Guerreros De Odin de Guaranpis



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    La casa de León

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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:35 pm

    PROLOGO

    En una era lejana, de la cual pocos recuerdos quedan, existio un hombre que no llamo para nada la atencion, pero a quien el destino le tenia reservada una tarea que solo el podia realizar... (Bueno la verdad cualquier hombre habria podido pero a el le toco)

    Su nombre era Jorge, un caballero errante con la pericia o astucia suficiente para lograr que un puño de campesinos creyera en el y en sus metodos, era un hombre que no porto nungun titulo mas que el de caballero, y para esas epocas era todo un logro, pues ser un caballero lo combertia en señor de un pequeño puño de tierra en el vasto mundo en el que vivia, los inicios de cualquier imperio. Pero como he dicho antes el no llamo la atencion, pues con un unico feudo no era nada, en las tierras en las que se instalo. Para su mala suerte tenia un vecino que era archiduque y no queria competidores, en solo 1 año su casa estaba sitiada, con un competidor 500 veses mas grande que el en tierras y muchas mas en tropas, la batalla no duro mas de dos dias...

    La Comedia de la Colina le llamaron, pues con solo 1 caballero, 50 lanceros y 100 campesinos, intento enfrentarse al ejercito enemigo que contaba con 1000 hombres(entre ballestas,jinetes,soldados y lazas), algo muy valiente pero estupido, como dije fueron dos dias, dos batallas y una completa aniquilacion...


    50 caballeros habian empezado esta cruzada, 50 lo siguieron y ahora solo quedaba uno. Los demas habian muerto en batallas que libro por el control de los pueblos y aldeas sircundantes pero que fue en vano pues los pueblos estaban bien protegidos... Todo aqueyo que habia sacrificado, todo en lo que habia creido, ahora se desvanecia, con la vicion de ese enorme ejercito que habanzaba hacia el y sus leales soldados...

    El y sus hombres se colocaron en la cima de una colina, todos habrian querido tener arqueros, pero agradecian que los ballesteros enemigos no alcansaran su posicion, la batalla comenso temprano y con una carga frontal, una gran sonriza se le marco en la cara al ver a los enemigos retirarse, y por un momento penso que ganaria, pero en realidad habia sido subestimado y solo enfrento a una pequeña fracion del ejercito enemigo. El segundo dia el comandante del archiduque temeroso de la ira de su señor mando todo lo que tenia y asi acabo la Comedia de la Colina.

    Una ves derrotado y herido de muerte retorno a su casa con la imagen de las personas que creyeron en el siendo masacrados, con lagrimas en los ojos entrego a su caballero todo el dinero que quedaba y le dio la orden de reclutar a 49 hombres mas y llevar a su hijo unico a otras tierras con el fin de intentar finalizar lo que habia empezado en estas. El nombre de ese muchacho Leobardo I una persona que se hiso notar pero esa es otra historia...

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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:35 pm

    CAPITULO 1. Un nuevo Comienzo

    Algunos meses habian pasado desde la muerte de su padre, pero el muchacho aun sentia dolor en su corazon, no podia creer lo estaba pasando, hacia poco vivia en paz y tranquilidad junto a su padre, y ahora el habia muerto y le habia encomendado continuar su sueño.

    El siempre habia querido ser el heredero de su familia, pero no penso que con apenas 16 años le tocaria dirigir a un pueblo, no sentia que tubiera la habilidad suficiente para lograrolo, admiraba a su padre por lo que habia hecho y no podia compararse con el. Aun asi sabia que Daniel, el caballero mas leal de su padre estaria ahi para guiarlo, el lo habia sacado de el pueblo en llamas, despues de que los hombres del Archiduque empezaran a saquearlo todo, fue facil escapar, los soldados estaban entretenidos con sus premios... en algunos momentos sintio el deseo de alludar a los pobres campesinos pero Daniel lo detubo, desia "no seas tonto si quieres venganza aqui no la conseguiras, ¿Ves al Archiduque en algun lugar? ¿Acaso es que eres capas de detener a todo el ejercito que nos invade?".

    Con gran dolor salimos de ese infierno, y tras un par de semanas de viajar hacia el oeste llegamos a burdeos, un lugar frenetico, habia gente por doquier y el olor no era para nada agradable. Despues de descansar, buscamos a 49 caballeros que aseptaran mi dinero, no fue dificil encontrarlos...

    Una vez abastecidos me dirigi al este a tierras virgenes y encontre un apacible pueblo al pie de una montaña, era el lugar perfecto no habia señores en muchas leguas a la redonda y contaba con muchas tierras fertiles, la montaña para mi suerte estaba rodeada por rios, si se construian defensas en los pocos puentes que habia, no me tomarian por sorpresa... Pero primero lo primero, habia que unificar las tierras sircundantes, yo y mis valientes caballeros atacamos, y uno a uno los pueblos libres del valle cayeron en mi dominio, pero eso me costo la vida de muchos de los caballeros que tenia, y con poco dinero no podia hacer nada, la pregunta era como actual, que hacer... Para mi sorpresa Daniel tenia una solucion, "mi señor vuestro padre intercambio algunas cartas con un cura del norte, esta lejos pero ofrecio alluda economica y protecion, acambio pide su lealtad, y un porcentage de las ganancias en las recaudaciones" Entonses ve, quiero saber si ese trato esta abierto a mi y si lo esta lo aseptare.

    Para mi sorpresa Daniel no tardo mucho en regresar, trajo consigo un mensaje y un cofre, mis ojos se abrieron como platos al ver el contenido... El mensaje decia "te asepto como vasallo y para sellar el pacto envio 500,000 monedas de oro, usalo para expandirte, tu sabras como. Lamento desirte que para ti hay una condicion mas, aparte de la recaudacion y la lealtad, quiero un flujo de las mas bellas campesinas de las tierras que tienes por conquistar..."

    Ahora era vasallo, de un cura noruego, de nombre Porto, la carta me sorprendio mucho, esperaba no hablara en serio, pero por si acaso envien un mensajero con 10 sirvientas, para mi sorpresa, regreso el mensajero pero no mis siervas, desde ese momento supe que no tendria un señor "normal", pero por los 500mil le ubiese dado eso y mas...
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:36 pm

    CAPITULO 2. La crisis de los Titulos

    Ahora era alguien respetable, no me lo creia, habia logrado conquistar muchos feudos en poco tiempo, con los 500mil logre doblegar a todo el valle y mas alla, 150 pueblos y aldeas estaban a mis pies, pero en pocos dias me enseñarian que las cosas no son solo de conquistar y doblegar pueblos, el mundo de la politica es un poco mas complicado...

    El primer dia del mes de febrero, un grupo de viejos pidieron audiencia, los recibi no tenia por que rechasarlo. Para mi sorpresa, desian ser representantes de las aldeas que habia conquistado, eran en su gran mayoria viejos o lideres de aldeas. Venian no ha felicitarme, tampoco venian a jurarme lealtad, sino a exigirme dinero...

    Apunto estube de hacerlos sacar a patadas, pero entonses un anciano, de temple sereno, y vos tranquila me dijo "No queremos inportunarlo mi señor, hemos venido porque nos preocupamos por vos, digame usted, ¿Acaso conose a un caballero que domine la cantidad de tierras que usted domina?". No supe que contestar, la verdad no conosia a muchos señores, solo a aquel archiduque, ese que me quito todo lo que queria, y que llegado el dia mataria con mis propias manos, o almenos ese era mi deseo, y porsupuesto a mi señor aunque desde que se quedo con mis siervas no le habia escrito. Al percatarse de que no contestaba prosiguio "Un señor tan noble como usted deve saver que a mayor extencion controle un hombre mayores son sus tirulos y honores, y por lo tanto deve hacerse una ceremonia para ser envestido con el titulo que le corresponde". De mala gana asepte y se marcharon.

    Un dia despues se celebro una ceremonia esplendida, a la vista de todo el pueblo, pero algo me inquietaba, era una ceremonia sencilla, solo se nesesito a un cura y se me dio una cadena con eslabones de oro, no entendia nada, esta cadena y la ceremonia, cuesta tanto pensaba "Habre sido estafado, aller recuerdo haber dado una cantidad de 4 cifras, con 20 o 30 monedas fundidas habria vastado para forjarla, no puedo aseptar esto, si me estafaron sere el asmerreir de mi pueblo".

