me tocaba el abdomen, las piernas o los brazos, a cada hechizo me sentía mejor, una molestia menos a cada ves, en una ocasión, al examinar mi pecho se detuvo abruptamente, me miro y me hecho un sermón de cinco minutos sobre el por qué no debía curarme de esa manera, que manera era no tenía ni idea, aunque leioa se disculpo conmigo por eso, al parecer el hechizo que recite cerro las heridas y quito el dolor, pero no reparo los músculos ni los huesos a como se debía y había que hacer un trabajo laborioso para arreglarlo, no tenía idea de que hablaba hasta que comenzó a repararlo, durante cerca de cinco minutos el pecho me hormigueo, y mis huesos tronaron, eso ultimo fue lo más molesto e incluso doloroso, tras lo que a mí me pareció una eternidad, se alejo de mi y como mirando una obra de arte dijo –He terminado, no te queda ninguna herida grave, las que quedan se curaran para mañana o pasado, aunque esas heridas no tendrán mucha repercusión en tu cuerpo- me levante y estire mi cuerpo –Muchas gracias- me miro una última vez y asintió –Puedes explicarme algo- ella camino hasta el lugar en el que había amontonado las piezas de mi armadura, había terminado quitándomela para no estorbar su labor, apunto con su mano y tras unas breves palabras estas desaparecieron –Que cosa- camino hasta la mesa más cercana, sobre ella había una jarra de arcilla, y algunas copas –Te apetece algo de agua- sin esperar a que contestara comenzó a servir el contenido de la jarra en una copa –Si gracias, a que te referías con pacto- pregunte interesado, ella termino de servir agua en dos copas y me miro –Me refería al pacto con tu libro, porque habéis hecho el pacto no- mas que pregunta era una afirmación, se acercó a mí y me dio una de las copas –La verdad es que no, no sé de qué pacto hablas- me miro extrañada pero más que eso confusa –Como que no has hecho el pacto, interésate no crees Gull, puedo ver de cerca tu libro- sin esperar respuesta se coloco a mi izquierda y se puso en cuclillas –Pastas negras, cerrojo de plata y bordes de hierro, no había visto ni leído de ningún libro así- tras unos segundos se levanto y camino hasta una estantería que estaba tras la mesa donde sirvió el agua, esta era más pequeña que las demás, de solo dos metros de altura y pocos metros de ancho, además estaba menos surtida que las otras, esta tenía pocos libros por nivel, pero eran libros grandes, y parecían de importancia –Porto tiene uno negro no- dije intentando comparar mi libro con el suyo –Es cierto el de porto es negro, y está atado con cadenas como el tuyo pero su cadena la lleva al hombro como el mío aunque eso no tiene mucha relevancia, lo raro son el broche, y los bordes de hierro, no es normal, además de las hojas, los libros negros tienen hojas negras, las del tuyo son blancas- tras buscar por la estantería, saco un libro pequeño a comparación con los demás, de pastas de cuero cafés claro, de unos treinta centímetros de alto por unos veinte de ancho, aunque su pequeño tamaño lo compensaba con grosor, seguramente tendría mil páginas o más, lo deposito en la mesa y quito la gruesa correa que lo cerraba, lo abrió justo por el medio y tras pasar unas páginas dijo –aquí esta, los libros del mago- yo me acerqué a la mesa por el lado contrario y mire hacia el libro y pregunte –Los libros del mago- parecía muy entretenida con el contenido –Si, solo hubo en el mundo un mago capaz de crear estas maravillas, se hacía llamar Spakr áss ósea el Dios Sabio, el se dice que su conocimiento en la magia era tal que descubrió como ser inmortal y como poseer energía ilimitada, por eso se convirtió en un dios, su poder era tal que podría haber dominado al mundo, o destruirlo si hubiera querido, pero para él la vida era estudiar, así que tras muchos siglos decidió impregnar todo su conocimiento en un libro, obviamente no lo consiguió, así que dividió su conocimiento en quince tomos, en cinco puso su conocimiento de la destrucción y la guerra, estos libros son negros, en otros cinco su conocimiento para la paz y el crecimiento, estos son blancos, y por ultimo sus conocimientos sobre la tierra y los seres vivos, su creación y su manipulación, estos son de pastas de acero, todos estos son en realidad bóvedas, que protegen un alma, creada por el mago para guardar su infinito conocimiento… El que tú tienes es como una combinación de estos tres, o puede que lo creara otro mago, cosa que me parece improbable- regreso la vista al libro y continuo hojeándolo –Ella está equivocada amo, soy creación de Spakr ass – eso ultimo lo dijo con infinito orgullo, estaba claro que le gustaba ser lo que era –Te equivocas mujer, yo también soy creación del gran maestro, su grandeza no creo quince hermanos como tú dices, creo dieciséis- estabas parecía que Serena escuchaba lo que decía mi libro –Dieciséis como puede ser en este libro…-. –Ese libro no lo escribió el gran amo, es seguro que tiene errores- su voz aunque cálida mostraba algo de enfado, entonces Gull intervino –Es cierto ama, hay dieciséis hermanos- Serena levantó la mirada y me miro incrédula, yo por mi parte entendía más bien poco de aquella conversación, al menos había captado que no eran quince sino dieciséis y que eran la creación de un hombre que era o se creía dios –Bueno son dieciséis y tu eres uno de ellos pero de qué familia o grupo eres- de nuevo Gull hablo –Ella es la favorita del gran amo, en ella se guardan conocimientos de todos los grupos, además de eso ahí se esconden los grandes secretos –Que secretos- pregunte intentando tener protagonismo en la conversación –Los secretos de la magia y de la vida que el gran amo descubrió, quien lo posea puede llegar a tener los mismos poderes que el gran amo- “eso es posible Leioa” pregunte con curiosidad –Si amo, pero no es fácil- Serena cerro el libro y le ato la correa de cuero firmemente –Por que no es fácil- pregunto con premura –Porque para acceder a ellos se debe tener quince llaves, y esas llaves son nuestros hermanos y hermanas- concluyó Gull, la cara de Serena dejo de ser seria y formo una sonrisa –Uf que cerca, lo malo es que solo conocemos el paradero de tres de los quince que se necesitan- un tercero, no me costaba nada preguntar –Quien tiene el tercer libro- Serena guardo el libro de cuero en la estantería y dijo –Fistan- El era uno de los cuatro guardianes del Gremio, aquel que me lanzo el rayo con su hacha –Y que tipo de libro posee- regreso junto a la mesa y tomo un sorbo de agua –Es uno de hierro- ni un segundo antes de que terminara continúe –Como se llama- estaba muy interesado en los libros después de todo lo que había oído –Eso es personal, tendrás que preguntarle si quieres saberlo, no soy quien para darte esa respuesta, por otra parte como se llama tu libro, te has decidido ya- pregunte a leioa sobre el tema una última vez, esta al escuchar la vos de Gull confiaba mas y lo dejo otra vez en mis manos, aunque su actitud era más tranquila al respecto, después de decir su nombre Serena lo medito un momento y dijo –Muy adecuado para el libro que eres- a leioa le gusto mucho el cumplido…

