23. Cien a Uno, el Guerrero Obscuro y una voz…
Gire lo mas rápido que pude, intente desviar el golpe con mi espada pero era tarde, la hoja penetro en mi brazo izquierdo, el cuero no ofreció resistencia, de inmediato una punzada de dolor me recorrió el brazo… Instintivamente mi cuerpo se movió en dirección contraria y la hoja salió de entre mi carne, inmediatamente la sangre mano de la herida, sujete con la fuerza que pude a garra y forme un arco horizontal, el golpe dio en el blanco, del cuello de mi enemigo broto un liquido carmesí, apenas emitió sonido y este se desplomo, intentando cerrar la herida con su mano enguantada, era inútil, unos segundos después estaba muerto junto a sus compañeros, el pasto antes verde ahora estaba lleno de manchas rojas aquí y allá…
Trate de cubrir la herida pero no era posible, debía soltar a garra y no era buena idea, estaba hecho polvo, perdía sangre a cada segundo, tenía un par de heridas, una en la pierna, más pequeña que la del brazo, pero era la que más me costaba pues me impedía moverme rápidamente, la otra estaba en mi costado derecho… Estaba rodeado por soldados y caballeros, todos bien armados, estaba solo y eran muchos, a mis pies los cadáveres de nueve enemigos yacían, pero no era nada comparado con los que faltaban, retrocedí un poco alejándome de los cadáveres, no quería volver a tropezarme y dar otra oportunidad al enemigo, mucho me había costado ya. –Tres mas- un caballero y dos soldados dejaron la formación en circulo que formaba mi prisión y se acercaron a mí, era como un juego para ellos, no parecía importarles los cadáveres de sus compañeros, y no tenían miedo de morir.
Estaba cansado, mis ojos querían cerrarse, empezaba a perder el control de mi cuerpo, mi cuerpo quería descansar, pero no podía dejar que todo terminara así, no podía permitir que las cosas acabaran aquí, tenía que salir de esto de cualquier manera, pero cual era esa manera, me superaban ampliamente, no tenia ayuda, siempre se me dijo que el numero no era importante pero, hay que admitir que estar cien a uno sí que importa, lo pero era que parecían estar bien entrenados, no eran un grupo de novatos…
Reuní toda la fuerza de voluntad que me quedaba, pues mi fuerza física se había acabado con el último asalto, di un paso al frente y ataque, mi brazo izquierdo era un lastre, no podía moverlo, y caminar con el colgando nunca había sido una calamidad como ahora, una estocada, pero la desvió, luego ataque de arriba abajo, esto lo tomo por sorpresa pero una maza golpeo mi costado derecho interrumpiendo mi ataque –el no es tu único enemigo- el golpe me saco el aire e izo que me tambaleara, alguien ataco desde mi derecha, apenas pude levantar mi espada para pararlo, me arrodille, no podía sostener mi cuerpo mas, el caballero se acerco a mi listo para darme el golpe de gracia, cuando levanto la espada gire a garra y lance una estocada hacia su cintura, garra entro por debajo de su peto, sentí como rasgaba la débil cota de malla, como de algo duro pasaba a entrar en algo más blando y en ese momento el caballero soltó un alarido, dejo su espada y se llevo las manos al peto ahí donde estaría su estomago, seguramente tenía una herida pero su defensa le impedía cerrarla, desesperadamente movió sus manos por el peto pero no sirvió, saque a garra y este se arrodillo, mi cuerpo pesaba, casi caigo hacia el frente, apenas pude detenerme con mi mano derecha, –AAAA- sin darme cuenta un soldado estaba a mi derecha y su maza bajaba rápidamente, no podía moverme, esta golpeo con fuerza mi hombro, la fuerza izo que me desplomara, caí boca abajo, el otro soldado armado con una espada corta se acercó por mi izquierda y colocándose a la altura de mi cabeza levanto la espada, respiraba con dificultad, mi fuerza estaba agotada, era el fin, así acabaría todo, que final tan poco épico, quien cantaría canciones de un hombre que muere llevándose solo a diez, que gran señor muere así, si fueran diez caballeros famosos, pero solo eran soldados y caballeros desconocidos… La espada bajo, el golpe seria certero, al menos seria rápido, cerré los ojos y espere a que terminara…
-No está del todo mal, pero debes mejorar- Tinchus parecían nunca estar de mal humor, me giro y ayudo a incorporarme –Toma bebe esto- dijo acercando una botella de vidrio pequeña con un contenido cristalino, la botella tenia bellos adornos, parecían enredaderas que subían desde la parte baja y terminaban en la boca de esta. Puso la botella en mis labios y bebí, el sabor era un poco amargo pero refrescante, –Eso será suficiente- dijo retirando la botella, casi al instante el dolor que sentía se desvaneció, allá donde estaba herida mi piel comenzó a hormiguear, mi respiración se calmo y poco a poco comencé a recuperarme, tras poco menos de un minuto me sentía como nuevo, como si nunca hubiera peleado… -Que es eso- dije apuntando hacia la botella, -Un elixir mágico- dijo sonriendo, lo mire con reproche –Ya sabes que no tengo idea de estas cosas, solo sé que curan heridas y cansancio, muy útiles para estos casos, que tu otro maestro te lo explique- levantó su mano izquierda y tras unos segundos los hombres que había desaparecieron, también desaparecieron los cadáveres y las manchas de sangre, todo quedo como si no hubiera pasado nada. –Si no sabes de magia, como es posible que hagas todas esas cosas- me mira en forma burlona dice –Porque soy el jefe… mi rango me permite modificar las tierras cambiantes a mi antojo, puedo hacer lo que me plazca, solo debo imaginar que quiero, eso es muy distinto a la magia, yo poseo poderes pero no conozco hechizos lo mío es el combate, aunque puedo hacer esto…- giro su palma izquierda de modo que esta quedara hacia el cielo, cerro un poco la mano y coloco los dedos en forma vertical –eldr- dijo fuerte y claro, pequeñas luces naranjas aparecieron entre sus dedos, estas se unieron en el centro de su palma y de un instante a otro tenía una pequeña llama en la mano, en su cara se formo una sonrisa burlona –Veo que te sorprende, no deberías pues por lo que me cuentan tu podrás hacer mucho mas, para mí esto solo me sirve para hacer una fogata mas rápido jeje- cerro su mano y la llama desapareció.