    Mande buscar a esos ancianos, pero no regresaron, en cambio solo llego un grupo de personas, parecian personas trabajadoras, estaba confundido y muy enfadado, me habian estafado y asi se burlaban de mi, enviando a estos campesinos. Aun asi no dije nada y espere a ver que decian. El hombre mas robusto de todos se adelanto y dijo "Mi señor he venido bajo la orden de los ancianos" sin paciencia cambie de pareser, no les seguiria el juego, dije con rapides y vos un poco enfadada "A que has venido no te he llamado a ti, ¿con que fin has venido quien eres?". Un poco temeroso respondio "mi señor soy un armero, especialita en armaduras, me han pagado para haceros una armadura" Me sentia todo un estupido, pero no podia mostrar mi error, devia continuar como si nada "¿y tu?" dije al hombre de su derecha. "Soy espadero mi señor" Dijo. No se diga mas pues hacer lo que devais hacer...

    Ahora lo entendia, era logico que un señor tubiera una armadura especial, un mes despues mi armadura, mi espada y mi escudo estaban listos...


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    Era hermosa, pero habia costado lo suyo, o al menos eso esperaba. Lo unico malo es que no fue la ultima ves que vi a esos ancianos, el siguiente mes regresaron por mas dinero, esta ves se explicaron mejor... No me gusto saber que para mantener mi titulo tenia que desembolsar dinero cada mes, y cada sierta expancion devia subir mi titulo.

    Todo eso paso y mas, pero una cosa no se quito de mi mente, estoy casi seguro de que esos viejos deven quedarse con algo del dinero que pagaba, y en resumen deve ser una gran mafia, aunque no tan grande como la de los bufones...
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:37 pm

    CAPITULO 3. Los Odines

    Algunos meses habian pasado ya, desde que conosi a los viejos, no paresian tan malos, y ya me habia acostumbrado, en sierto modo a la politica, pero halgo faltava, me sentia un poco solo, el unico contacto que tenia era, con mi señor, los vecinos eran pocos y no hablaban mucho, asi que solo tenia a daniel para descargar mis problemas y pasarla bien, claro tambien una que otra campesina pasaba en las noches por mi cama, pero no era la gran cosa, halgo me faltava, pero que...

    La respuesta vino a mi en uno de los mensajes de mi señor, me pregunto que si no deseaba formar parte de un gurpo, una asociacion de personajes muy interesante, su nombre Los Guerreros de Odin, la emocion reboso mi corazon era algo muy interesante, algo nuevo y sin duda lo que estaba buscando. En resumen es una horganizacion de personajes de todas las posibles prosedencias y culturas, habia judios, barbaros, cristianos y arabes, los cuales tenian desde el titulo mas humilde hasta el mas respetable. Lo mejor de todo es que una ves aseptado, te trataban como a un igual, podias hablar con un emperador sin formalidades, aunque fueras señor de una pequeña aldea o al menos eso explicaba la carta...

    Sonaba muy bien y rapidamente respondi que aseptaba unirme, pero al pareser mi señor omitio la parte de que para entrar tenias que pasar una prueba, no era nada del otro mundo pero me sentia muy nervioso, al pareser solo podias ingresar, con el consentimiento de todo el gremio, o la mayoria de ellos...

    Junto al mensaje me envio una medalla o algun artefacto extraño, en el mensaje desia "Te envio una runa, este artefacto es muy importante, con el tienes entrada nuestras tierras, las tierras odines, aunque por ahora sera limitado. Sujetalo con firmesa y lee estas palabras en vos alta "***** ***** **** *** *******", ya lo entenderas..."


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    No sabia que pasaria pero, por si acaso, deje a daniel al mando de todo, si es que me susedia lo inpensable, confiaba en mi señor, pero esto tenia mucho paresido a la brujeria de la que mi padre tiempo atras me advirtio. Desia que habia fuerzas en el mundo que no podian entenderse, y a las que pocos tenian aceso y por ese motivo devia tener mucho cuidado. Fui a mis aposentos, sujete con fuerza la "runa" y dije con vos firme "***** ***** **** *** *******" Apenas y termine, el mundo dio vueltas a mi alrrededor, me senti muy ligero, todo se puso obscuro y pense que hiba a morir...

    Abri los ojos, un poco confundido, senti frio mucho frio, estaba boca abajo, habia nieve, y aun estaba mariado, a como pude me levante, y me quede petrificado...


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    Estaba parado en un presipicio, al frente, habia un castillo, me percate que estaba vestido diferente, mi vestimenta de lino, cambio por ropa de cuero y pieles, mi espada no estaba y en mi mano derecha, portaba un acha, "¿Que demonios esta pasando?" me pegunte. El castillo era aterrador y hermoso a la ves, no veia como entrar, no habia puente, frente a la puerta, habia una estatua de lobo como guardandola y el lo alto se veia una cara tallada en la piedra. De pronto el hielo empezo a juntarse y creo un puente, las puertas crujueron y de ella salio una persona o al menos eso esperaba, estaba cubierta por completo con lo que parecia una capa, no podia verle la cara, y a cada paso me confundia mas, ahora estaba seguro de que me tendieron una trampa y yo estaba muerto, esa figura no seria otra que la muerte viniendo a reclamarme. De pronto una vos que paresia venir de esa persona, me saco de mis pensamientos y dijo...
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:37 pm

    CAPITULO 4. El castillo de Odin y las tierras cambiantes.

    "Vas a quedarte ahí parado eternamente o piensas pasar, no es que valla a comerte al menos no por ahora jeje", sorprendido y confundido a la ves conteste "quien eres tu, muéstrate" la figura respondió de inmediato y con vos un poco burlona "A si es como le hablas a tu señor, después de todo lo que he hecho por ti..." yo no supe que decir, aun estaba procesando todo, aun así el parece que me hiso caso y descubrió su cara quitándose la capucha, la obscuridad que cubría su rostro, desapareció y dejo ver a un hombre, se veía joven, de no mas de 20 años, blanco, pelo color rojo fuego, el cual le llegaba hasta los hombros y ojos color verde, parecía sacado de esas historias de los vikingos, de las que mi nana tanto me había hablado...

    Con cuidado cruce el puente, y procedí a arrodillarme, pero antes de que siquiera mi cabeza bajara, me detuvo, "aquí no debes hacer eso, aquí somos todos iguales, no hay rangos de nobles, somos hombres y mujeres nada mas" No entendía nada, pase dentro de ese castillo y las puertas se cerraron a mis espaldas, me percate de que nada ni nadie las estaba moviendo, lo cual era muy aterrador. "No comprendo, ¿donde estamos?", "Este es el castillo de Odín", sin comprender nada aun pregunte de nuevo "Bueno pero este castillo en que lugar esta, en que territorio de la tierra nos encontramos", con una sonrisa contesto "Estamos en todas partes y en ninguna". A cada palabra me confundía mas, empezada a dudar de mi mismo, tal ves me había vuelto loco, y esto era una alucinación, el que decía ser mi señor, no se parecía a nada, de las descripciones de Daniel...

    "Podrías explicarte mejor, no entiendo nada" Me condujo por algunos pasillos y entramos a una sala iluminada por candelabros, todo en el castillo se veía tenebroso, y sobretodo vacio, no nos habíamos topado con nadie desde que entre, y eso era muy raro para un castillo, donde estaban los guardias, y los criados, donde estaban todos los que hacían que funcionaran las cosas, en un castillo de tal envergadura debían haber muchas personas.

    En el centro de esa sala, había una mesa grande, me dijo que ocupara cualquier lugar, y una ves me senté el ocupo el otro lado, de modo que quedamos frente a frente. Con vos seria nada parecido a cuando me recibió, empezó a hablar "Mira, para entender donde estamos necesitas entender la historia, de este lugar y de sus ocupantes" Entonces escuche con atención, no quería interrumpir la inspiración que empezó a mostrar.

    -Hace mucho tiempo, mucho como para que el mundo lo recuerde, existió un grupo de guerreros, este grupo se dice descendía del mismísimo Odín y de diferentes mujeres mortales, eran semidioses, o al menos eso se dice, estos eran formidables guerreros, casi eran invencibles. Al ser semidioses gozaban de una vida muy larga así que poco a poco se fueron conociendo, y por cosas del destino, se unieron bajo un mismo estandarte, su agrupación fue llamada Los Hijos De Odín. Juntos formaron una fuerza que podría desatar un poder inigualable. Odín cautivado por la imagen de sus hijos ayudándose entre ellos, les hiso un regalo, Creo una tierra, sin igual, una tierra que no estaría en ningún sitio tangible, la creo en el mundo de los espíritus, así no importaba donde estuviera cada uno, podrían reunirse. Además les dio la capacidad de moldear esta tierra a su antojo, por ese motivo las tierras pasaron a llamarse "Las tierras Cambiantes"

    Eso explicaba lo del hielo, pero mundo de los espíritus, no me creía del todo esto, pero no dije nada y continúe escuchando su relato.