    –Bueno regresando a el tema del pacto, como es posible que no lo hayan hecho aun- pregunto en un tono severo –Mi amo no está listo aun- no entendía de que iba el pacto y eso me intrigaba mucho –Entonces como es que están conectados, como es posible que estés hablando ahora mismo con nosotros- sus preguntas eran tajantes –Mi amo estaba en peligro, debía ayudarlo es mi deber- Serena pareció entenderlo –Pero aun hay que realizarlo verdad- esta vez su tono era más normal –Si aun no está completo, estamos en un estado muy precario, nuestra unión es inestable, de haber sido mejor ese hombre no nos hubiese hecho daño- sus palabras eran sinceras y llenas de orgullo –Y que piensan hacer entonces- pregunto –Mi amo aun no está listo, no resistiría una unión completa, deberá esperar- Serena asintió como si Leioa pudiera verla y dijo –Bueno me toca enseñarte lo suficiente para que puedas entablar conexión con ella, ya te explicare con mas detalles como y para qué es el pacto, por ahora regresa a casa y descansa- bajo la mirada a la mesa buscando algo, pero me miro de golpe y agrego –Una última cosa, la magia no es como el combate, para ella tendrás que venir aquí todos los días, o la mayoría de ellos, se necesita de tiempo para tu instrucción, y no es algo que puedas practicar lejos de mi al menos no por ahora, ven a este lugar todas las tardeas después de hacer tus quehaceres diarios, es muy seguro que me encuentre también aquí- sin más que decir regreso a su tarea de búsqueda, pero se me plateo una duda, antes de abrir la boca en mi mente resonó la voz de leioa –Yo lo recuerdo maestro, es la torre del conocimiento- “es bueno tenerte a mi lado” –Gracias maestreo- sin más que decir me despedí y regrese a mi cuerpo…

    -------------
    Bueno pues lo prometido es deuda, descubrí algo malo y algo bueno, mi auto corrector de palabras me cambia voz por vos, por una razón que no entiendo, así que ya tengo una palabra mala, si se dan cuenta de que repito mucho un error avisarme para agregarlo a mi lista de errores por word xdd.

    Otra cosa siii mi libro es una sexy muchacha, las que me voy dar con ella, xddd, por sierto porto no se si hacer que tu libro sea una muchacha sexy, una vieja o un hombre, que prefieres (creo que se la respuesta bounce )

    Una ultima cosa, había estado usando nórdico antiguo para las palabras mágicas, pero al buscar me tope con el problema scratch de que no es muy surtido ese lenguaje study así que en este cap, use también noruego pues es el que mas se acerca a ese idioma según yo jeje
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    Mensaje  Porto Lun Abr 02, 2012 2:26 pm

    leo mi libro es un hombre... aunque no es lo que piensas.. ya que mi libro fue la primera versión de libros oscuros de la guerra por lo que es muy viejo y grueso.. así que de describir su forma seria un hombre grande, con cicatrices por que incluso el tiempo hace cicatrizases en la magia Wink y recuerda que ya sabes el nombre de este
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    Mensaje  Leobardo I Lun Abr 02, 2012 10:26 pm

    Porto no distorsiones mi mundo xdd, se el nombre de tu libro, y claro que sera hombre si así lo quieres, los libros de guerra son rudos, los de la paz son sabios y aun no pienso en la personalidad de los de hierro... Pero algo que no puede ser es lo de la primera generación, no hay segunda generación así que no se necesita poner primera, fueron creados por un único propósito y relativamente al mismo tiempo, aunque crear un alma es tarea difícil y lenta bounce

    Editando

    Solo puedo decir una cosa, No jodas xdd, pues ayer en la noche me di la tarea de ver en google maps el territorio de Francia para continuar mi histiria y resulta que el valle que describo como la capital de mi reino si existe, no igual al que yo describo totalmente pero si muy parecido, repito no me jodas xdd, are algunos cambios a la batalla de burdeos ya que es una ciudad bordeada por un río, y si sigues ese rió hacia el interior de Francia llegas a un lugar en el que se une a otro, es una clase de valle rodeado por dos ríos y flanqueado por una montaña, el parecido es muy grande, aunque este río tiene 180 metros en su zona mas corta... seguiré viendo el mapa de Francia y así sera todo mas realista jejee

    Edito

    jeje Porto elije un numero del 1 al 15... cual es tu favorito???
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    Mensaje  Leobardo I Sáb Mayo 26, 2012 3:24 pm

    Próximamente en La casa de León

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    Mensaje  Porto Sáb Mayo 26, 2012 9:22 pm

    excelente video leo Smile
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    Mensaje  Leobardo I Dom Mayo 27, 2012 1:53 am

    jeje y como se llama el vídeo la guerra se acerca muahaha XD
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    Mensaje  Porto Dom Mayo 27, 2012 1:36 pm

    pero es un video hecho con imagenes de 3 juegos online XD
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    Mensaje  Leobardo I Dom Mayo 27, 2012 2:37 pm

    es correcto mi estimado, lo encontré buscando vídeos sobre batallas y luego veo a ese guerrero de espada brillante y a tu avatar y digo bueno esto si que es suerte XD
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    Mensaje  Leobardo I Jue Abr 04, 2013 5:07 am

    25. La primera Clase

    Me despertó el sonido de mi puerta al abrirse, unos pasos ligeros pasaron por el umbral y se acercaron a la ventana más cercana, dejando la puerta cerrada tras de sí, casi era evidente de quien se trataba, pero para estar seguro entre abrí mis ojos, el intruso abrió casi al mismo tiempo las cortinas y la luz del sol me cegó, solté un quejido de protesta pero aquel intruso continuo hasta abrir todas las cortinas, tras unos minutos decidí que era inútil pelear y abrí mis ojos, a un par de metros de mi cama, en una mesa que serbia para atender a visitas privadas y de escritorio estaba Ángela, cogía papeles y libros de cuentas que había dejado regados el día anterior, y los ordenaba de la mejor manera en estanterías cercanas, como de costumbre lucia una camisa de lino bajo su chaleco de cuero, unos calzones y botas de soldado, muchas veces discutimos por aquella vestimenta pero ella siempre replicaba que le era mas cómodo para sus prácticas, era demasiado tozuda en ciertos temas, así que me rendí y deje que llevara lo que le pareciera. Aquella vez cuando demostró su talento con el arco, muchos hombres se interesaron por ella, pero ahora no era muy popular, diría que a los hombres no les atraía una mujer con pantalones que además era mas hábil que ellos en el arco, desde mi punto de vista aunque como repito no me gustaba su vestimenta siempre sentí una atracción por ella, su cara era muy bonita, sus dientes blancos y alineados, algo raro en una campesina, y su largo cabello era lo que más me gustaba, en el año y medio que había estado a mi cuidado, habíamos hecho una buena amistad, así que ningún hombre se atrevía a hablarle de mal modo, al menos en mi presencia, era seguro que habría cotilleos entre los hombres y mujeres del pueblo pero no podía evitarse.