-Que fueron esas palabras, no las reconozco- pregunte –Es lenguaje antiguo, lo conozco apenas por encima, sirve para formular hechizos pero además de eso me sirve para entrar en algunos lugares especiales, la verdad es que solo me he aprendido de memoria esas contraseñas jeje, pero no se lo digas a Porto porque me echara la bronca- Me levante y enfunde a garra, aunque mis heridas habían sanado aun sentía un pequeño hormigueo ahí donde se encontraban hace unos instantes, lo que provocaba una sensación un poco incomoda, con mi mano derecha apreté un poco mi brazo izquierdo intentando quitar la sensación –Es normal, se te pasara en un momento- dijo mirándome a la cara –Porto me dijo una vez que esa sensación es porque tu cerebro se confunde con el cambio repentino del cuerpo, deja que lo asimile… Bueno estás listo para continuar- La sola idea de volver a experimentar de nuevo esa batalla creó una mueca en mi rostro –Se que no es divertido… al menos por ahora, pero te aseguro que aprendiste mucho mas luchando en esta batalla que en todos los entrenamientos que cualquier maestro pueda darte- Se rasco la cabeza pensativo y en sus ojos se mostro un brillo y su boca formo una sonrisa –Ya sé lo que falta, ¿Por qué llevas eso?- dijo señalando mi chaleco de cuero –Es mi ropa de entrenar- conteste confundido –Este no es un entrenamiento, esto es una batalla real- movió su mano derecha a su pecho –Esta es mi ropa de combate no la de entrenar, tengo tantas cosas en la cabeza que no me di cuenta…- mi mirada era de confusión total –Como es que peleas sin armadura- Su sonrisa se convirtió en una pequeña risa –No la necesito, ya sé que parece raro, pero no todos tienen armadura, cada quien tiene su estilo de lucha y por ello cada quien viste diferente, un ejemplo es tu señor porto, el pelea protegido solo con una sotana negra “solo con una sotana puesta”- Espero que entendiera la indirecta y rio –Si luchas contra el mantente alejado- y continuo riendo.
–Bueno estás listo- Ciertamente lo estaba, tenía mi armadura, mis guantes, mi yelmo, mis botas, mis grebas… –Eso no se ve barato- dijo mirándome con atención –Es una armadura de buena calidad, digna de un señor, pero seguro te hace lento- Me coloque bien mi escudo, este era una placa de acero bien moldeada, detrás de la cual había madera de roble, en el centro tenía mi blasón, un león dorado aunque no tenía el fondo rojo pues me pareció más llamativo el gris del acero de fondo –No necesito ser rápido con esto- mis palabras sonaron seguras y levante mi escudo como si me cubriera de él.
-Impresionante, pero antes de comenzar tengo que darte un consejo- Me quite el yelmo y lo mire –Si maestro- el sonrió esa palabra lo divertía mucho –Deja de pensar- lo seguí mirando y antes de que preguntara dijo –Piensas mucho, para una batalla se piensa antes de comenzar, mientras luchas te conviertes en un soldado mas y los soldados no deben pensar… En palabras más fáciles, no pienses, actúa, deja que tu cuerpo se mueva por su cuenta a como mejor le parezca, el encontrara la mejor manera de matar al enemigo o hacer lo que tú quieres- llevo su mano izquierda al frente y comenzó a hablar, igual que antes, el viento se arremolino y de la nada aparecieron soldados y caballeros –Son cien en total, veinticinco caballeros y el resto soldados, si quieres convertirte en un guerrero respetable debes vencerlos a todos y aun tener fuerza para dirigir a los hombres a tu mando- Se dio meda vuelta y se uno a los guerreros que formaban un círculo perfecto a mi alrededor.
–Tres al frente- Casi de inmediato tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, se notaba por la armadura que llevaban, los tres con espada, escudo y una daga en el cinto, sus armaduras eran de cota de malla y casco de acero, sus espadas no mostraban calidad, eran más bien normales, se veían decididos pero me miraban fijamente, lo que me gusto, alumnos les hacia vacilar un poco.
En mi mente se arremolinaron preguntas, como avanzar a quien atacar primero, pero recuerde el consejo de Tinchus y pare, respire profundo y espere, “No pienses, actúa”, comprobé mi escudo una vez mas y desenfunde a garra. Los tres soldados se me acercaban poco a poco formando una línea, tanteando a cada paso y esperando cualquier movimiento, seis metros, cinco metros, cuatro metros, fue entonces cuando el soldado de la izquierda corrió el pequeño tramo que faltaba y levanto la espada, había dejado desprotegido su costado derecho y podría asestarle un golpe tras parar el suyo “No pienses, actúa” borre eso de mi mente y di un paso al frente, me gire un poco y lleve a garra hacia mi izquierda, la espada del soldado comenzaba a bajar, pero la mía a la vez subía desde mi costado, lo más lógico era parar el golpe acero contra acero, pero mi espada casi inconscientemente fue más abajo y dio en la muñeca de mi enemigo, la cota de malla crujió pero no era rival para garra, llego al hueso y mas allá, la mano del soldado se desprendió y este con un grito de dolor trastabillo hacia atrás, antes de que saliera de mi alcance lance un tajo desde arriba dirigido a su hombro, apenas lo alcance con la punta, pero fue suficiente, la cota de malla cedió y logre una herida que bajaba en diagonal desde su hombro izquierdo hasta su costado derecho, la sangre mano cubriendo su cota y el soldado cayó de espaldas. Todo esto duro apenas unos segundos “El no es tu único enemigo” mire hacia la derecha y el soldado mas cercano estaba a medio ataque, me cubrí con el escudo y la espada reboto, eso me dio un punto para atacar, otra vez sin pensarlo lance una estocada con garra al pecho del soldado, este no pudo hacer nada para detener el ataque y garra se hundió en su pecho ahí donde estaba el corazón, los ojos del soldado se abrieron como platos y con un alarido a medias cayó muerto. El otros soldado al ver a sus compañeros muertos retrocedió, pero su cara no mostraba ni miedo ni angustia, me di cuenta entonces que solo podía ver las emociones de aquellos hombres antes de morir, solo en el instante en que morían mostraban dolor y miedo. El último de los tres soldados no duro demasiado, luego me acerque al primero de mis contrincantes y puse fin a su agonía clavándole a garra en el pecho. –Tres mas- grito Tinchus cual capitán y tres soldados mas salieron de la formación…