    Pero como todo semidiós, tiene un lado mortal, estos agotaron sus largas vidas, y uno a uno fueron muriendo, sus descendientes tenían mas diluida la sangre de dios, y generación a generación sus fuerzas fueron menguando, hasta igualarse a las mortales, además de que se habían unido a ella guerreros que no tenían sangre de Odín. Para este punto, se decidió, que para no ofender a Odín, debían cambiar el nombre a su grupo, se opto por cambiarlo a Guerreros De Odín, esta agrupación es la misma de la que te hable, y aun tenemos control, sobre las tierras cambiantes. Este castillo lleva por nombre El castillo de Odín fue creado por los hijos de Odín, en honor su padre, y es el lugar con menos cambios en toda la tierra, nos gusta que los primeros que entren a las tierras cambiantes pasen por aquí, no me digas que no te sorprendió.

    Bueno esa era una mejor explicación. "La verdad si impacta mucho, Pero ¿Como he llegado aquí, que era ese artefacto que me mandaste esa runa?"

    Retomando su vos burlona dijo "Pues de como llegaste aquí, eso ni yo lo se, lo único que se es que estamos en un mundo espiritual. La runa que te mande, se pronuncia como RAIDO y es la runa de el viaje espiritual, para ser mas exacto tu espíritu salió de tu cuerpo y fue traído aquí, por eso eres diferente a tu firma física"

    Pero que dijo, mi forma física, es diferente, "como es posible esto" me quite los guantes de cuero que traía, y en efecto mis manos, no eran mis manos", Porto saco una runa de sus ropas, no era igual a la que yo use, extendió el brazo y pronuncio unas palabras, muy rápido, como alguien diestro en esa lengua extraña que yo tanto tarde en pronunciar, al instante la mesa empezó a crujir, y la madera de la que estaba hecha comenzó a deformarse, en unos instantes se formo un pequeño espejo, al ver mi rostro reflejado en el no me reconocí, ¿quien diablos era?. En el espejo estaba otro vikingo, este era de piel blanca, pelo como castaño rubio, ojos azules, y con una pequeña barba de candado. Me sobresalte, pero ya había visto muchas cosa ese día, como para que esto me molestara...

    Rindiéndome, a este torrente de cosas extrañas, dije "Y ahora que, dime ¿donde están los demás miembros del gremio, donde debo presentarme?" Con una sonrisa dijo "No corras tanto, sígueme" Nos levantamos de la mesa, y salimos de la gran sala, después de recorrer unos cuantos pasillos, que a mi me parecieron larguísimos llegamos a una gran cámara...
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:38 pm

    CAPITULO 5. La Cámara de los Guerreros caídos

    Era una cámara muy grande, sus dimensiones eran tales que mi casa podría entrar en ese lugar y aun sobrar para la armería. Las paredes estaban exquisitamente decoradas con tallados que parecían sacados de un libro de cuantos mágicos, con guerreros y guerreras luchando entre sí o contra criaturas extrañas, frente a esas paredes había acomodadas estatuas de lo que parecían ser guerreros importantes sus portes eran comparables a los de grandes señores, me atrevería a decir que se comparaban a emperadores…

    Todas las estatuas estaban perfiladas al centro de la cámara, miraban a un caballero, la única estatua que mostraba a un guerrero montado, su porte era de un general en batalla, de un titán, a al menos a mi me lo parecía, el caballo estaba en posición listo para cargar, aunque su jinete daba la impresión de un demonio, de un monstruo listo para aniquilar a cualquiera, en la mano izquierda portaba una espada, o al menos eso creía, era una hoja gruesa normal desde la empuñadura, aunque la punta era otro cuento, se ensanchaba mas, parecía como el filo de un hacha. Frente a ese jinete había un estante un monolito, no sé cómo describirlo exactamente, pero lo que me llamaba más la atención era que sobre él, descansaba un libro, o más bien la escultura en piedra de un libro, un tintero y una pluma, era todo lo que un escritor necesitaba, aunque yo no me manejaba muy bien con esas cosas, así que daba las gracias de que fuera una escultura.

    Cundo quite mi expresión de sorpresa, algo que no había podido evitar desde que llegue, porto comenzó a hablar. “Bien leo, veo que sigo sorprendiéndote jeje, esta es la Cámara de Los Guerreros Caídos, aquí está la escultura de cada gran señor de la guerra que ha puesto su grano de arena para nuestra causa. Creo que todos y cada uno de los integrantes de la hermandad, sueñan con que algún día sus imágenes estén talladas en estas paredes o incluso su estatua, digamos que las paredes y las estatuas cuentan la historia de nuestro grupo.”

    “Pero no será una historia muy exacta no, porque sino que son esas bestias de esa pared” dije señalando uno de los tallados que me llamo más la atención al entrar
    “Nunca se sabe que cosas ha habido en otros tiempos, no puedo decirte si son confiables al 100% porque no soy tan viejo, yo no estaba cuando se tallaron las mayoría de estas historias, y no creo que nadie allá estado, más que los primeros hijos de Odín y además creo que ese tallado es de sus épocas, además no importa ya no hay si es que hubo de esas creaturas, en la tierra”

    Tenía razón así que no me puse a discutir, deje que continuara, con su relato, aunque no me dejaba de dar vueltas la imagen, aparecía un guerrero con armadura ligera y espada, luchando contra una clase de hombre, su cara era muy redondeada, y de su boca salían lo que parecían ser unos colmillos, lo más parecido del mundo que me imagine, era a un jabalí, portaba armadura pesada y una maza. Además de ellos dos, estaba lo que parecía un gran ejército a la espalda de cada uno, uno de guerreros normales de parte del Odín y uno de esas bestias departe del monstruo, además de otras clases, había versiones en grande de esa monstruo aunque sin armadura y otras creaturas que no parecían nada amigables…

    “Ese del centro se llama Falcón” ya me lo había preguntado a mi mismo así que le transmití mi duda como un niño a un adulto “¿Porque está en el centro? es muy importante”

    Contesto con una sonrisa, no sabia si se burlaba o solo era amigable “Claro tiene su historia. Cuando se fundaron los Guerreros de Odín, los rivales de la antigua orden (Hijos de Odín) lo vieron como una muestra de flaqueza, y prepararon sus tierras para la guerra, cuando estuvieron listos nos atacaron, y el primero en caer fue Falcón, lucho con valentía, y honor pero era una lucha imposible de ganar, no todos estábamos preparados, así que él se arriesgo para darnos tiempo, un tiempo muy útil pero que para conseguirlo tuvo que dar la vida, por esa razón se le dio el título de “Guardia de Odín” y su estatua paso a tomar el lugar más importante de esta cámara, el que guarda la entrada a las tierras cambiantes, el que protege las tierras de los intrusos…”

    “Eso nos lleva a lo que nos trajo aquí, ves el libro que está al frente de Falcón” sin esperar a que contestara “ese libro es el que guarda la identidad de cada Odín, necesitas escribir tu nombre, el nombre que llevaras entre los odines por la eternidad y por supuesto tu marca”

    Era una sorpresa menor, aunque no sabía cómo iba a escribir en ese libro de piedra. Me acerque y tome la pluma, la cual salió del tintero sin esfuerzo, claro no tenia tinta, y al intentar escribir en el libro, me percate que la pluma se hundía en la piedra, como si fuese mantequilla, pero solo un poco, solo lo suficiente para que quedara mi letra visible, escribí en el Leobardo I, no era para nada imaginativo, pero me bastaba, cuando me gire para preguntar que debía poner de marca, porto me sujetó la mano izquierda y la presiono contra el libro, la silueta de mi mano emitió un brillo rojizo y…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:39 pm

    CAPITULO 6. El regalo

    Mi mano brillaba con gran intensidad la luz la había cubierto por completo y la cámara empezó sumirse en una obscuridad inquebrantable, parecía que solo el brillo de mi mano la apartaba, entonces mi mano fue jalada al interior del libro, mi brazo se hundió sin más en la roca hasta el codo, no tenía miedo pero sentía la desesperación que sientes cuando no puedes controlar tu cuerpo.

    Una vez mi mano estuvo cubierta por la piedra del libro pensé que la obscuridad que se abalanzaba sobre mi y me tragaría, pero no lo izo era por los ojos de Falcón , sus ojos brillaban rojos como el fuego, y para mi mala suerte comenzó a moverse, !la estatua se movía¡, extendió su brazo izquierdo hacia mí, apuntando con su espada a mi pecho, pensé que iba a clavármela, lo mire a los ojos, por alguna razón la luz que emitían no me lastimaba, sentí un leve dolor de cabeza y unos segundos después que para mi parecieron minutos sus ojos pasaron a ser de color blanco y tomo su posición natural, la obscuridad se retiro y mi mano dejo de ser jalada, pude sacarla de la roca, un poco exaltado, recobre la respiración y mire a mi alrededor, porto no lucia nada preocupado, parecía que ni siquiera se hubiese percatado de lo que sucedió.