    -Buenos días- dije mientras me levantaba –Buenos días señor- aunque nos llevamos bien ella nunca abandonaba su respeto hacia mí, “usted es mi señor” siempre replicaba cuando le pedía que me tratara con mas familiaridad, pero al menos compartía mi mesa y si se lo pedía me acompañaba por el pueblo –Que hora es- pregunte mientras me lavaba la cara –Media mañana, como me ordeno- el día anterior había tenido muchos problemas, la batalla contra ese guerrero de armadura negra, y la presentación con mi maestra de magia Serena, por ese motivo ordene que me despertaran mas tarde de lo habitual y que los peticionarios del día serian atendidos después de medio día, habría querido que Daniel se ocupara de eso pero él se negó alegando que la gente pensaría que estaba indispuesto y eso a mi edad no sería bien visto, ciertamente tenía razón con dieciocho años me sentía en la cúspide de mi vida, y aunque los aldeanos y demás peticionarios no pensaran en enfermedad se les vendría a la mente la pereza que era algo peor visto en los tiempos que corrían. Con mi cara seca y mi cabello un poco húmedo volví a mi cama y me senté, en esos momentos
    Ángela buscaba algo de ropa limpia en uno de los grandes armarios de mi habitación, esta era cuando menos tres veces más grande que la de aquel mercader en el que me hospede cerca de seis meses, tenía dos pares de ventanas que daban una a la plaza y otra al patio interior, dentro tenía algunas estanterías a medio llenar con libros y pergaminos, algunos tinteros y otros utensilios que me ayudaban a llevar las cuentas, tres grandes armarios guardaban las diferentes vestimentas para cada ocasión, tenía a demás una gran chimenea que podía encender en los días de frío, de lo cual daba gracias, el diseño era muy simple cuatro paredes formando un rectángulo, pero me agradaba que fueran de piedra y no de madera como mis antiguas posesiones, el techo y el piso si eran de madera pero me agradaba, este lugar estaba en el segundo piso de la casa, había dos puertas una daba a mi baño privado, provisto de una gran tina de madera y una letrina, la otra a una antecámara en la cual dormía mi escudero y me perro favorito, un husky siberiano llamado Lobo, un animal traído de tierras lejanas, regalo del padre de mi escudero, un noble prominente de mis tierras. El había doblado la rodilla pasando a ser mi segundo vasallo, entre sus posesiones se contaban tres aldeas, un pueblo y un castillo a medio construir al este de mi capital. Una condición interpuso para su sumisión, era bastante obvio, que el mantendría control pleno en sus tierras, algo que concedí sin reproches pues el acudió voluntariamente a mi casa, a cambio yo tomara a su hijo, un chico de doce años, como escudero personal, ambas peticiones parecieron justas, y tras una gran ceremonia y unos días de banquetes regreso a sus tierras.

    Una vez vestido, me abroche mis armas a la cintura y salí por la puerta, la antecámara era mucho más pequeña que mi habitación, pero aun así tenia buen tamaño, había un ropero, una mesa y una cama junto a la cual lobo estaba echado, levanto la cabeza y tras reconocerme se acercó a mi meneando la cola, era un bello animal, la parte superior se su cuerpo era negra y la inferior blanca, haciendo una bella combinación, su pelo lucia bien cuidado, pero lo que más me llamaba la atención eran sus ojos azules, unos ojos nunca antes vistos por mí en un animal. Me incline y le rasque tras las orejas algo que le gustaba mucho –Buen chico, buen chico- le dije y mirando a Ángela pregunte –Donde esta Aaron- ella se inclino para tocar a lobo, no se atrevía a acercársele estando sola, aunque era obvio que lobo le tenía afecto –No lo sé, cuando llegue el ya no estaba- Aaron era un buen chico pero le gustaba meterse en problemas, ya fuera haciendo bromas a los guardias, o asustando a las cocineras, siempre se las arreglaba para hacer enfadar a los sirvientes, algo que no era buena idea, ya se daría cuenta. Salimos de la habitación, fuera había dos guardias como de costumbre, al verme me saludaron –Busca a Aaron, lo quiero en el comedor lo antes posible- ordene a uno de ellos, el cual se limito a asentir y se marcho, el otro nos acompaño hasta el comedor un lugar amplio con chimeneas a los lados, en el cual había dos largas mesas, paralelas una de la otra, las cuales podían soportar poco mas de cien comensales y otra más pequeña perpendicular a estas, destinada para los señores, en ese momento del día el comedor estaba vacío, aunque no muchos tenían permiso de comer ahí, solo los oficiales, caballeros y hombres importantes o amigos míos, el guardia se retiro a hacer sus rondas o a las cocinas para comer algo, mientras nosotros nos sentamos en una de las largas mesas…

    Ordene pan recién hecho, huevos y tocino, Ángela pidió una porción menor de lo mismo –Que pasó ayer- pregunto con curiosidad –Porque lo preguntas- me miraba algo extrañada –Pues, porque lucia mal, nunca lo había visto así- la mire y sonreí –Nada grave, el entrenamiento fue un poco duro- hacia un par de meses que le había contado algunas cosas sobre las tierras cambiantes, y aunque al principio no me creyó, termino aceptándolo al darse cuenta que mi manejo con la espada mejoraba súbitamente de un día a otro, después de lo entrenamientos con Tinchus, le hable sobre las tierras cambiantes y el gremio, pero no había profundizado mucho, no sabía hasta que punto era secreto aquello, solo me limite a detalles poco precisos –Entiendo, pero… está bien- dijo algo nerviosa –Si estoy perfecto, un poco cansado eso sí, pero nada mas- al darse cuenta de mi sinceridad, sonrió y continuo comiendo, durante ese tiempo hablamos de temas poco importantes, algún rumor o cotilleo de el pueblo y poco más… Antes de terminar mi último bocado Aaron entro por la puerta seguido por el guardia, se acercaron a mi por el lado opuesto de la mesa, el guardia se planto frente a mí, esperando alguna orden –Puedes retirarte- dije de manera jovial, al guardia pareció gustarle mi tono, hizo una reverencia y se retiro. Aaron era un chiquillo de pelo castaño, piel blanca y ojos color cafés obscuro, su complexión era más bien delgada, un poco alto para su edad lo cual le daba algo de fuerza para realizar las tareas de un escudero –Donde estabas- pregunte, el tenia la mirada clavada en el piso, era natural pues la mayoría del tiempo estaba castigándole por su comportamiento –En los patios, señor- satisfecho con la comida retire mi plato y me recargue en el respaldo de mi silla –Que hacías en los patios- lo miraba fijamente y él lo notaba, eso lo ponía nervioso y hacia que su porte de niño noble casi desapareciera –Estaba con el hijo del caballerizo- dijo con un hilo de voz, en la casa había pocos menores y el hijo del caballerizo que también era su aprendiz le servía de compañero de juegos, siempre y cuando este no estuviera ocupado en sus tareas diarias –No te habas metido en problemas otra vez, verdad- mi tono era más en broma que enserio pero el niño aun no tenía mucha confianza en mí y siempre estaba nervioso, era normal, al menos eso esperaba, solo tenía dos meses con nosotros, pero muy obvio era que extrañaba a su familia –No señor- Ángela que también había terminado, tomo los platos, los apilo y se los llevo a la cocina, era trabajo de los sirvientes pero a ella le gustaba ayudar en todo lo que podía, algo que resultaba muy útil para que su popularidad no cayera mucho más de lo que había caído…