Después de lo que a mí me pareció una eternidad llego el sexto combate, mis músculos ardían y tenía el cuerpo bañado en sudor, mi armadura tenía algunas abolladuras, y bajo algunas de ellas mi cuerpo dolía por las magulladuras que habían dejado los golpes, mi escudo era el más afectado pues la parte de metal parecía papel arrugado y la madera empezaba a partirse bajo ella. A mis pies estaban los cuerpos de quince hombres, entre ellos cinco caballeros, los que me habían dado más trabajo, sus armaduras eran muy resistentes pero con la fuerza adecuada garra podrá atravesar cualquier cosa. Aunque me habían golpeado daba gracias a mi armero, si la armadura hubiese cedido y estuviera sangrando tal vez habría caído al tercer combate como antes… –Adelante- escuche decir, y tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, respirando profundamente me tranquilice, el combate anterior habían venido dos caballeros y eso era difícil de manejar, al menos con soldados me sentía más seguro de mi mismo. Los tres corrieron, gritando y con las espadas en alto, me cubrí con el escudo y espere que envistieran, me puse lo mas a la derecha que pude, espere, espere y el soldado lanzo su ataque contra mi escudo, en el ultimo momento salte hacia la derecha y trace un arco hacia su costado izquierdo, garra alcanzo a tocar la parte baja de su escudo pero continuo y le provoqué un profundo conté bajo el brazo, mi enemigo cayó al suelo y momento después comenzó a escupir sangre, supuse que la herida había tocado su pulmón, así que estaba fuera de combate. Los otros dos se acercaron y descargaron sus espadas contra mí pecho, levante simultáneamente mi espada y mi escudo y pare ambos ataques, pero su fuerza me supero y me encontré trastabillando hacia atrás, los soldados no perdieron la oportunidad y me atacaron desde los lados, pare con mi escudo al de la izquierda pero no levante lo suficiente rápido a garra y el otro me alcanzo en el hombro, su espada reboto pero el golpe dejo un dolor punzante ahí donde mi brazo y mi torso se conectaban, di un fuerte golpe con el escudo otro soldado, este se tropezó con el cadáver de un soldado y cayó de espaldas, momento que aproveche para concentrarme en el que me había herido, pare un segundo golpe con mi escudo y con un movimiento de espada descendente le herí en la pierna izquierda, esta fue muy profunda y el soldado no pudo soportar su propio cuerpo, así que cayó de lado, me acerqué a él y le cabe a garra en el vientre, tras un segundo la retire y fui a por el otro soldado que se acababa de poner en pie, dos golpes certeros uno en el brazo y otro en la cabeza acabaron con el…
–Bien hecho leo, eres mucho mejor con tus armas al completo- dijo mirándome alegremente, parecía que le divertía mucho ver la batalla igual que vivirla, espero un poco dejándome recuperar el aliento y cuando se dio cuenta que estaba mejor dijo –Su turno capitán- de detrás de los soldados emergía un hombre, era alto al menos de dos metros, portaba una armadura obscura, en el peto tenia grabados pero no se distinguían bien, sobre su cabeza tenía un yelmo completo, diferente al de los soldados, pues los de estos solo les protegían la parte superior y trasera de la cabeza, el yelmo también negro tenía dos cuernos en la parte superior y alrededor de la visera tenia muescas que simulaban dientes cortos pero gruesos, en sus manos tenía un escudo, negro con tres marcas diagonales de color rojo y un martillo de guerra que parecía diseñado para dos manos no para una, era lo más aterrador de él y en mi mente ya veía el resultado de un golpe con aquella arma –Quien eres- pregunte con curiosidad y esperando hacer un poco de tiempo, el hombre soltó un gruñido pero no dijo nada –Preséntate anda- el sonido vino de mi izquierda era Tinchus que más que una orden era una petición, el hombre lo miro y acantio, bajo el martillo y lo coloco de cabeza sobre el suelo, después se llevo ambas manos a la cabeza y se quito el yelmo, cuando los rayos de luz tocaron su rostro pude notar sus facciones, su piel estaba marcada por el sol, su pelo era negro, su nariz eran más grande de lo normal y tenía unas cejas muy pobladas, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, sus ojos eran azules, un azul claro que combinado con su rostro y porte infundían miedo, al notar la expresión en mi rostro este sonrió dejando ver unos dientes blancos, casi perfectos y tras unos segundos dijo –mi nombre es Kunna Jotunn Vega- en el momento que lo dijo las pequeñas marcas que tenía su armadura, aquellas que eran poco visibles, empezaron a brillar en un tono entre anaranjado y rojo, las marcas parecían bailar, pero tras unos instantes el hombre dijo una palabra que no logre escuchar y las marcas dejaron de brillar, tras unos segundos se coloco de nuevo el yelmo y tomo su martillo, mire a Tinchus y este dijo –No sé decirte que significa su nombre pero creo que tiene que ver con algo sobre asesino o mata… mmm… no recuerdo- sin más que alegar me gire hacia mi enemigo y me prepare sabía que no iba a ser fácil pero tenía la esperanza de acabar con él y con algunos guerreros mas…
El hombre caminaba hacia mí a paso constante, no rápido ni lento, una velocidad intermedia, pero aun así cubría rápidamente el terreno que nos separaba, un paso suyo equivaldrían a dos míos, cuando estuvo a seis metros de mi empezó a correr y en apenas unos segundos su martillo caía hacia mi cabeza, alcance a saltar hacia la derecha y el martillo toco el suelo haciendo salir volando tierra en todas direcciones, aproveche la oportunidad y ataque su costado pero con un movimiento diestro lo detuvo con el mango del martillo, de las armas salieron chispas cuando estas hicieron contacto, el color plata de garra hacia un efecto como de brillo al compararla con el martillo negro al que estaba unida. El hombre hiso un movimiento de muñeca y de pronto yo me tambaleaba hacia atrás, el aprovecho el momento para atacar mi hombro izquierdo, sin saber cómo mi escudo estaba cubriéndome antes de que el enorme martillo impactara, pero este no era rival para la fuerza de aquel hombre y tras un crujido se partido y yo me encontraba despegado del suelo, tras un segundo caí de espaldas, el mundo dio vueltas a mi alrededor, estaba cansado y mi brazo izquierdo me molestaba, sentía una punzada de dolor y lo peor de todo es que no podía moverlo, me incorpore a como pude, me permití un momento de alegría al notar que mi enemigo no me atacaba en el suelo, se quedo parado a unos metros esperándome, mire mi brazo y la hombrera estaba casi destrozada, afortunadamente no manaba sangre pero un dolor agudo me indicaba que estaba dislocado…