    Sin prestar atención a mi estado dijo “y bien, como te ha ido, que te han dado” mi cara de confusión lo hiso sonreír, “En tu mano izquierda, ¿Qué hay en tu mano izquierda?” Entonces caí en la cuenta de que sujetaba algo, gire mi puño y abrí la mano, en ella estaba un anillo, era simple de color de la plata aunque no creía que fuera de ese material, alrededor de él tanto por dentro como por fuera estaba tapizado de runas…

    Runas, pero hace apenas unos minutos que supe que existían, ¿Por qué las reconocía?, me percate que sabía leerlas, no entendía como lo entendía, pero reconocía los signos como si fueran mi escritura natural, aunque en si no tenían significado, solo eran un montón de runas desordenadas, o al menos eso me decía mi cabeza.

    “Que es este anillo y porque puedo leer las runas”

    “Veo que te has dado cuenta, pues ese anillo es un regalo, digamos que es lo que usaras de ahora en adelante para venir aquí y hacer demás cosas, no se sabe de dónde proviene pero a mí me gusta pensar que es un regalo de Odín. Ahora entiendes las runas porque Falcón te las ha enseñado, o al menos el ser alojado en la estatua, todos pasamos por esto y a todos se nos otorga un regalo, además no vas a quejarte o si, es mejor que ir a las clases de los curas, ya sabes que peligros se corren asistiendo a mis seminarios jeje”

    Con mucha curiosidad pregunte antes siquiera de pensar y entender todo lo que me dijo, “¿Y a ti que te han regalado?”

    De sus Ropas saco lo mismo que uso para crear el espejo, no era una runa, no le puse atención la ultima ves pero ahora lo veía bien, era un pequeño martillo en el lado opuesto del mango tenía un ojo por el cual pasaba una cadena, este pequeño martillo estaba hecho del mismo materia que el de mi anillo y también estaba cubierto de runas…

    “Y bien ¿Cuáles son esos otros usos de los que hablabas?”

    “Bueno si tanto quieres saberlo, ponte tu anillo y pronuncia en rúnico -Sala de Los Juicios-”

    No tenía nada que perder, así que me puse el anillo en mi mano derecha y como si fuera natural para mi decirlo pronuncie en rúnico -Sala de los Juicios-, las runas de mi anillo comenzaron a moverse y formaron la frase que había dicho y de nuevo el mundo comenzó a moverse a mi alrededor…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:39 pm

    CAPITULO 7. La sala de los Juicios

    El mundo daba vueltas, esta vez no me sentía mareado, fui como absorbido por la nada y de pronto vi una luz, sin esperar demasiado esta desapareció, ahora estaba parado en otro lugar, una gran sala, o algo por el estilo, el lugar era muy amplio pero nada grande comparado a el lugar anterior.

    En forma de circulo había palcos, para explicarlo mejor diría que era como un coliseo romano pero más pequeño, además de que no había ningún lugar de cabecera, era todo igual, no se veía ningún asiento más importante que otro y claro no había arena en mis pues solo pueda, fría y dura piedra, no había adornos de ningún tipo, claro que si van a juzgar a alguien no quieres que este en un lugar agradable...

    Pocos segundos después una luz del tamaño de una persona apareció de la nada, solo fue un instante porque después se desvaneció y dentro de ella estaba Porto, era como si la luz lo hubiese traído. En un instante había aparecido de una cámara a otra, ahora entendía porque los pasillos tan largos no le habían molestado, no los usan. Era una forma de viajar de lo más cómoda…

    Porto comenzó a hablar una vez deje de observar bien la sala “Bueno Leo como te ha sentado el viaje, seguro fue mejor que el primero” con una vos un poco más alegre “La verdad ha estado bien, segur sería muy bueno poder hacer esto en casa, y bien ¿Que hacemos aquí?”

    “Este lugar se llama “Sala de los Juicios” aquí se evalúa no me gusta decir juzga, a todo aquel que quiere entrar al gremio, además a todo aquel que sea parte del gremio y cometa alguna barbaridad… Se te harán preguntas y tu debes responderlas lo mejor que puedas, una vez todos hayan aclarado sus dudas sobre ti y tus motivos de querer entrar, se hará una votación, todo voto es libre y publico, no se esconde nada a nadie, así nos gusta decir que hacemos las cosas abiertamente siempre”

    “Pero este lugar esta vacio ¿Quien o quienes van a juzgarme?”

    “No seas impaciente” entonces sujeta su pequeño martillo, este empieza a emitir un brillo rojizo y en rúnico dice “hay un nuevo candidato a Odín, todos por favor preséntense a en la Sala de Los Juicios”

    “¿Por qué ha brillado?, mi anillo no brillo cuando vine aquí”

    “Tu anillo también brilla, pero solo cuando se trata de digamos magia más poderosa, estoy enviando este mensaje a todo integrante del gremio, eso es un poco más costoso que solo transportarte, no lo entenderás hasta que se te enseñe como hacer algunas cosas difíciles con tu anillo”

    Entonces sin aviso la sala empezó a mostrar lo que vi cuando Porto llego, destellos y tras desaparecer dejaban a personas, todas eran como vikingos, hombres y algunas mujeres, uno a uno fueron llegando, saludaban y se sentaban en el primer lugar que encontraban algunos ya sentados se cambiaban de lugar al ver a algún conocido, no había lugares preestablecidos, cada quien se sentaba donde quería.

    Después de unos minutos los destellos fueron menos frecuentes, tras unos 15 minutos después de que Porto enviara el mensaje al parecer estaban todos, y mi juicio comenzó, Porto me recomendó que me presentara, mi nombre en primer lugar, mi ubicación y otras tantas cosas.

    Estaba muy nervioso, había dirigido a mis hombres en algunas batallas, pero esto era distinto, estaba un poco intimidado… “Saludos, mi nombre es Leobardo I de León, mis tierras se encuentran al este de burdeos, por ahora solo tengo 200 pueblos y aldeas a mis órdenes pero planeo seguir mi conquista, y convertirme en un buen hombre que pueda dar algo a los Guerreros de Odín, durante algún tiempo he buscado, un lugar en el que pueda convivir con los señores de este mundo y hacer amistad, por ese motivo más que cualquier otro deseo unirme a ustedes”

    Mis palabras resonaron en toda la cámara, escuchaba a algunos susurrar pero nadie decía nada, entonces cuando abrí la boca para agregar algo a mi presentación Porto hablo “Saludos a todos compañeros, este que esta junto a mí, es Leo un buen vasallo, he intercambiado algunas cartas con él y no tengo nada de qué quejarme, por mi parte lo recomiendo para ser parte de esta familia, es nuevo en esto de ser señor pero aprende rápido por lo que he visto así que no será nada malo para nuestro grupo, también tengo que decir que se le ha dado un regalo personal” Un regalo personal a que se refería…

    Una persona al fondo se levanto y dijo “Que puedes decirnos sobre tu casa, De León, nunca había escuchado de ella”

    “La verdad es bastante nueva, hace apenas dos años mi padre la fundo en las tierras del este de Francia pero por motivos mas allá de nuestro poder fue expulsado de ahí y lamentablemente murio en la ultima batalla, por ese motivo viaje al oeste y me establecí cerca de burdeos, yo sería la segunda generación de esta casa, una casa con poca historia pero con muchas ganas” Mostro una sonrisa y se sentó.

    “Tienes planes que nos puedan llevar a una guerra, dime eres beligerante con otros señores” dijo otra.

    “Pues soy un señor no muy fuerte no podría hacerlo, no tengo planes a futuro de guerra contra nadie, además de que mis tierras están muy lejos de cualquier señor” Sabia que eso era una mentira, quería vengarme de ese archiduque, pero mis planes podría cambiar, aun me quedaba mucho por hacer antes de que lograra siquiera acercarme al poder del archiduque.

    Uno tras otro me pregunto sus dudas sobre mí y una vez estuvieron satisfechos, se me pidió que les diera un tiempo para meditarlo, después de eso empezaron a retirarse como llegaron, ahora veía bien como éramos transportados, parecían ser succionados por algo, su cuerpo se deformaba un poco y aparecía una luz…

    Porto me dio una palmada en la espalda y dijo “Ha salido bien, supongo que eres aceptable, pero no te emociones, aun queda su respuesta, la votación se hará dentro de unos días si todos están listos para dar su voto, te recomiendo volver a casa y esperar jeje”

    “¿Y cómo hago eso dime?”