    Después de mandar a Aaron a atender sus instrucciones, me retire a la sala del trono, ciertamente mandar a ese pobre chico con sus instructores, generaba en mi sensaciones tanto de venganza como de compasión, al final mi padre había hecho mi mismo conmigo y ciertamente no me había gustado, pero quería un futuro vasallo tanto leal como capaz, no tenia opciones, si dejaba que estuviera con su familia su padre seguramente me traicionaría a la primera oportunidad, algo no muy raro en estos tiempos tan críticos, todos los días llegaban a mi capital refugiados del norte, donde se decía que se libraba una gran guerra, realmente yo no tenía muchos conocimientos de eso, pero las historias que nos contaban los grupos que llegaban hablaban de sangrientas batallas y ciudades totalmente en llamas, fuera lo que fuere en esos momentos no tenía mucho interés para mi, pues estaba muy lejos de mis fronteras como para que me afectara directamente, realamente me estaba beneficiando pues llegaban grandes cantidades de mano de obra, vitales para la construcción del castillo y la atención a los campos hacia tiempo abandonados…

    Y por fin después de una agotadora tarde atendiendo a los peticionarios, llego el momento de mi primera clase, entre a mis aposentos antes de que el sol se perdiera en las montañas y ordene que no se me molestara, me deshice de mis ropajes finos, cambiándolos por una camisa de lino y unos calzones, coloque la espada y el libro junto a mi armadura, me recosté en la cama, “Es una habitación muy acogedora” pensé, acaricie mi anillo cerré los ojos y dije en ese idioma tan peculiar que ya manejaba como si fuera el natal –Torre del conocimiento-. Ni un segundo paso cuando ya estaba en ese lugar tan luminoso y acogedor, una infinidad de estantes me rodeaban, todos acomodados a manera que formaban un sinfín de pasillos, todos a rebosar de libros, unos grandes, otros pequeños, se podría encontrar libros de todo el arcoíris, mire los alrededores, en esta sala también había esos cristales que vi en el castillo de Odín, eran el por qué de aquella luminosidad, pues en esa sala no estaban presentes las grandes ventanas que había visto ayer, la habitación era enorme, era una gran cámara, el techo estaba al menos a diez metros del piso y las estanterías se empotraban a él, realmente llamaban mucho la atención esos cristales, era como si estuvieran en estado natural enterrados de manera aleatoria y en ángulos distintos en la piedra. Desde uno de los pasillos salió Serena, sujetaba un enorme libro, de pastas de cuero grueso abierto de par en par, por el cual mostraba mucho interés, se acercó a mí y sin mirarme dijo –Hola estaba esperándote, sígueme- me guio por esos pasillos, tantos libros y tantas estanterías hacían que pareciera más bien un laberinto, pero ella no dejaba de leer aquel libro, giramos una vez otra vez, y sin esperarlo surgió una parte amplia con mesas, en la cual no había estanterías, era como un descanso entre aquella laberíntica biblioteca, Serena cerro el libro y me miro por fin –Bien aquí será donde estudies la magia, al menos lo teórico- dijo señalando una mesa amplia con libros apilados, caminamos hasta ella y señalando un libro de grandes dimensiones –Este libro es muy interésate, quiero que lo leas al completo- Las dimensiones del libro ya hacia surgir ganas de guardarlo para que acumulara polvo, ella pareció notar mi actitud, se paro frente a mí y me toco la frente un dedo, recito unas rápidas palabras en un idioma desconocido y dijo –No te iras de aquí hasta que no hallas leído ese libro por completo, está en un idioma desconocido para ti, pero aquí están todos los libros que necesitas para descifrarlo- realmente no sentía ningún cambio en mi así que pregunte –Que me has hecho- ella sonriendo dijo –Nada que puedas entender, lee el libro y en un tiempo podre explicártelo- sin decir nada mas dio media vuelta, abrió de nuevo el libro y se perdió entre las estanterías.

    No sabía realmente que hacer, llegue con ganas de aprender hechizos, pero solo me había dicho que leyera y no era un fanático de aquello, aun así ella era la maestra, no replique y me senté frente a aquel gran libro, sus pastas eran gruesas, de cuero, tenia grabados muy llamativos en oro y plata, un libro muy decorado, al ambos lados dos pilas de libros de diferentes tipos y tamaños estaban apilados, al menos diez libros algunos de un grosor parecido al que tenía que leer. Acerque el gran libro a mí y lo abrí por la mitad, la escritura era muy buena, una bella escritura, muy elaborada, pero las letras eran desconocidas para mi, tenían formas extrañas, lo abrí de manera aleatoria en algunas ocasiones pero era demasiado para mí, me recargue en el respaldo de mi silla y observé el lugar, pero casi al instante sentí como un latigazo y mis ojos habían vuelto al libro abierto frente a mí, mire a mi alrededor pero se repitió lo anterior, estaba confundido y asustado pero recordé las palabras extrañas de Serena, debía ser eso, al parecer no tenia opción, cerré el libro y comencé por el principio como tenía que ser, una hoja en blanco encontré después de la pasta, después una portada, escrita en ese idioma extraño, mire los libros apilados, los lomos quedaban de tal manera que podía verlos y en ellos vi escritura que reconocí, al menos cuatro estaban escritos en nórdico, la lengua que conocía yo, un libro de pastas rojas citaba “Compendio de la lengua Nórdica obscura” al examinarlo, descubrí que era lo que hablaba, -al fin- dije para mis adentros, ese no era más que un libro que explicaba el uso de cada palabra del Nórdico a la lengua común, tras un par de minutos encontré palabras que no conocía del Nórdico, estas eran palabras que no podrían traducirse a la lengua común pero con lo que conocía del Nórdico, pude entenderlas, después encontré otro que me pareció más útil en este se podía leer “Compendio de La lengua Antigua Tomo I” descubrí otros cuatro tomos de esta, un grupo de libros exageradamente grandes y gruesos para ser una herramienta de traducción, al menos eso pensé al principio.