Recobre aliento y pensé, pensé que hacer en ese momento y a mi mente sobrevino el recuerdo de mi maestro de armas, en aquellos tiempos cuando mi padre era líder solo de una compañía de mercenarios, luche contra un joven recluta, le gustaba luchar con martillo y espada justo como a mi enemigo, aunque el suyo era muy pequeño comparado en el de este, en uno de los ataques fui herido en mi hombro y este se disloco, el maestro de armas dijo que en medio de la batalla no podía ver a un sanador y que una herida así era curable por uno mismo, repetí en mi mente sus palabras “cierra el puño y gíralo hacia el cuerpo lo más posible, luego con la mano sana da un fuerte golpe en el hombro” con garra corte las abrazaderas de mi escudo, del que solo astillas quedaban, al caer al suelo estas sonaron como cuando tiras pedazos de madera al suelo, en mi mente repetí otra vez los pasos que me enseñaron y comencé, mi bica se tenso por el dolor que esto suponía, el primer golpe no sirvió de nada más que para aumentar el dolor, el segundo también aumento el dolor pero a diferencia del primero se escucho un tronido muy fuerte evidencia de que el hueso regresaba a su lugar, moví el brazo lentamente y aunque dolía podía moverlo.
Al ver que me había recuperado el hombre avanzó hacia mí, empecé a pensar que hacer, aunque Tinchus me había dicho que no lo hiciera, no parecía buena idea experimentar ante este enemigo, era demasiado fuere, lo suficiente para mandarme a volar con un ataque, “Mal…” mire a mi alrededor y todos los soldados me miraban, igual que Tinchus “Mal…” de donde venia ese sonido, mire a mi alrededor sin entenderlo “lo haces mal” esa vos me resultaba familiar, y parecía ser que ninguno la escuchaba o que a ninguno le parecía nuevo –Quien eres- pregunte un poco alarmado, a mi mente vino el recuerdo de aquellas voces que había visto al desmallarme, aquellas que habían hecho que no volviera a usar magia, al escucharme Tinchus me miro extrañado, mi enemigo seguía acercándose, me quite ese pensamiento de la mente y me prepare para lo que venía, esta vez el hombre ataco de izquierda a derecha formando un arco horizontal, salte hacia atrás el matillo choco con garra y la fuerza casi me la quita de las manos, “mal…” me distraje, el ataco de arriba abajo y me alcanzo en el pecho, el golpe me levanto por los aires, el mundo dio vueltas, después de unos segundos ateriese boca abajo, mi respiración era desesperada pues me había sacado el aire, del pecho me llegaban punzadas de dolor, seguramente tendría algunas costillas rotas si contaba suerte, sería mi único daño, el dolor era profundo y mi cuerpo se negaba a obedecerme, este enemigo era formidable, el más fuerte al que me había enfrentado después de Tinchus, aunque no podía saber si era más fuerte que él pues Tinchus nunca me había herido, en todas los entrenamientos que pasamos fue cuidadoso de no cortarme con cerberos. Ladee la cabeza, mi yelmo ya no estaba, seguramente abría salido volando, mi visión era borrosa, alcance a distinguir a un metro de mi a garra, la había soltado al recibir el golpe, mi único pensamiento era ir a cogerla, un guerrero nunca suelta su arma, pero pensé que había sido lo mejor, si no se me hubiese resbalado tal vez me abría herido con ella. Me arrastre poco a poco, no me importaba nada, más que alcanzar a garra, no sabía dónde estaba mi enemigo pero estaba casi seguro de que vendría a por mí y acabaría de una vez por todas, me arrastre cada palmo que avanzaba era una agonía, pero todo mi ser quería recuperar a garra, me acerqué, un poco, un poco mas… por fin mi espada estaba al alcance, estire mi brazo, toque el pomo en forma de león, con un último esfuerzo alcance la empuñadura y la tome, entonces recupere la percepción del resto del mundo, y lo que escuche no me gusto…
El sonido de las botas metálicas sobre el pasto apenas a tres o cuatro metros de mí, el familiar sonido de una armadura al acercarse, intente ponerme en pie pero no era posible “Lo haces mal” volví a escuchar –Quien eres- grite con frustración, con mi mano izquierda me apoye en el suelo y me levante, el solo hecho de hacerlo significaba uno de los peores dolores de mi vida y aun así sentía que debía hacerlo, poco a poco… poco a poco lo hice, una vez de pie mire mi peto, para mi sorpresa había resistido, pero en su centro tenía una deformación cóncava, ahí donde el martillo había impactado, respire hondo y di media vuelta, lo mas rápido que pude, ahí a unos dos metros se encontraba de pie sin moverse aquella mole, no parecía cansado y por supuesto no estaba herido, no le había alcanzado en ninguna ocasión, al ver que estaba de pie y mirándolo continuo la lucha. “El libro también se considera una arma de tu propiedad, por eso ha venido” Recordé esas palabras, dichas tiempo atrás por Tinchus, sin nada que perder sujete con mi mano izquierda el libro negro…
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Uff al fin quedo como yo queria, tube que hacer algunas correcciones y sobre todo editar y agregar pero ya esta cuidado con la luz fantasma digo la voz fantasma jeje
Gire lo mas rápido que pude, intente desviar el golpe con mi espada pero era tarde, la hoja penetro en mi brazo izquierdo, el cuero no ofreció resistencia, de inmediato una punzada de dolor me recorrió el brazo… Instintivamente mi cuerpo se movió en dirección contraria y la hoja salió de entre mi carne, inmediatamente la sangre mano de la herida, sujete con la fuerza que pude a garra y forme un arco horizontal, el golpe dio en el blanco, del cuello de mi enemigo broto un liquido carmesí, apenas emitió sonido y este se desplomo, intentando cerrar la herida con su mano enguantada, era inútil, unos segundos después estaba muerto junto a sus compañeros, el pasto antes verde ahora estaba lleno de manchas rojas aquí y allá…
Trate de cubrir la herida pero no era posible, debía soltar a garra y no era buena idea, estaba hecho polvo, perdía sangre a cada segundo, tenía un par de heridas, una en la pierna, más pequeña que la del brazo, pero era la que más me costaba pues me impedía moverme rápidamente, la otra estaba en mi costado derecho… Estaba rodeado por soldados y caballeros, todos bien armados, estaba solo y eran muchos, a mis pies los cadáveres de nueve enemigos yacían, pero no era nada comparado con los que faltaban, retrocedí un poco alejándome de los cadáveres, no quería volver a tropezarme y dar otra oportunidad al enemigo, mucho me había costado ya. –Tres mas- un caballero y dos soldados dejaron la formación en circulo que formaba mi prisión y se acercaron a mí, era como un juego para ellos, no parecía importarles los cadáveres de sus compañeros, y no tenían miedo de morir.