    “Muy fácil solo di en rúnico volver a mi cuerpo, o como quieras decirlo, yo digo, vuelta a casa, o de vuelta a mi súper cuerpo jeje, tiene mucho que ver en que estas pensando cuando lo dices, y para volver aquí di Tierras cambiantes y puedes agregar un lugar especifico por ejemplo Tierras cambiantes cámara de los juicios”

    “Así madamas, pienso en mi cuerpo y digo cuerpo en rúnico”

    “Si no es difícil, pues para eso están hechos nuestros regalos, a si tu espíritu será transportado, pero ese anillo también, ahora será lo que uses para venir aquí y hacer magia cuidalo bien”

    “Puedo hacer magia en el mundo real, pensé que esto solo servía para hacerlo aquí”

    “Para algunos sí, pero a ti se te ha dado un regalo personal, eso significa que puedes hacer magia dentro y fuera del mundo espiritual, es algo bueno, ahora todos los odines que han entrado y que no pueden hacer magia se les da el don después de ser aceptados, tu ya lo tienes por eso tienes una personal, de no ser así seria un medallón como el que te envié”

    “Quienes hay ahora que no puedan hacer magia desde nacimiento, son muchos”

    “Pues no desde hace tiempo que no entra alguien así, pero es algo que da puntos para entrar, no todos los que piden entrada lo logran, pero de eso hablaremos después, por ahora ve a casa y has las cosas que debas hacer te llamaremos cuando estemos listos”

    Sin esperar a que dijera nada desaparecio, así que pensé en mi cuerpo y dije “A CASA”...
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:40 pm

    CAPITULO 8. ¿Un Lobo?

    En un instante me encontraba en mis aposentos, bueno al menos sabía que podía controlar ese anillo, estaba parado en el centro de mi recamara, aun tenia la carta de porto en la que venía escrito el “hechizo” pero en mi mano izquierda ya no tenía aquella medalla con la runa ahora sostenía el anillo, era como si se hubiese intercambiado…

    Llame a Daniel, quien sabe que habría pasado en las horas que estuve fuera, o fueron días, no sabía pues todo el tiempo estuve dentro de… de alguna parte. No espere nada, apenas llame y el entro.

    “Que acaso has estado esperándome ahí fuera todo este tiempo” le dije en forma de regaño aunque me agradaba saber que tenia subordinados tan leales.

    Con una expresión de confusión y un poco, no sé si preocupado o asombrado dijo “Mi señor no entiendo, si usted acaba de entrar a sus aposentos, no han pasado ni 10 minutos desde que me ordeno que nadie lo molestara…”

    Bueno esa si había sido una sorpresa, era como si el tiempo se hubiese detenido, o casi, “Era broma era broma, puedes retirarte, necesito pensar unas cosas, quiero que preparen mi caballo y a mis guardias, puede que salga a verificar unas cosas” Daniel bajo la cabeza en gesto de respeto y salió de la habitación.

    Me puse el anillo en el dedo medio de mi mano derecha y llame a mi criado para que trajera mi ropa de viaje y preparar mi armadura, no sabía en qué diablos pensaba pero sabía que tenía que salir de mi casa…

    Después de poco más de una hora, todo estuvo listo, mi guardia personal estaba compuesta por los hombres que había sobrevivido a las primeras conquistas eran tan sólo 10 caballeros pero me bastaba, estaría dentro de mis tierras, eso esperaba…

    Sabía que debía esperar una semana, así que saldría a dar un largo paseo por mis dominios, cuando salí de mi casa los guardias se notaron extrañados, desde que era señor, solo había salido acompañado de tropas para conquistar los alrededores, verme en plan paseo era un acontecimiento. Salía sin preocuparme, había dejado a Daniel a cargo de todo, en mi ausencia se reunirían a nuevos reclutas y cuando regresara deberían estar listos para continuar mi expansión.

    Me dirigí al este, no sabía que buscaba pero no me importaba, tras unas dos horas de viaje llegamos al bosque de los lobos, imagine por que le llamaban así, y su nombre no era una exageración, apenas unos minutos dentro, nos topamos con uno, no nos ataco pero no mostro miedo y eso era algo peligroso, significaba que no pasaba gente por aquí o que los que pasaban eran parte de su menú. Mi duda sobre eso se aclaro media hora después cuando paramos para comer, sufrimos un ataque, no eran una amenaza para nuestro cuero reforzado y nuestras espadas largas, pero aun así molestaba un poco, saber que no podrías descuidarte, porque si no podía contigo seguro irían a por los caballos, no era el mejor lugar para estar así que comimos algo rápido y seguimos el camino hacia el este internándonos más en el espeso bosque…

    Tras tres horas de cabalgata, el bosque no parecía terminar, pero según mi mapa, había una llanura al otro lado, a lo mucho se tardaría unas 3 o 4 horas en cruzarlo, pero dos horas más tarde el bosque no acababa y empecé a preocuparme, al igual que mi guardia. Envié a el mejor explorador de los 10 a reconocer el terreno que se avecinaba y continuamos cabalgando, pero no volvimos a verle, esto se estaba poniendo extraño, además de que el sol estaba empezando a caer, según mis conocimientos en 2 horas o 3 a lo mucho seriamos presa de la noche, así que debíamos buscar un claro donde acampar…

    No tardamos en encontrarlo, pero quedaba poca luz y sabíamos que los lobos nos estaban asechando, no podríamos dormir tranquilos, ordene que se levantara el campamento y que se encendieran algunas fogatas alrededor además de la interior, donde ya se cocinaban un par de conejos, el bosque seria espeso y estaríamos perdidos pero no éramos inútiles, tenía a un buen cazador, aunque mi explorador no había regresado y me preocupaba, le ordene ir hacia delante y aunque avanzamos no encontramos nada, ni siquiera había huellas, era como si hubiese desaparecido.

    Mis hombres se turnaron de a dos, no quería arriesgarme a encontrar un lobo mordiéndome el cuello al despertar, poco después de media noche, desperté, en ese momento mis hombres iban a cambiar de guardia, les ordene que no despertaran a nadie, yo aria guardia un rato, bajaron su cabeza y sin decir nada se acomodaron en una improvisada cama hecha con tela y hojas, no había sirvientes ni tiendas, quería un viaje rápido y quedarme en alguna casa del pueblo de la llanura pero bueno nos conformábamos.

    Una hora después escuche algo, era como si algo rondara cerca, los lobos no podría ser al parecer nuestras fogatas, o lo que quedaba de ellas los había asustado, cuando levante la vista, note que me equivocaba, había un lobo a unos metros de mi, era blanco como la luna, y sus ojos eran amarillos como las hojas de otoño, me miraba fijamente y yo a él, lentamente me incline para tomar mi espada, pero cuando levante la vista ya no estaba. Eso no era posible, no escuche que se alejara, así que me acomode el cinturón con mi espada y salí a buscarlo en los alrededores, no me alejaría mucho solo un par de metros, al pasar un par de arboles lo vi, estaba a unos 10 metros, no mostraba miedo como los otros, pero este era diferente, era una hermoso animal, no quería matarlo, pero algo dentro de mi me indicaba que debía acercarme, debía seguir a ese animal, era como lo que mi izo ir al este…

    Termine persiguiéndolo a altas horas de la noche, nunca podía alcanzarlo siempre se mantenía a 10 o 20 metros de mi, era difícil seguirlo entre la maleza pero al parecer me esperaba en las partes difíciles, agradecía no traer mi armadura, este pedazo de cuero era resistente y liviano, perfecto para esto.

    Tras una hora o más llegamos a un claro…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:40 pm

    CAPITULO 9. Sonidos Lejanos

    Al entrar en el claro me encontré frente a unas ruinas, había pilares medio enterrados por doquier, pequeñas estructuras blancas sobresalían de la tierra sin poder reconocer a que pertenecían, todo estaba cubierto de hierba así que no sabía de qué dimensiones había sido aquella estructura, aunque era un bello espectáculo pues la luz de la luna hacia brillar aquellas partes de la estructura. Di un paso y recordé al lobo, al ver hacia la derecha el animal había desaparecido, bueno supongo que había sido traído a el lugar correcto así que ya no seria necesario aquel animal, era todo muy fantasmagórico, yo a la mitad de la noche en medio de unas ruinas o podría ser un cementerio de nobles no sabía que era pero me aventuré a explorar.