    Empecé con el título, este estaba compuesto de palabras que traducidas al Nórdico no tenían traducción a la lengua común, algo curioso, pero básico pues descubrí que cada palabra que no tuviera traducción a la lengua común no era conocida por mí, en otras palabras la estatua no me la había enseñado, después de un par de minutos, pude descifrar las tres palabras del título “Los Cuatro Reinos” me sentía orgulloso de mi mismo, pero la siguiente pagina estaba totalmente llena de palabras, todas nuevas para mí, me descubrí a mi mismo buscando tinta, papel y pluma, que afortunadamente estaban a la mano, y comencé a traducir, en resumen, escribía la palabra que no conocía en un pergamino, la buscaba entre los libros y la traducía al Nórdico y en algunas ocasiones traducía esa palabra también, poco a poco llene hojas y hojas de pergamino, traducir la primera pagina fue un infierno, no sé cuantas horas tarde, pero lo que descubrí también es que mi vista no se cansaba, siempre estaba inmersa en los libros, tampoco me daba habré, supuse que todo eso tenía ese hechizo, pero no lo entendía y podía ser que hubiera más cosas… Poco a poco mi lectura era más fluida, era como aprender a caminar, pero si comenzaras arrastrándote, luego gatearas y así sucesivamente, hasta que llego el punto en el que pasaban dos o tres páginas sin tener que traducir, luego un capítulo, y luego sin darme cuenta, deje de detenerme, devore el libro en ese idioma que cada vez era más familiar…

    Los Cuatro Reinos, realmente Serena tenía razón, una gran lectura, contaba la historia de cuatro reinos vecinos entre sí, el más poderoso Florencia, dueño de gran parte del continente, un reino poderoso por su gran caballería, compuesta de caballeros bien armados y entrenados, mantenía sus fronteras seguras de cualquier intruso gracias a su fuerza militar, se recitaban cuentos de sus poderosos baluartes y grandiosas ciudades, pero en esta se resaltaban sus grandes victorias contra sus enemigos, este reino era vecino de los otros tres, al sur el reino de los Alastor, en ella la dinastía de los Alastor una dinastía orgullosa por sus innumerables reyes, este reino controlaba una inmensa península, y tenia de protección natural al norte una gran cordillera, los pocos pasos estaban custodiados por fuertes baluartes, en sus historias se recitaban incontables victorias contra los gobernantes de Florencia, decían orgullosos “Ningún enemigo podrá entrar en nuestro reino”, y parecía muy cierto… Al norte se imponía una gran isla, en esta se había formado el reino de los Rakstos, un reino con una poderosa flota, supuestamente contaba con mil naves, una flota cinco veces mas grande que la de los otros tres reinos juntos, decían isla pero su tamaño casi excedía la mitad de su vecino al sur, y esta contaba con grandes ciudades amuralladas, las cuales eran muy ricas por el comercio con los otros tres reinos, era su gran flota de mercaderes la que movía los bienes por todo el continente. Por último al este de Florencia se encontraba el reino de Dogernos un reino importante por su extensión, y sus fieros guerreros, pero muy poco avanzado, con baluartes y ciudades descuidadas, su fuerza flaqueaba, aun así su gente era fiera pues era una tierra dura por ese mismo motivo era un reino con poca población, comparado con su tamaño, no destacaba en gran medida, intento atacar a Florencia en contadas ocasiones, también ataco a los Rakstos, pero todos unos grandes fracasos, aun así se le tenía que hacer notar el éxito temprano pues unificar tal cantidad de territorio no era cosa fácil, sus dirigentes después de eso habían fracasado tremendamente, y tenían muy mala relación con los otros reinos, pero aun así, ningún ejercito había logrado la conquista de ningún baluarte, se contaba que si un ejército entraba a ese reino como enemigo no volvería a salir, y francamente con el tipo de territorio era creíble, extensos bosques, grandes montañas y pantanos era lo que se encontraban los enemigos, terrenos poco amigables para un extranjero.

    Tras un tiempo interminable de lectura, llegue a la mitad del libro, ahí terminaba la historia de los cuatro reinos, y me embarcaba en una nueva historia, ahora contaba una de los cuatro en conjunto, parecía que la primera mitad era solo introducción…

    En el año de 1450 los Dogernos formaron una alianza con los Rakstos, esta tenia como fui atacar el reino de Florencia, y en la primavera de este año cruzaron la frontera del noreste con trescientos mil hombres, doscientos mil por parte de los Dogernos y cien mil de los Rakstos, Florencia no esperaba el ataque la ciudad fronteriza de Bursan fue saqueada y quemada hasta sus cimientos, el ejercito en conjunto marcho directo a la capital quemando todo a su paso, con apenas resistencia, es hasta que están casi en las puertas de la capital cuando son enfrentados, Florencia reúne un ejército con llamado de todos los confines del reino, este cuenta con doscientos cincuenta mil hombres, combaten junto a un rio al norte de la capital, la batalla es una autentica masacre, el rio se torno rojo después de la batalla pues muchos cadáveres flotaban en el. No hay un bando que quiera declararse vencedor, pero si hay que hacerlo la victoria es para Florencia, el enemigo se retira con tan solo veinte mil hombres, Florencia pierde a muchas fuerzas y su ejército se reduce a solo veinticinco mil hombres, los Florencianos se retiran a la capital para atender a heridos y esperar refuerzan para comenzar el contraataqué, un mes después comienza el caos, los enemigos se retiraron y los baluartes que aun estaban en pie fueron recuperados, lamentablemente dos nuevas amenazas se abalanzaban contra Florencia, una extraña enfermedad surgió de la capital, y los Alastor sintiendo la debilidad de esta abandonaron la seguridad de su frontera y atacaron las tierras del sur, ciento cincuenta mil hombres atravesaron las tierras conquistando y saqueando a placer, aun así en pocos meses de luchas los Alastor fueron expulsados.

    Es desde este punto faltando un cuarto del libro que comienza otro tipo de guerra, la peste se extendió por el reino de Florencia y atravesó las tres fronteras, ni siquiera el mar pudo detenerla, se desplazara como fuera el hecho es que estaba en los cuatro reinos, a los enfermos se les llamaba “Los Pálidos” por miedo o desesperación, estas gentes eran muy violentas, las ciudades ardieron por las revueltas, las cosechas se marchitaron por falta de manos fuertes que la levantara, y los castillos se deterioraron, calleándose, esta enfermedad fue lo que marco la caída de los cuatro reinos, los cuales se fragmentaron en una infinidad de partes, el final del libro llama a esto el final de la edad dorada y el principio de la edad obscura… La ultima pagina en palabras breves dice, “Controlar la enfermedad con acero y fuego, pues es una calamidad que no debe vivirse otra vez, combatir a Los Pálidos como se combate al pero de tus enemigos, no importa quien sea, una vez eres un Pálido estas muerto, no importa lo que pase los Pálidos no deben vivir…”