Estaba cansado, mis ojos querían cerrarse, empezaba a perder el control de mi cuerpo, mi cuerpo quería descansar, pero no podía dejar que todo terminara así, no podía permitir que las cosas acabaran aquí, tenía que salir de esto de cualquier manera, pero cual era esa manera, me superaban ampliamente, no tenia ayuda, siempre se me dijo que el numero no era importante pero, hay que admitir que estar cien a uno sí que importa, lo pero era que parecían estar bien entrenados, no eran un grupo de novatos…
Reuní toda la fuerza de voluntad que me quedaba, pues mi fuerza física se había acabado con el último asalto, di un paso al frente y ataque, mi brazo izquierdo era un lastre, no podía moverlo, y caminar con el colgando nunca había sido una calamidad como ahora, una estocada, pero la desvió, luego ataque de arriba abajo, esto lo tomo por sorpresa pero una maza golpeo mi costado derecho interrumpiendo mi ataque –el no es tu único enemigo- el golpe me saco el aire e izo que me tambaleara, alguien ataco desde mi derecha, apenas pude levantar mi espada para pararlo, me arrodille, no podía sostener mi cuerpo mas, el caballero se acerco a mi listo para darme el golpe de gracia, cuando levanto la espada gire a garra y lance una estocada hacia su cintura, garra entro por debajo de su peto, sentí como rasgaba la débil cota de malla, como de algo duro pasaba a entrar en algo más blando y en ese momento el caballero soltó un alarido, dejo su espada y se llevo las manos al peto ahí donde estaría su estomago, seguramente tenía una herida pero su defensa le impedía cerrarla, desesperadamente movió sus manos por el peto pero no sirvió, saque a garra y este se arrodillo, mi cuerpo pesaba, casi caigo hacia el frente, apenas pude detenerme con mi mano derecha, –AAAA- sin darme cuenta un soldado estaba a mi derecha y su maza bajaba rápidamente, no podía moverme, esta golpeo con fuerza mi hombro, la fuerza izo que me desplomara, caí boca abajo, el otro soldado armado con una espada corta se acercó por mi izquierda y colocándose a la altura de mi cabeza levanto la espada, respiraba con dificultad, mi fuerza estaba agotada, era el fin, así acabaría todo, que final tan poco épico, quien cantaría canciones de un hombre que muere llevándose solo a diez, que gran señor muere así, si fueran diez caballeros famosos, pero solo eran soldados y caballeros desconocidos… La espada bajo, el golpe seria certero, al menos seria rápido, cerré los ojos y espere a que terminara…
-No está del todo mal, pero debes mejorar- Tinchus parecían nunca estar de mal humor, me giro y ayudo a incorporarme –Toma bebe esto- dijo acercando una botella de vidrio pequeña con un contenido cristalino, la botella tenia bellos adornos, parecían enredaderas que subían desde la parte baja y terminaban en la boca de esta. Puso la botella en mis labios y bebí, el sabor era un poco amargo pero refrescante, –Eso será suficiente- dijo retirando la botella, casi al instante el dolor que sentía se desvaneció, allá donde estaba herida mi piel comenzó a hormiguear, mi respiración se calmo y poco a poco comencé a recuperarme, tras poco menos de un minuto me sentía como nuevo, como si nunca hubiera peleado… -Que es eso- dije apuntando hacia la botella, -Un elixir mágico- dijo sonriendo, lo mire con reproche –Ya sabes que no tengo idea de estas cosas, solo sé que curan heridas y cansancio, muy útiles para estos casos, que tu otro maestro te lo explique- levantó su mano izquierda y tras unos segundos los hombres que había desaparecieron, también desaparecieron los cadáveres y las manchas de sangre, todo quedo como si no hubiera pasado nada. –Si no sabes de magia, como es posible que hagas todas esas cosas- me mira en forma burlona dice –Porque soy el jefe… mi rango me permite modificar las tierras cambiantes a mi antojo, puedo hacer lo que me plazca, solo debo imaginar que quiero, eso es muy distinto a la magia, yo poseo poderes pero no conozco hechizos lo mío es el combate, aunque puedo hacer esto…- giro su palma izquierda de modo que esta quedara hacia el cielo, cerro un poco la mano y coloco los dedos en forma vertical –eldr- dijo fuerte y claro, pequeñas luces naranjas aparecieron entre sus dedos, estas se unieron en el centro de su palma y de un instante a otro tenía una pequeña llama en la mano, en su cara se formo una sonrisa burlona –Veo que te sorprende, no deberías pues por lo que me cuentan tu podrás hacer mucho mas, para mí esto solo me sirve para hacer una fogata mas rápido jeje- cerro su mano y la llama desapareció.