    La maleza y las hierbas se había cobrado factura de aquel lugar, no parecía un lugar seguro, pero con solo mantenerme lejos de las columnas inclinadas era suficiente, no veía nada de valor pero creo que la estructura en si era algo valioso, tras una media hora de pasearme por bloques de piedra tirados en lo que creía antes había una muralla y otras cámaras sin techo, las cuales estaban aun en un estado en el que me atrevía a entrar encontré una puerta, era solida y no parecía muy dañada, me acerque a ella y la empuje, esta se abrió sin apenas esfuerzo, las bisagras estaban engrasadas, había sido usada con frecuencia, o eso parecía. Daba a unas escaleras que bajaban ni idea a donde, sería mejor explorar de día y acompañado, no quiero que una viga suelta me caiga encima o cualquier cosa de estas ruinas y no allá quien me ayudé, di media vuelta y en el momento que iba a cerrar la puerta (HAAAAAAAAAAAAAA) un grito, de una mujer al parecer, sin pensar corrí escaleras abajo, pero que inteligente no había luz alcance a dar dos o tres pasos y entonces… Ya no había escalera, era como si se hubiese desvanecido a mis pies, pero en realidad no se podía saber si estaba allí antes, la cosa es que caí al vacio, no había nada que hacer, pero mi buena suerte me sonreía no avance mucho hasta que encontré el suelo, mis manos y rodillas amortiguaron la caída…

    Pero ahora que hacia había obscuridad absoluta en que me había metido, pensé en que debía usar para ver, palpe el suelo pero no encontré nada, era blando, había algo que no dejo que me quebrara nada pero no podía saber que era aquello, aparte de eso blando no había nada útil, algún palo… Entonces se me ocurrió no se suponía que podía usar magia, me concentré en mi anillo y en luz, y dije “brilla” en rúnico. El anillo empezó a ponerse caliente y de repente emitió un pequeño brillo, bien mi magia sí que era natural aunque no sé si podría repetir aquello. Me puse de pie y contemple el lugar, era musgo o algo así, aquello que amortiguo mi caída, la caída había sido de unos 4 metros, no mucho pero suficiente como para haberme hecho daño, me alegraba de mi buena suerte y a la vez de mi mala, pues era muy alto como para subir, la escalera de piedra había colapsado, y no había nada que amontonar para subir.

    Pero no podía perder tiempo, empezaba a sentirme mareado tal vez podía usar magia pero no sabía nada del tema, me apresure a como pude y encontré en esa habitación una antorcha, ahora solo necesitaba mi pedernal y con mi espada la encendería, la saque de una pequeña bolsa que colgaba de mi cinturón y la encendí, luego me concentré en mi anillo y dije “apágate” al instante dejo de brillar y me sentí un poco menos pesado, que bien funciono jeje, de aquí a ser un poderoso brujo no quedaba mucho. Busque en el lugar alguna otra antorcha y había suficientes, a cada dos o tres metros estaba una colocada en la pared, tome dos mas y las guanche al cinturón, al frente había tres pasillos, no sabía a dónde daban estos pero tenía que explorar y encontrar a aquella mujer, además de una salida.

    Tome el pasillo que estaba a la izquierda, camine, camine y camine pero por alguna razón no había hacia donde doblar, decidí regresar para usar otro de los pasillos, había caminado 10 minutos en esta dirección, pero al caminar por unos 20 o 30 minutos de regreso, no encontré la intercepción. Algo no estaba bien, la primer antorcha se había casi consumido así que arranque otra de la pared y la encendí, en ese momento (HAAAAAAAA) era el mismo grito, venia de la dirección en la que caminaba, corrí durante unos minutos pero no llegue a ningún lado…

    Esto me empezaba a asustar, después de haber escuchado ese grito varias veces mas y de caminar durante lo que me había parecido horas, decidí dormir un poco, era arriesgado pero lo era más caminar cansado y quedar en alguna grieta, aunque por lo que pasaba sentía que si caminaba dormido habilidad que aun no poseía, no cambiaría nada, el pasillo no terminaba, ya me pensaba que había algo de magia aquí, sobretodo porque una hora más o menos atrás intente ir a las tierras cambiantes sin poder lograrlo (Que creían que se me olvidaba jeje).

    No tarde mucho en quedarme dormido, mis sueños no mostraron nada en particular y después de no sé cuánto me desperté, poco a poco coloque las cosas necesarias para la antorcha y cuando esta se encendió y ilumino el lugar me quede con la boca abierta…

    Una puerta, había una puerta frente a mí, el pasillo tanto a derecha como a izquierda parecía interminable pero había por fin una puerta, me acerque y cuando puse la mano sobre ella(HAAAAAA) el grito, vino de el pasillo de la izquierda, “¿Qué debo hacer?” me pregunte. Ir a donde estaba el ruido de la mujer o entrar y rezar por que allá algo diferente, me trague el orgullo de caballero y empuje un poco la puerta, no quería perderme de nuevo en ese pasillo, tenía miedo y aunque me arrepentiría toda mi vida debía entrar por esa puerta e ignorar a esa persona, no podía fingir ser un salvador, era un chico de 16 años con mucha suerte…

    (HAAAAA por favor ayuda, alguien ayúdeme) eso sonaba más cerca, olvide mi decisión y corrí por el pasillo, al menos habría alguien con quien morir en este maldito lugar, esta vez la mujer seguí llamando, grite “Donde estas, donde estas, sigue hablando, por favor donde estas dime” estaba desesperado corría sin ver bien, corrí y corrí, pero vos sonaba cada vez más cerca, las cosas cambiaban por fin, llegue a una parte donde estaba una puerta de madera reforzada con metal, “Estas aquí, estas aquí” (Ayuda por favor) vino detrás de la puerta. Por fin, por fin la encontré, coloque la antorcha en el suelo, me aleje y cargue contra la puerta, le di con el hombro, pero fue mi hombro el que cedió, de nuevo cargue y de nuevo falle, desenvaine mi espada y la use de palanca, pero mis esperanzas se desvanecieron cuando esta se rompió y yo caí al suelo. Queeee a esto le llaman espada señorial, no hay nada de especial en esta cosa aparte de la bonita empuñadura, me levanté, la tire con rabia al suelo y me arrodille, no podía hacer nada, a menos que mi anillo mágico me ayudé. Me concentré en la cerradura y dije “Ábrete” el anillo se torno rojo, se escucho un “clic” y la obscuridad me trago…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:41 pm

    CAPITULO 10. La sombra ¿Mi destino?

    Abrí los ojos pero no había nada, era como si no los hubiese abierto, solo había obscuridad, “supongo que la antorcha se ha apagado” pero no había nada, no podía tocar nada, no podría hacer nada, no era esa mazmorra, esto era otra parte mi cuerpo estaba como flotando pero donde…

    Una voz me saco de mi letargo era como si me dieran una bofetada, “Eres un estúpido” sonaba como muchas voces hablando al mismo tiempo, era como un regaño, como cuando mi padre me reprendía por algún mal. “Estúpido, que crees que hacías, que tratabas de demostrar”, que era eso, “¿Quiénes son?, ¿Que quieren?”, las voces cambiaron, ahora hablaban una a la vez “Esa no es la pregunta que debes hacer”, “La mejor pregunta”, “Viene siendo aquella, que te da una respuesta que entiendas”, “La mejor pregunta es ¿Qué somos?”, “¿Porque somos?”, “Y ¿Qué hacemos?”.

    De nuevo hablando a la vez “Las respuestas son simples, pero ¿en verdad quieres saberlo?, ¿en verdad resistirías saberlo?, ¿en verdad debes saberlo?”

    “Déjense de rodeos, mostraos ahora” dije desafiante.

    “¿Quien te crees para darnos ordenes?, ¿Crees que nos asustas? Bien, te lo diré pero no te gustara. La respuesta a esas preguntas es fácil… somos tu, tanto antes como después, pero nunca el ahora, somos porque tenemos que ser, para eso estamos aquí y por algo estamos aquí, y hacemos lo que queremos, aunque estamos atados a ti, y lo que te pase nos pasa, por eso no permitiremos que nos hagas daño, y nos haces daño si te haces daño…“

    “No comprendo, ¿De qué hablan?” Todas juntas se burlan de mí y dicen “JAJAJA entendemos que no comprendas, sabemos que no comprendes y sabíamos que no comprenderías, siempre has sido un estúpido pero a cada día nos sorprendes. Te lo diremos más fácil” Ahora las voces provenían de muchas direcciones “Estas aquí”, “Aquí”, “Aquí”, “Aquí”, “JAJAJA”

    “YA VASTA” una voz que apago las demás, esta voz era dominante y parecías que era respetada “No estás aquí, por ninguna razón, estas por algo, casi mueres…” Busque la fuente de esa voz, no tarde encontrarla, era alguien o algo, sus ropas estaban desgarradas, parecían viejas y roídas, vestido en negro total, con una capa que lo cubría desde la cabeza hasta los pies, era algo en el vacío, no había nada en ninguna dirección y aunque pensé que era obscuridad, no podía ser, se veía aquella cosa a la perfección, y aunque parecía verme de frente no había rostro, solo un vacio, en donde debería estar su cara, no había más que un profundo vacio, era distinto a que si él rostro no se observara por las sombras que creaba la capucha, podría ver todo de el menos su cara, era como si las ropas no protegieran cuerpo alguno, como si el vacio tomara forma y se volviera tangible, para ser envuelto en esos ropajes.