    Por fin terminaba, no sé decir cuánto tiempo estuve leyendo el libro, pero el hecho era que estaba terminado, cuando levante la vista Serena estaba sentada frente a mi mirándome fijamente –Que tal… bueno verdad- Se notaba una emoción en sus ojos que ahora no era difícil de comprender –Bien quieres otro libro o quieres ir a descansar- Pregunto con voz tranquila –No, Prefiero ir a descansar, mañana será- Ella sonrió, se levanto de la silla y dijo –Muy buena pronunciación del idioma Antiguo- Sin darme cuenta ella me había hablado y yo había respondido en este idioma hacia unas horas desconocido para mí –Vuelve mañana, y lee ese libro- dijo señalando otro libro de exageradas dimensiones colocado sobre una mesa –Tengo unas preguntas- dije, y ella me miro divertida –Adelante- contesto –Ese texto es fantasioso o en realidad paso lo que cuenta- ella me dirigió una sonrisa y contesto –Claro que es verdad, o no te has dado cuenta de todo lo que te describe, lo que cuenta paso en la época de los hijos de Odín- realmente entendía esa parte, pero aun tenía una duda –Pero que son los Pálidos- pregunte, ella se llevo la mano a la barbilla y dijo –Realmente no lo sé, he buscado información sobre esa enfermedad, pero no hay nada, supongo que los libros que hablaban de ello se quemaron cuando fuimos traicionados, creo que esa última parte tiene mucha imaginación del autor o simplemente era una enfermedad muy peligrosa, para llevar a la destrucción de los grandes reinos pues… Bueno una lástima, vuelve mañana, tengo unas cosas que hacer en mis tierras, adiós- y diciendo eso desaparece con un leve destello, me levante y note que mi cuerpo estaba entumecido por el tiempo en la misma posición, moví los músculos un poco, deje la mesa a rebosar de pergamino y me acerqué al libro que leería mañana, aunque en idioma antiguo ahora era fácil leer su titulo “Los hijos de Odín”
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    Mensaje  Leobardo I Jue Abr 04, 2013 5:10 am

    Por fin, después de casi un año, continua la historia, y ahora si se pone bueno... eso creo, se acerca la guerra muahaha xd
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    Mensaje  Porto Jue Abr 04, 2013 3:09 pm

    y esta ves te a tiraste un poquito larga o no leo xD
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    Mensaje  Leobardo I Jue Abr 04, 2013 4:58 pm

    Pues si después de tanto sin escribir libere mi furia xd
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    Mensaje  Leobardo I Vie Abr 05, 2013 12:38 am

    26. El Pacto… Herrero de Odín

    Cinco años pasaron desde mi primera clase de magia, fue muy duro para mi aprender, fue muy duro entender todo lo que se tenía que entender, manejar todo lo que se tenía que manejar, pero por fin llegaba el día que tanto espere… Me encontraba caminando solo por los extensos bosques de las tierras cambiantes, realmente era algo que me gustaba mucho, esos extensos parajes eran mi lugar de entrenamiento marcial, y también mi lugar de meditación, ciertamente explicar todo lo que aprendí nos llevaría lejos de lo que quiero contar, pero tal vez ocupe algunos libros en el tema, aun así podría deciros que ahora tenía nuevas habilidades, percibía el mundo de una manera diferente, como poder explicarles la sensación tan magnífica que era entrar en la mente de las demás criaturas, sentir su vida, darte cuenta que incluso una pequeña hoja de el más joven de los arboles tenía mucho que contar, podría decir que el dejar vagar mi mente era algo maravilloso, te daba a conocer mucho mas el mundo que te rodeaba, pero era un poder peligroso, complicado de aprender pues lo que yo conocía de él aun con todos estos años era una ínfima parte de lo que se tenía que conocer, Serena me había enseñado tantas cosas que ella percibía incluso de una simple hormiga se podría pasar horas y horas hablando de ello, muchas veces en mis estudios, me fascinaron primero los grandes continentes, con todo lo que se tenía, los pueblos, las criaturas, desde las grandes montañas hasta los interminables desiertos, luego descubrí los astros, las estrellas y me fascine aun mas, pero todo aquello era opacado con el hecho de observar a una simple hormiga con tu mente, era como una luz brillante, pero al observar mejor, una simple antena tenía un entramado de componentes, más profundamente se puede notar un cumulo de pequeñas portes, y cada una brilla con más intensidad, a mi me gusta compararlo con el universo, pues es un entramado de estrellas, planetas y muchas otras cosas, como es tan parecido los componentes de una hormiga con el universo, y observar algo más grande es mucho mas intrigante…

    Pero ese día no estaba aquí para dejar a mi mente perderse en el bosque, era el día del pacto, por fin mi maestra me había dado permiso para entablar mi lazo con Leioa, Serena me dio pocas explicaciones para este momento, lo único que me repetía era que mi libro me guiaría para el pacto, llegue a mi lugar favorito, había una gran piedra al lado de un pequeño arrollo con aguas cristalinas, la corriente era lenta, el bosque era denso y los rayos del sol se filtraban apenas entre las ramas, pero era lo suficiente para disfrutar de una buena lectura. Apenas sujete mi libro las cadenas se soltaron del cinturón quedando colgando desde el lomo, era un libro muy bonito, le había cogido cariño después de todos los años que lo tuve a mi lado, aun así no pude leer ni una página y en muy pocas ocasiones logre que Leioa hablara conmigo, era peligroso para mí que ella se abriera aun si tener el pacto. Coloque a Leioa en mis piernas y la examine como en otras ocasiones, pero esta vez en su pasta delantera se dejaron ver palabras, en el cuero como si se quitara el polvo de una piedra tallada surgieron brillantes letras plateadas, era idioma antiguo, un idioma que conocía al derecho y al revés, o al menos la mayoría de él, en la pasta se podía leer “Quien posea este libro no necesariamente será exitoso, pero quien sepa apreciar y usar los conocimientos que en él se guardan no tendrá rival en el mundo…” Al terminar de leer las palabras desaparecieron y surgieron otras “Leobardo, hijo del León, juras mantener este conocimiento y protegerlo de las manos equivocadas, aun si tu vida de tu dinastía tiene que ponerse en riesgo… Si es así coloca tu mano sobre el libro y júralo en este idioma” El libro me estaba pidiendo que jurara en el idioma antiguo, algo muy serio, cualquiera podría jurar en la lengua común y no necesariamente se tenía que cumplir, pero un juramento en la lengua antigua te ataba con magia a ese juramento, no podrías violarlo y si lo hacías te condenabas a lo que en este juramento se decía, la destrucción de mi dinastía… No tenía planes de dejar este libro pues conocía algo mejor su origen gracias a Serena y Gull, coloque mi mano derecha en la tapa del libro y recite el juramento, en cuanto dije la última palabra la tapa brilló, un brillo plateado, como en respuesta mi anillo brillo con una mayor intensidad, tanta que ya no se podía distinguir la cabeza del León, en algún momento cerré los ojos pues la luz ya era excesiva, cuando los abrí estaba de nuevo en aquel acantilado, frente a mi Leioa con su vestido blanco me miraba, una salada brisa me golpeaba el rostro y un sonido tanto de olas chocando como de el pasto meciéndose llenaban mis oídos –Saludos maestro- dijo mientras caminaba hacia mi –Al fin podremos estar juntos- parecía muy contenta, yo la mire y le pregunte –Esta hecho ya, estamos conectados- ella negó con la cabeza –Aun no maestro pero pronto- coloco su mano derecha en mi pecho, era más baja que yo, la mire desde lo alto y ella poniéndose de puntitas me beso, eso me tomo por sorpresa pero al instante sentí un poder abrumador, mi mente salió de mi cuerpo y choco contra energía pura, el suelo, el aire, el agua, el pasto, todo estaba imbuido por un poder que me abrumaba, era como una luz cegadora, pero en medio de todo eso Leioa era lo que más brillaba, como una gran estrella en medio de una nebulosa, note que mi cuerpo temblaba, era miedo, ese poder era algo que nunca antes había sentido, el de Serena quedaba corto comparado con este, pero una voz me tranquilizo –No tema maestro pues este poder está a su disposición, está aquí para que lo tome y lo use a su voluntad, y yo seré el lazo para que sea posible, está hecho ahora estamos unidos y tendrá acceso a la mayor parte de los conocimientos que mi padre dejo en mi- abrí mis ojos y estaba de nuevo sentado en aquella pueda en medio del bosque, mis manos temblaban, aun tenia mucha confusión, pero sentía una presencia junto a mi mente –Leioa- pregunte –Si maestro, ahora estaré a su lado cuando me necesite, seré el lazo a los conocimientos que guardo, como este…- en ese momento mi mente salió disparada al mundo que me rodeaba, pero esta vez no me centraba en un solo organismo estaba en todas partes, podría ver a las hormigas, a las aves, a los arboles incluso percibí vida en las rocas algo que antes no estaba ahí, o al menos no sabía que estaba, y fui mas allá, mi mente viajo lejos, desde la gran torre del conocimiento, hasta la fortaleza negra, orgullo de mi maestro Tinchus, me tranquilice y regrese a mi cuerpo, esto que antes para mí era imposible –Como lo has hecho- pregunte a Leioa –Solo le he dado el conocimiento que necesitaba para perfeccionar su habilidad, no estaba tan lejos como creía de dominar este don- aunque no podría verla sentía su alegría, le hacía muy feliz ayudarme…