-Que fueron esas palabras, no las reconozco- pregunte –Es lenguaje antiguo, lo conozco apenas por encima, sirve para formular hechizos pero además de eso me sirve para entrar en algunos lugares especiales, la verdad es que solo me he aprendido de memoria esas contraseñas jeje, pero no se lo digas a Porto porque me echara la bronca- Me levante y enfunde a garra, aunque mis heridas habían sanado aun sentía un pequeño hormigueo ahí donde se encontraban hace unos instantes, lo que provocaba una sensación un poco incomoda, con mi mano derecha apreté un poco mi brazo izquierdo intentando quitar la sensación –Es normal, se te pasara en un momento- dijo mirándome a la cara –Porto me dijo una vez que esa sensación es porque tu cerebro se confunde con el cambio repentino del cuerpo, deja que lo asimile… Bueno estás listo para continuar- La sola idea de volver a experimentar de nuevo esa batalla creó una mueca en mi rostro –Se que no es divertido… al menos por ahora, pero te aseguro que aprendiste mucho mas luchando en esta batalla que en todos los entrenamientos que cualquier maestro pueda darte- Se rasco la cabeza pensativo y en sus ojos se mostro un brillo y su boca formo una sonrisa –Ya sé lo que falta, ¿Por qué llevas eso?- dijo señalando mi chaleco de cuero –Es mi ropa de entrenar- conteste confundido –Este no es un entrenamiento, esto es una batalla real- movió su mano derecha a su pecho –Esta es mi ropa de combate no la de entrenar, tengo tantas cosas en la cabeza que no me di cuenta…- mi mirada era de confusión total –Como es que peleas sin armadura- Su sonrisa se convirtió en una pequeña risa –No la necesito, ya sé que parece raro, pero no todos tienen armadura, cada quien tiene su estilo de lucha y por ello cada quien viste diferente, un ejemplo es tu señor porto, el pelea protegido solo con una sotana negra “solo con una sotana puesta”- Espero que entendiera la indirecta y rio –Si luchas contra el mantente alejado- y continuo riendo.
–Bueno estás listo- Ciertamente lo estaba, tenía mi armadura, mis guantes, mi yelmo, mis botas, mis grebas… –Eso no se ve barato- dijo mirándome con atención –Es una armadura de buena calidad, digna de un señor, pero seguro te hace lento- Me coloque bien mi escudo, este era una placa de acero bien moldeada, detrás de la cual había madera de roble, en el centro tenía mi blasón, un león dorado aunque no tenía el fondo rojo pues me pareció más llamativo el gris del acero de fondo –No necesito ser rápido con esto- mis palabras sonaron seguras y levante mi escudo como si me cubriera de él.
-Impresionante, pero antes de comenzar tengo que darte un consejo- Me quite el yelmo y lo mire –Si maestro- el sonrió esa palabra lo divertía mucho –Deja de pensar- lo seguí mirando y antes de que preguntara dijo –Piensas mucho, para una batalla se piensa antes de comenzar, mientras luchas te conviertes en un soldado mas y los soldados no deben pensar… En palabras más fáciles, no pienses, actúa, deja que tu cuerpo se mueva por su cuenta a como mejor le parezca, el encontrara la mejor manera de matar al enemigo o hacer lo que tú quieres- llevo su mano izquierda al frente y comenzó a hablar, igual que antes, el viento se arremolino y de la nada aparecieron soldados y caballeros –Son cien en total, veinticinco caballeros y el resto soldados, si quieres convertirte en un guerrero respetable debes vencerlos a todos y aun tener fuerza para dirigir a los hombres a tu mando- Se dio meda vuelta y se uno a los guerreros que formaban un círculo perfecto a mi alrededor.
–Tres al frente- Casi de inmediato tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, se notaba por la armadura que llevaban, los tres con espada, escudo y una daga en el cinto, sus armaduras eran de cota de malla y casco de acero, sus espadas no mostraban calidad, eran más bien normales, se veían decididos pero me miraban fijamente, lo que me gusto, alumnos les hacia vacilar un poco.
En mi mente se arremolinaron preguntas, como avanzar a quien atacar primero, pero recuerde el consejo de Tinchus y pare, respire profundo y espere, “No pienses, actúa”, comprobé mi escudo una vez mas y desenfunde a garra. Los tres soldados se me acercaban poco a poco formando una línea, tanteando a cada paso y esperando cualquier movimiento, seis metros, cinco metros, cuatro metros, fue entonces cuando el soldado de la izquierda corrió el pequeño tramo que faltaba y levanto la espada, había dejado desprotegido su costado derecho y podría asestarle un golpe tras parar el suyo “No pienses, actúa” borre eso de mi mente y di un paso al frente, me gire un poco y lleve a garra hacia mi izquierda, la espada del soldado comenzaba a bajar, pero la mía a la vez subía desde mi costado, lo más lógico era parar el golpe acero contra acero, pero mi espada casi inconscientemente fue más abajo y dio en la muñeca de mi enemigo, la cota de malla crujió pero no era rival para garra, llego al hueso y mas allá, la mano del soldado se desprendió y este con un grito de dolor trastabillo hacia atrás, antes de que saliera de mi alcance lance un tajo desde arriba dirigido a su hombro, apenas lo alcance con la punta, pero fue suficiente, la cota de malla cedió y logre una herida que bajaba en diagonal desde su hombro izquierdo hasta su costado derecho, la sangre mano cubriendo su cota y el soldado cayó de espaldas. Todo esto duro apenas unos segundos “El no es tu único enemigo” mire hacia la derecha y el soldado mas cercano estaba a medio ataque, me cubrí con el escudo y la espada reboto, eso me dio un punto para atacar, otra vez sin pensarlo lance una estocada con garra al pecho del soldado, este no pudo hacer nada para detener el ataque y garra se hundió en su pecho ahí donde estaba el corazón, los ojos del soldado se abrieron como platos y con un alarido a medias cayó muerto. El otros soldado al ver a sus compañeros muertos retrocedió, pero su cara no mostraba ni miedo ni angustia, me di cuenta entonces que solo podía ver las emociones de aquellos hombres antes de morir, solo en el instante en que morían mostraban dolor y miedo. El último de los tres soldados no duro demasiado, luego me acerque al primero de mis contrincantes y puse fin a su agonía clavándole a garra en el pecho. –Tres mas- grito Tinchus cual capitán y tres soldados mas salieron de la formación…