    Ampliar esta imagen.


    “Como que casi muero” La cosa se acercó a mi pero no hiso ningún movimiento, esa figura se acercó estática y cuando estaba lo suficientemente cerca como para que pudiera tocarla dijo “mmm no entiendes ni siquiera eso, casi mueres, de no ser por nosotros habrías muerto, tu cabeza y espero sepas que parte del cuerpo es, casi estalla por dentro, crees que la magia es un don el cual te da derecho a hacer lo que te plazca, todo tiene un precio, todo cambio que quieras hacer entre mayor sea mas tendrás que pagar y eso que hiciste, el precio a pagar era tu muerte”

    No podía creerme eso, pero tampoco podía rechazarlo del todo, la verdad cuando hice brillar mi anillo me dolía la cabeza, pero que pasó después… “¿Que hice para casi morir?

    “Veo que tu estupidez no tiene límite, no recuerdas lo que acabas de hacer… Eso no importa ahora lo que importa es que no vuelvas a usar magia mas allá de tu limite, pero creo que no entenderás así que te lo mostrare” La cosa extendió lo que debería ser su brazo y toco mi frente…

    Ahora flotaba era el mundo real, ese lugar no lo conocía pero estaba pasando algo grande, era una pradera, una zona abierta, y en ella dos ejércitos inmensos estaban a punto de enfrentarse, no había visto tantos hombres juntos en un lugar, eran miles, decenas de miles, aun no era bueno calculando los números pero seguro habría unos 20 mil o mas…

    El ejército menos numeroso llevaba un escudo, me paralicé al ver que era mi escudo, un León dorado sobre fondo carmesí, mi escudo aun no existía, solo había mandado hacer un boceto, pero yo sabía que así quería que luciera mi escudo, entre mi ejercito había otros escudos pero no podía verlos, eran grises, borrosos, como el del ejercito agresor. Que bien me mostraban un futuro difícil de entender.

    “Para ti todo es difícil de entender, por lo que se, y no es la procedencia del ejercito agresor lo que debes averiguar ahora, ya llegara su momento, es lo que harás en esta batalla lo que definirá el destino de tu familia, iras a la ruina o pasaras a la historia como un gran señor, jaja aunque eso ultimo esta difícil” No era un tipo nada agradable.

    De inmediato me reconocí con mi armadura dorada, pero por que estaba ahí, era superado ampliamente, no era una batalla justa, entonces empecé a moverme atravesando las filas aliadas hasta colorarme al frente de mis hombres, un poco mas allá de primera línea, ¿Qué pretendía?, atacar él solo o morir con honor,
    cualquiera de las dos ideas era mala. “Atento a lo que viene recuerda este momento y espero aprendas algo” dijo rapidamente la cosa.

    Levante mi mano derecha, y empecé a gritar algo en rúnico, demasiado rápido, demasiado confuso, apenas reconocía unas palabras, mi mano comenzó a brillar, primero color naranja, luego color carmesí, luego color sangre, la luz era más fuerte que la que porto emitió, era una luz segadora, tanto que hacía que el sol dejara de predominar, y entonces una gran llamarada cayó del cielo y abrazo las líneas enemigas, los gritos de dolor, de sufrimiento y miedo se escuchaban a lo lejos, era aterrador… Pero algo no iba bien, la luz de mi mano titilo y se escucho un gran estruendo, una onda aire salió disparada de mi y tras ella fuego, mis líneas y las líneas aliadas eran abrazadas y el fuego se extendía por todo mi ejercito, ahora los dos ejércitos eran abrazados y el caos reinaba, no era una batalla era una masacre, entonces el fuego me envolvió y todo se torno obscuro, aunque los gritos de dolor de mis hombres llenaban esa obscuridad…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:41 pm

    CAPITULO 11. Puerta Abierta y un Nuevo Guía

    Rasposo, rasposo y húmedo… que era eso, moví mis manos, abrí y cerré los puños era firme, estaba en algo solido, aun estaba obscuro pero sentía un aliento en mi cara, era asqueroso, intente palparlo pero la cosa se alejo, busque en el suelo y encontré mi espada, estaba rota, pero rápidamente recobre mis sentidos y mi cordura que parecía casi perdida, y recordé las antorchas, tome una de mi cinturón la puse sobre el suelo y golpeé mi piedra de pedernal contra la hoja rota, apenas unas chispas se necesitaron para encenderla…

    Poco a poco la obscuridad perdió terreno ante la luz de la llama y frente a mí había un lobo, era negro como la noche, y sus ojos del color de la luna llena, ahora sabía que era eso rasposo que sentía, palpe la zona en la que lo había sentido y efectivamente lo húmedo era saliva, pegajosa, maloliente y asquerosa a la vez,, me cubría la frente y parecía ser que también las mejillas, el lobo me miraba fijamente y tras él estaba la puerta, esa puerta reforzada abierta en su totalidad, lo había logrado, abrí la puerta, aunque a un gran precio, ahora mi corazón estaba encogido con aquella premonición, visión o lo que fuese.

    El lobo se aparto sin hacer ningún sonido, como dejándome el paso, cosa que no desaproveche, recordaba ahora aquel grito desgarrador de ayuda, entre con cuidado y me encontré en una habitación, al parecer los aposentos de una dama, había una cama normal, un tocador y cofres que podría guardar entre alhajas y vestidos, cuando me acerque al tocador y vi mi reflejo en el gran espejo me sorprendí… Había dado mucho crédito al lobo, mis mejillas estaban empapadas pero no de saliva, sino de lágrimas, tenía los ojos enrojecidos como si hubiera llorado por horas, era una vista patética, un señor de mi altura con la cara de un niño después de haber recibido una buena golpiza, me talle la cara, sobretodo la saliva de ese animal y examine más detalladamente el cuarto, no había nadie, pudiese ser que esa mujer escapara corriendo cuando me desmalle, pero… ¿Que hacia aquí ese lobo? y ¿Porque no me atacaba?, eran preguntas importantes pero por ahora debia inspeccionar bien la habitación. Me acerqué a la cama y retire un poco la seda que colgaba de la parte alta, al ver lo que había dentro me dio un profundo escalofrió, por poco salgo corriendo, ya parecía un niño ¿Porque no actuar como uno?…

    Era… Era un muerto… O más bien lo que quedaba, eran huesos, un poco más arriba del cráneo tenía una tiara, como la que usan las princesas, supuse que había sido una mujer, estaba vestida con un vestido blanco, y en el centro del estomago estaba bordada una figura negra, estaba irreconocible, supuse que por el deterioro del tiempo, sorprendentemente era lo único deteriorado de la habitación, las demás cosas tenían un poco de polvo pero nada más, sus manos estaban entrelazadas sobre su pecho y en el dedo anular de la mano derecha tenía un anillo, supuse que sería de matrimonio, era simple solo variaba en una cosa a los anillos tradicionales que usa la nobleza, en el anillo estaba grabada la figura de un lobo agazapado, listo para atacar, supuse tenía que ver con su casa pero no había oído nada de algún blasón son un lobo en el, sin respuestas y confuso no me atrevía a tocar el cadáver además era mejor dejar a los muertos en paz, deslice la cortina de seda y tras dar una rápida mirada a lo demás de la habitación salí para ver al lobo…

    Al salir la puerta se cerro de golpe tras de mí, me gire instintivamente y al intentar abrirla, esta estaba tal cual la encontré, no se movía ni un milímetro. Este lugar era peligroso y no debía olvidarlo, entonces ahora que, ¿Cuánto tiempo llevaba ahí abajo? ¿Había estado persiguiendo los gritos de una muerta?, ¿O me estaba volviendo loco?, sin duda cualquiera de las preguntas era difícil de contestar y me daban escalofríos, mire en ambas direcciones del pasillo y no vi nada, ¿Y el lobo? “¿Otra vez solo? Esto se pone peor a cada segundo, bueno será mejor que siga caminando” Hacia la derecha estaba el camino por el que vine o eso creía, así que empecé a caminar pero el aullido de un lobo me detuvo, provenía de la dirección opuesta, me gire y de pronto como si fuera una aparición, el lobo emergió de la obscuridad, me miro como el lobo blanco que vi afuera, supongo que era hora de seguirlo a él. En cuanto avance dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo, supongo que no perdía nada al seguirlo, además era mejor estar con el que solo, aunque fuera un animal.