    Mi anillo brillo y en mi mente resonó la voz de Porto –Hola Leo, ven a donde estoy, tenemos que hablar- Sin decir nada más corto el enlace conmigo, me lleve el libro a la cintura y las cadenas de enlazaron a mi cinturón por si solas, con recitar una rápida palabra estaba frente a Porto, no estaba solo, los Cuatro señores del Gremio lo acompañaban, y no solo ellos, otros miembros estaban presentes, me encontraba en la gran llanura al norte de la fortaleza negra, desde aquí se veía majestuosa, impenetrable, cuanto deseaba tener un baluarte como ese, pero era algo inalcanzable para mi, por el momento claro esta… -Que pasa, pregunte preocupado- Porto dijo con una gran sonrisa –Nada amigo, llego el día de tu acenso, eso si te lo ganas claro, esperábamos que terminaras tu asunto para esta prueba… ¿Cómo te sientes por cierto?- afloje los hombros para liberar la tención y conteste con voz tranquila –Mejor que nunca- Serena sonrió ante mi respuesta pero fue Tinchus el que hablo –Bueno Leo, después de hablarlo con Serena hemos decidido que estás listo para la prueba del Herrero de Odín- Ya se me había comentado de esta prueba en algunas ocasiones, se trataba de luchar contra una cantidad determinada de enemigos, una vez los venciera seria digno de ser ascendido, no necesariamente tenía que ser con la fuerza de la espada o la magia, pero en mi caso sería por ese método. Tinchus continuo hablando –Serena está contenta con tu aprendizaje y yo no tengo duda de que podrás salir fácilmente de esta prueba, serán cien enemigos como aquella vez, recuerdas- Ciertamente lo recordaba, según Serena estuve a punto de morir, fue algo arriesgado ponerme a combatir de esa manera con un entrenamiento tan temprano –Bien por tal motivo habrá diez paladines entre los caballeros- Serena noto mi inseguridad ante aquello, los paladines del Gremio, eran el eslabón mas alto al que una persona sin sangre noble podía llegar, guerreros con habilidades muy amplias en la espada, la lanza y el arco, pero lo más peligroso era su conocimiento de la magia, eran magos muy capases, con muchos años de entrenamiento, algunos instruidos por Serena en persona, personas a las que no debía subestimar –Podrás hacerlo, ten confianza- dijo Serena para tranquilizarme, mientras tanto Fistan, el señor Odín mas viejo y Elzeviriano charlaban apartados del grupo, al notar mi presencia se giraron y se unieron a la conversación, fue Fistan el que hablo –Bien Leo parece que estás listo para tu prueba- levanto su brazo en dirección a una zona amplia a la derecha de donde estábamos y con una simple frase “Venid” en idioma antiguo aparecieron cien guerreros, todos ellos caballeros bien armados, armadura completa, algunos con espadas largas, otros con picas y unos cuantos con arcos, pero los más llamativos eran los paladines, sus armaduras compuestas de placas entrelazadas, tenia incrustaciones de oro y plata, cada uno portaba orgullosamente el escudo de armas del gremio en el peto, cada uno portaba un escudo, una espada larga y una lanza, todo con adornos, armaduras muy llamativas para personas, inmediatamente llamo mi atención un personaje colocando entre los diez paladines, un hombre ataviado con ropajes negros, una espada colgaba de su cinturón, y en su mano izquierda llevaba un arco –Quien es el- dije señalando al extraño –Es un capitán, uno de los líderes de los paladines, sin duda el más peligroso de todos tus enemigos- respondió Tinchus con tono tranquilo –Por que trajiste a un capital Fistan- pegunto Tinchus –Es una prueba, veamos cómo le va contra un capitán, al fin tiene que lograrlo, un hombre mas no será gran cosa- Sonaba sincero pero un capitán de paladines era algo más complicado, diría que más complicado que los cien guerreros, pero al final era la prueba de iniciación, algo que todos teníamos que enfrentar, a veces me preguntaba por qué no me especialicé en el comercio, esas pruebas eran menos peligrosas, aunque algunos decían que eran mas complicadas…

    Me aleje del grupo, acercándome a mis enemigos, pasarían en pequeños grupos aleatorios al menos eso esperaba –No te contengas, hagas lo que hagas no morirán, están bien protegidos así que preocúpate por acabar con ellos- Dijo Tinchus desde mi espalda, aunque no planeaba contenerme era algo que me tranquilizaba, pues estos hombres no eran invocaciones de las tierras cambiantes, eran personas reales, almas que tenían un cuerpo en Guaranpis, y por tanto si morían aquí morirían allá, nunca era bueno acabar con la vida de un soldado de los tuyos…