Después de lo que a mí me pareció una eternidad llego el sexto combate, mis músculos ardían y tenía el cuerpo bañado en sudor, mi armadura tenía algunas abolladuras, y bajo algunas de ellas mi cuerpo dolía por las magulladuras que habían dejado los golpes, mi escudo era el más afectado pues la parte de metal parecía papel arrugado y la madera empezaba a partirse bajo ella. A mis pies estaban los cuerpos de quince hombres, entre ellos cinco caballeros, los que me habían dado más trabajo, sus armaduras eran muy resistentes pero con la fuerza adecuada garra podrá atravesar cualquier cosa. Aunque me habían golpeado daba gracias a mi armero, si la armadura hubiese cedido y estuviera sangrando tal vez habría caído al tercer combate como antes… –Adelante- escuche decir, y tres hombres salieron de la formación, eran tres soldados, respirando profundamente me tranquilice, el combate anterior habían venido dos caballeros y eso era difícil de manejar, al menos con soldados me sentía más seguro de mi mismo. Los tres corrieron, gritando y con las espadas en alto, me cubrí con el escudo y espere que envistieran, me puse lo mas a la derecha que pude, espere, espere y el soldado lanzo su ataque contra mi escudo, en el ultimo momento salte hacia la derecha y trace un arco hacia su costado izquierdo, garra alcanzo a tocar la parte baja de su escudo pero continuo y le provoqué un profundo conté bajo el brazo, mi enemigo cayó al suelo y momento después comenzó a escupir sangre, supuse que la herida había tocado su pulmón, así que estaba fuera de combate. Los otros dos se acercaron y descargaron sus espadas contra mí pecho, levante simultáneamente mi espada y mi escudo y pare ambos ataques, pero su fuerza me supero y me encontré trastabillando hacia atrás, los soldados no perdieron la oportunidad y me atacaron desde los lados, pare con mi escudo al de la izquierda pero no levante lo suficiente rápido a garra y el otro me alcanzo en el hombro, su espada reboto pero el golpe dejo un dolor punzante ahí donde mi brazo y mi torso se conectaban, di un fuerte golpe con el escudo otro soldado, este se tropezó con el cadáver de un soldado y cayó de espaldas, momento que aproveche para concentrarme en el que me había herido, pare un segundo golpe con mi escudo y con un movimiento de espada descendente le herí en la pierna izquierda, esta fue muy profunda y el soldado no pudo soportar su propio cuerpo, así que cayó de lado, me acerqué a él y le cabe a garra en el vientre, tras un segundo la retire y fui a por el otro soldado que se acababa de poner en pie, dos golpes certeros uno en el brazo y otro en la cabeza acabaron con el…
–Bien hecho leo, eres mucho mejor con tus armas al completo- dijo mirándome alegremente, parecía que le divertía mucho ver la batalla igual que vivirla, espero un poco dejándome recuperar el aliento y cuando se dio cuenta que estaba mejor dijo –Su turno capitán- de detrás de los soldados emergía un hombre, era alto al menos de dos metros, portaba una armadura obscura, en el peto tenia grabados pero no se distinguían bien, sobre su cabeza tenía un yelmo completo, diferente al de los soldados, pues los de estos solo les protegían la parte superior y trasera de la cabeza, el yelmo también negro tenía dos cuernos en la parte superior y alrededor de la visera tenia muescas que simulaban dientes cortos pero gruesos, en sus manos tenía un escudo, negro con tres marcas diagonales de color rojo y un martillo de guerra que parecía diseñado para dos manos no para una, era lo más aterrador de él y en mi mente ya veía el resultado de un golpe con aquella arma –Quien eres- pregunte con curiosidad y esperando hacer un poco de tiempo, el hombre soltó un gruñido pero no dijo nada –Preséntate anda- el sonido vino de mi izquierda era Tinchus que más que una orden era una petición, el hombre lo miro y acantio, bajo el martillo y lo coloco de cabeza sobre el suelo, después se llevo ambas manos a la cabeza y se quito el yelmo, cuando los rayos de luz tocaron su rostro pude notar sus facciones, su piel estaba marcada por el sol, su pelo era negro, su nariz eran más grande de lo normal y tenía unas cejas muy pobladas, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, sus ojos eran azules, un azul claro que combinado con su rostro y porte infundían miedo, al notar la expresión en mi rostro este sonrió dejando ver unos dientes blancos, casi perfectos y tras unos segundos dijo –mi nombre es Kunna Jotunn Vega- en el momento que lo dijo las pequeñas marcas que tenía su armadura, aquellas que eran poco visibles, empezaron a brillar en un tono entre anaranjado y rojo, las marcas parecían bailar, pero tras unos instantes el hombre dijo una palabra que no logre escuchar y las marcas dejaron de brillar, tras unos segundos se coloco de nuevo el yelmo y tomo su martillo, mire a Tinchus y este dijo –No sé decirte que significa su nombre pero creo que tiene que ver con algo sobre asesino o mata… mmm… no recuerdo- sin más que alegar me gire hacia mi enemigo y me prepare sabía que no iba a ser fácil pero tenía la esperanza de acabar con él y con algunos guerreros mas…