    Invoque mi armadura y mi escudo, estos habían sido reforzados con protecciones mágicas pequeños trucos que aprendí en la torre… Una vez desenfunde mi espada, un caballero abandono el grupo en dirección a mí, estando a un par de metros comenzó a cargar con su lanza en ristre, lo espere sin mover un musculo, en el último momento me moví a la derecha, desvié la lanza con mi escudo y le clave a garra en el cuello, se desplomo al instante, pero antes de que cayera al suelo dos enemigos más abandonaban la formación, esta vez una espada y una lanza, ahora esperar no era una opción, me abalancé contra el de la lanza, di un golpe con mi escudo aturdiéndolo en ese momento con garra desvié la espada del otro caballero y dando media vuelta le aseste un golpe mortal en la espalda, su compañero abandonó lanza y escudo, para desenfundar la espada a dos manos que llevaba en la espalda, se abalanzo contra mí pero con dos simples movimientos acabe con su vida, ya no era aquel joven inexperto e impaciente, cada oleada de enemigos era combatida tomando las mejores decisiones posibles, ahora utilizaba conocimientos tanto prácticos como teóricos, la combinación de estos era lo que formaba al guerrero más poderoso, incluso los caballeros con arco se vieron superados por un guerrero cuerpo a cuerpo, pues sus compañeros eran incapaces de apoyarlos y sus flechas se desviaban gracias a mi protección mágica, llego el momento de enfrentarme al primer paladín, estaba cansado pero no demasiado, a mis pies los cuerpos de cuarenta enemigos yacían inertes, el paladín venía acompañado de cuatro caballeros –Yo estoy a su lado maestro, este enemigo es diferente a los otros pero no es más complicado- dijo Leioa en mi mente, sonreí al escucharla, su simple contacto me hacia recuperar fuerzas, estaba ahí para mí cuando la necesitará, era un sentimiento de apoyo muy agradable. De inmediato sentí al paladín intentando entrar en mi mente, el combate entre magos no necesariamente era una lucha de magias llamativas, la mayoría eran peleas mentales, quien tuviera una mayor fuerza mental podría dominar al otro y destruirlo desde dentro, había estado guardando mis energías hasta ese momento, forme grandes barreras alrededor de mi mente, pero no era fácil los enemigos se me abalanzaban –Yo lo contendré maestro acabe con esos enemigos- susurro en mi mente Leioa, cargue contra mis enemigos mientras el paladín golpeaba mis defensas ahora reforzadas por mi compañera, desperté a garra con un hechizo, la cual comenzó a brillar, los caballeros se sintieron intimidados por este hecho y aminoraron la carga, pero esa duda me facilito entrar, el primero levanto su escudo, pero con garra despierta no había acero que la detuviera, su escudó y medio brazo cayeron al suelo junto con un reguero escarlata que manaba de su pecho, avance, con tres movimientos más de mi espada los caballeros terminaron en el suelo, cuando me disponía a atacar al paladín, el resto de caballeros se abalanzó contra mí, en ese instante un gran poder imbuyo mi cuerpo, era como si un hubiera estado combatiendo no me sentía cansado, recite dos hechizos mas, uno para reforzar las protecciones en mi armadura ya un poco gastadas y otro para incrementar mi velocidad. Respondí a la carga de mis enemigos, uno a uno caían a mi paso, aun así no estaba saliendo intacto, algunas magulladuras se dejaron notar, pero casi al instante de recibirlas estas se curaban, después de un intenso combate, no quedaba ni un solo caballero, los paladines y su capitán estaban en línea a unos metros de mi, todos a la vez atacaron mis defensas, esta vez el ataque hiso que me replegara del todo y no pudiera moverme, me concentré en mantenerlos fuera, si ellos entraban estaba acabado, pero Leioa, me dio lo mismo que en el bosque y con el valor del nuevo poder salí de mi mente, rodee las mentes de los paladines que ahora luchaban por resistir mi carga mental, el capitán me miro fijamente coloco sus manos a los costados, recitando un hechizo que yo conocía bien, sus manos de prendieron fuego y las unió frente a el formando una bola, era un hechizo bastante básico pero imbuido con la cantidad de energía que él le dio era peligrosa, me la lanzo directo al pecho, al estar a punto de chocar esta se desvió y choco detrás de mi formando una fuerte explosión, mis barreras mágicas aun aguantaban pero no podría resistir demasiado, fue entonces cuando me abalance solo contra un paladín, los demás paladines aun aturdidos no pudieron ayudarlo, fue fácil penetrar en su mente, una vez con el control, le ordene que desenfundara su espada y luchara contra sus compañeros, su capitán intento recuperarlo pero al decidir que era imposible le clavo una flecha en la garganta, el dolor fue agudo, al instante rompí mi lazo con él y ataque otra vez, use la misma táctica para acabar con el resto, al final el capitán se notaba cansado, avance hacia él con plena confianza y me dispuse a luchar cuerpo a cuerpo, pero el recurrió a la magia, me limite a crear una fuerte barrera en la cual rebotaran los hechizos que me mandaba, hasta que por fin callo rendido, recite el mismo hechizo que el lanzo contra mí, el no tenia protecciones, la bola de fuego impacto en su pecho estallando en llamas, su cuerpo cayó a un par de metros envuelto en llamas, realmente algo no muy bonito de ver…

    Al final el bello campo, quedo lleno de cuerpos y sangre, además de marcas de magia, algún fuego por ahí, un cráter por allá, dormí a garra y enfunde, me gire a donde estaban los lideres, los cuales ya se encaminaban hacia mí, Serena fue la primera en llegar, examino mis heridas y las curo, para después felicitarme por mi victoria, Fistan limpio el campo de batalla regresándolo a su estado anterior, en un instante todos los guerreros que vencí regresaban a la normalidad, como si no hubiese pasado nada, el capitán acompañado de sus paladines se me acercaron, todos me saludaron con el mayor de los respetos, -Un gran combate señor, ha sido todo un reto para nosotros, una batalla digna de un Guerrero de Odín- dijo el capitán, aunque el gremio creía en la igualdad de sus miembros, estos hombres eran sirvientes, ellos si tenían el deber de mostrar respeto, algo muy peculiar de las regalas del gremio, todos los guerreros hicieron una reverencia y desaparecieron, seguramente regresando a Guaranpis. En cuanto se fue el ultimo guerrero Fistan se acercó, me saludo y recito unas cuantas palabras, como las que recito en la cámara de los Juicios “Yo Fistan, Consejero de los Guerreros de Odín, nombro a Leobardo I de León, como Herrero de Odín” en ese instante mi anillo comenzó a brillar y las inscripciones que tenía antes las cuales citaban “Vikingo a Prueba” cambiaron para formar la palabra “Járn” en lengua común Herrero, desde ese preciso momento era un Guerrero de Odín a pleno derecho, era el rango más bajo de los Odines pero ya no estaba a prueba, dentro de mi me sentía más tranquilo, los amigos que había hecho en el gremio se apresuraron para felicitarme, entre ellos William Gallagher un amigo del que ya les contare…
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    Mensaje  Kayta Jue Jul 11, 2013 1:46 am

    Guay! me encanta...
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    Mensaje  Leobardo I Vie Dic 20, 2013 8:37 pm

    Muchas gracias, lamentablemente la he abandonado, ni idea si algún día retome la historia que pasamos todos en aquellos años y en aquellas tierras lejanas y muy nuestras XD

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