El hombre caminaba hacia mí a paso constante, no rápido ni lento, una velocidad intermedia, pero aun así cubría rápidamente el terreno que nos separaba, un paso suyo equivaldrían a dos míos, cuando estuvo a seis metros de mi empezó a correr y en apenas unos segundos su martillo caía hacia mi cabeza, alcance a saltar hacia la derecha y el martillo toco el suelo haciendo salir volando tierra en todas direcciones, aproveche la oportunidad y ataque su costado pero con un movimiento diestro lo detuvo con el mango del martillo, de las armas salieron chispas cuando estas hicieron contacto, el color plata de garra hacia un efecto como de brillo al compararla con el martillo negro al que estaba unida. El hombre hiso un movimiento de muñeca y de pronto yo me tambaleaba hacia atrás, el aprovecho el momento para atacar mi hombro izquierdo, sin saber cómo mi escudo estaba cubriéndome antes de que el enorme martillo impactara, pero este no era rival para la fuerza de aquel hombre y tras un crujido se partido y yo me encontraba despegado del suelo, tras un segundo caí de espaldas, el mundo dio vueltas a mi alrededor, estaba cansado y mi brazo izquierdo me molestaba, sentía una punzada de dolor y lo peor de todo es que no podía moverlo, me incorpore a como pude, me permití un momento de alegría al notar que mi enemigo no me atacaba en el suelo, se quedo parado a unos metros esperándome, mire mi brazo y la hombrera estaba casi destrozada, afortunadamente no manaba sangre pero un dolor agudo me indicaba que estaba dislocado…
Recobre aliento y pensé, pensé que hacer en ese momento y a mi mente sobrevino el recuerdo de mi maestro de armas, en aquellos tiempos cuando mi padre era líder solo de una compañía de mercenarios, luche contra un joven recluta, le gustaba luchar con martillo y espada justo como a mi enemigo, aunque el suyo era muy pequeño comparado en el de este, en uno de los ataques fui herido en mi hombro y este se disloco, el maestro de armas dijo que en medio de la batalla no podía ver a un sanador y que una herida así era curable por uno mismo, repetí en mi mente sus palabras “cierra el puño y gíralo hacia el cuerpo lo más posible, luego con la mano sana da un fuerte golpe en el hombro” con garra corte las abrazaderas de mi escudo, del que solo astillas quedaban, al caer al suelo estas sonaron como cuando tiras pedazos de madera al suelo, en mi mente repetí otra vez los pasos que me enseñaron y comencé, mi bica se tenso por el dolor que esto suponía, el primer golpe no sirvió de nada más que para aumentar el dolor, el segundo también aumento el dolor pero a diferencia del primero se escucho un tronido muy fuerte evidencia de que el hueso regresaba a su lugar, moví el brazo lentamente y aunque dolía podía moverlo.
Al ver que me había recuperado el hombre avanzó hacia mí, empecé a pensar que hacer, aunque Tinchus me había dicho que no lo hiciera, no parecía buena idea experimentar ante este enemigo, era demasiado fuere, lo suficiente para mandarme a volar con un ataque, “Mal…” mire a mi alrededor y todos los soldados me miraban, igual que Tinchus “Mal…” de donde venia ese sonido, mire a mi alrededor sin entenderlo “lo haces mal” esa vos me resultaba familiar, y parecía ser que ninguno la escuchaba o que a ninguno le parecía nuevo –Quien eres- pregunte un poco alarmado, a mi mente vino el recuerdo de aquellas voces que había visto al desmallarme, aquellas que habían hecho que no volviera a usar magia, al escucharme Tinchus me miro extrañado, mi enemigo seguía acercándose, me quite ese pensamiento de la mente y me prepare para lo que venía, esta vez el hombre ataco de izquierda a derecha formando un arco horizontal, salte hacia atrás el matillo choco con garra y la fuerza casi me la quita de las manos, “mal…” me distraje, el ataco de arriba abajo y me alcanzo en el pecho, el golpe me levanto por los aires, el mundo dio vueltas, después de unos segundos ateriese boca abajo, mi respiración era desesperada pues me había sacado el aire, del pecho me llegaban punzadas de dolor, seguramente tendría algunas costillas rotas si contaba suerte, sería mi único daño, el dolor era profundo y mi cuerpo se negaba a obedecerme, este enemigo era formidable, el más fuerte al que me había enfrentado después de Tinchus, aunque no podía saber si era más fuerte que él pues Tinchus nunca me había herido, en todas los entrenamientos que pasamos fue cuidadoso de no cortarme con cerberos. Ladee la cabeza, mi yelmo ya no estaba, seguramente abría salido volando, mi visión era borrosa, alcance a distinguir a un metro de mi a garra, la había soltado al recibir el golpe, mi único pensamiento era ir a cogerla, un guerrero nunca suelta su arma, pero pensé que había sido lo mejor, si no se me hubiese resbalado tal vez me abría herido con ella. Me arrastre poco a poco, no me importaba nada, más que alcanzar a garra, no sabía dónde estaba mi enemigo pero estaba casi seguro de que vendría a por mí y acabaría de una vez por todas, me arrastre cada palmo que avanzaba era una agonía, pero todo mi ser quería recuperar a garra, me acerqué, un poco, un poco mas… por fin mi espada estaba al alcance, estire mi brazo, toque el pomo en forma de león, con un último esfuerzo alcance la empuñadura y la tome, entonces recupere la percepción del resto del mundo, y lo que escuche no me gusto…
El sonido de las botas metálicas sobre el pasto apenas a tres o cuatro metros de mí, el familiar sonido de una armadura al acercarse, intente ponerme en pie pero no era posible “Lo haces mal” volví a escuchar –Quien eres- grite con frustración, con mi mano izquierda me apoye en el suelo y me levante, el solo hecho de hacerlo significaba uno de los peores dolores de mi vida y aun así sentía que debía hacerlo, poco a poco… poco a poco lo hice, una vez de pie mire mi peto, para mi sorpresa había resistido, pero en su centro tenía una deformación cóncava, ahí donde el martillo había impactado, respire hondo y di media vuelta, lo mas rápido que pude, ahí a unos dos metros se encontraba de pie sin moverse aquella mole, no parecía cansado y por supuesto no estaba herido, no le había alcanzado en ninguna ocasión, al ver que estaba de pie y mirándolo continuo la lucha. “El libro también se considera una arma de tu propiedad, por eso ha venido” Recordé esas palabras, dichas tiempo atrás por Tinchus, sin nada que perder sujete con mi mano izquierda el libro negro…
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Uff al fin quedo como yo queria, tube que hacer algunas correcciones y sobre todo editar y agregar pero ya esta cuidado con la luz fantasma digo la voz fantasma jeje