    Los pasillos eran larguísimos pero al menos después de algunos minutos aparecía alguna desviación o encrucijada, fuimos a la derecha, luego a la izquierda, luego recto, a la derecha de nuevo, giramos, doblamos esquinas, continuamos, tantos giros que me perdí, no sabía hacia qué dirección íbamos, después de lo que me pareció una hora de camino llegamos a una gran sala de trofeos, eso parecía, apenas y podía ver mas allá de unos cuantos pasos, la antorcha no servía de mucho, pero se veían cornamentas, espadas, arcos y algunas pinturas, pero…

    Un momento, estas pinturas las había visto antes, mostraban a un guerrero luchando con lo que parecía un humanoide con cara deforme y colmillos enormes comparables al de un jabalí, era… era la misma pintura que vi en la cámara de los caídos, pero esta era más grande, más detallada, se observaban mas bestias, no solo había ejércitos en la tierra, en los cielos criaturas aladas peleaban contra dragones, las criaturas eran enormes en comparación al caballero y en su mano parecía batir contra el dragón una enorme hacha, las fuerzas estaban equilibradas, y no se podría saber quien gano, en la sala no mostraba nada más o eso creia, no veia nada mas alla de 5 metros a la redonda, no había secuencia, solo era eso…

    Cuando camine un poco más hacia el centro del lugar me sorprendí, había un hacha era enorme, mas grande que yo, encastrada en la roca, en ella había extraños símbolos no podía leerlos, no era rúnico, ni nada que hubiese visto antes, supuse que era una réplica o tal vez un trofeo tomado de la batalla, esto podría decir que lo que muestra la pintura paso alguna vez, pero por lo que se debió ser hace mucho en alguna era olvidada o es que en verdad estaba loco y era todo producto de un delirio retorcido…

    Apenas me di cuenta que el lobo casi dejaba mi radio de luz, así que lo seguí, ese animal no parecía tener paciencia, apenas y me había dejado ver el lugar y por lo que se medio distinguía había mas cosas interesantes, no pude saber las proporciones del lugar pero seguro era grande, el resto del camino fueron pasillos interminables, nada interesante, las paredes del lugar parecían exactamente las mismas, así que era difícil perderse, y aun no sabía dónde demonios estaba…

    Cuando estaba a punto de rendirme y descansar un destello llamo mi atención, era una puerta, cuando mire hacia arriba, me percate que no podía ver el techo, no supe cuando deje de tenerlo a la vista, además de que el pasillo era más ancho, la puerta mínimo media unos cuatro metros de ancho y por al menos 5 de alto, aunque esa medida era una suposición, estaba hecha como de plata, al menos reflejaba como la plata, era metal, y no parecía que fuese a moverse, estábamos en un camino sin salida, como pensaba este lobo que movería una puerta de tales dimensiones, apenas pude con aquella puerta que en comparación a esta era una mini puerta.

    Me aulló como diciéndome anda entra, empuje la puerta para que viera que no se movería, pero me equivoque apenas la toque la puerta curio y empezó a abrirse…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:42 pm

    CAPITULO 12. ¿El Libro o La Espada?

    Era como si la gran puerta frente a mí se partiera de manera vertical justo por el centro, apenas las dos grandes planchas de metal se separaron una luz me cegó, era una luz entre azul y blanco, era más fuerte que la luz que generaba mi antorcha, poco a poco mi vista se acostumbro y vi el interior casi al mismo tiempo que la puerta estuvo totalmente separada, solté la antorcha pasmado por lo que veía, era…

    Era como la sala del trono, sus dimensiones era como de 20 por 20 metros, había grandes columnas de mármol blanco, en el centro de la sala estaba lo que quedaba de una alfombra negra y blanca, esta estaba como roída por ratones, a la derecha y a la izquierda había algo así como balcones, con asientos corridos, como las butacas que se ponen para los nobles durante los torneos, frente a ellos quedaba mucho espacio para las personas de menor importancia que solicitaran al señor, la sala era grande su altura rebasaba los diez metros, en el techo había grabados y pinturas, muy deterioradas pero aun quedaban algunos visibles, todas estas sobre luchas de caballeros y algunas otras hazañas, suponía que del dueño del lugar, además de este colgaban bellos candelabros, de plata con velas muy largas, estaban encendidas pero no emanaban fuego amarillo como las que yo conocía, sino fuego entre azul y blanco, acercándose al color de la luna llena, algo que me parecía muy inusual, había michos de ellos puestos de tal manera que llenaran la habitación con su bella luz…

    Frente a mí y al final de la alfombra estaba lo más importante de la habitación, el trono, pero no era solo uno sino dos, era raro que hubiese dos, siempre había uno y la reina o princesa se sentaba a la izquierda de este o solo estaba de pie, los tronos eran de mármol blanco, con incrustaciones de plata y oro, ambos tenían el grabado de un lobo en el respaldo, y entre estos había una clase de cofre, este cofre resaltaba mucho, pues estaba hecho de madera, la cual se veía podrida, y los remaches y abrazaderas estaban hechos de hierro simple ya oxidado, sin ningún adorno ni nada que lo pusiese en conjunto, era un cofre que fácilmente hallarías en la casa de algún campesino, no era algo que debiese estar en un lugar tan hermoso, pero no fue todo esto lo que me sorprendió sino los que ocupaban el trono…

    Me acerqué mas, sin creer lo que mis ojos veían, en los tronos estaban los lobos que vi antes, no supe en qué momento el lobo negro se fue a subir al trono pero ahí estaba, el primer lobo que vi, el blanco estaba sentado en el trono de la izquierda, y el negro estaba en el de la derecha, tras los tronos había dos estandartes que no pude ver desde la entrada, el que estaba a la izquierda tenia la imagen de un lobo agazapado color blanco sobre fondo obscuro, y el de la derecha tenia la misma imagen pero color negro sobre fondo blanco, ¿porque una sala del trono tenía dos estandartes y no uno?, ¿había dos señores en este lugar?...

    Me detuve a unos 4 o 5 metros de los tronos, ambos lobos me miraban fijamente, no sabía qué era lo que seguía, y no iba a preguntarle a un par de lobos, era ilógico y si lo hacía seguramente debería decir adiós a mi poca cordura, pero sentí una punzada en mi mano derecha y cuando la levante para revisarla mi anillo brillaba, el brillo era del color naranja, pero yo no estaba haciendo magia, no tenía sentido, cuando mire a los lobos de estos salió una luz similar y luego esta se puso más roja, brillo tanto que me lastimo los ojos así que los cerré por un instante y cuando los abrí las luces habían desaparecido y los lobos ya no estaban, ahora los tronos eran ocupados por un hombre y una mujer, en el trono de la izquierda había un hombre, era de altura normal, blanco y de cabello castaño, sus ojos eran cafés amarillentos, más parecido al color de la miel, sobre su cabeza tenía una corona, era de hierro sin metales preciosos pero con una enorme gema en el centro, aparate de eso era simple y plana, vestía completamente en negro, salvo por un bordado de un lobo blanco en su estomago. La mujer sentada en el trono de la derecha, era de altura parecida al hombre, blanca y cabello rubio, sus ojos eran entre azul y celeste, sobre su cabeza tenia la tiara que vi en aquella habitación, de metal simple, salvo por un grabado abultado de un lobo en el centro, este ultimo de oro con plata, traía un vestido blanco en su totalidad salvo por un lobo negro bordado en su estomago…

    Ambos me miraban con un sonrisa, entonces el hombre hablo “bienvenido seas a nuestro palacio, espero te hallas divertido, lamento si te asustaste o si te desesperaste en alguna ocasión, yo mismo diseñe este lugar para que los intrusos se perdieran, nunca pensé que tendría que traer a alguien aquí, aparte de mis amigos más íntimos” la mujer dijo casi enseguida “No agás caso a este engreído, siempre se enorgulleció de que los extraños se extraviaran en este laberinto y mas se alegraba cuando se perdían sus amigos, te hemos traído aquí porque hace mucho que el caos reina en estas tierras, ya sea porque no hay señor o porque tienen a un señor que no se preocupa por el orden”

    “Pero donde estoy y quienes son ustedes” La interrumpí

    El hombre fue el que me respondió “Somos los antiguos reyes de estas tierras, nuestro reinado fue prospero pero a causa de nuestro hijo, este fue olvidado y remplazado por una historia de un tirano, pero esa historia también ha sido olvidada, y ya no queda nada de lo que creamos, el reino de justicia que creamos y tanto amábamos no floreció sino que se corrompió y se marchito. ¿Porque estás aquí? Muy simple aunque no vemos tu futuro creemos tu traerás otra etapa de prosperidad, y queremos ayudarte, durante mucho hemos vagado por este bosque que se trago nuestro palacio y nuestra ciudad, ahora queremos descansar, ya sea que tu traigas o no prosperidad y justicia, ya no queremos proteger algo en ruinas, es hora de irnos y no podemos hasta que ágamos una cosa…”

    “¿De qué manera van a ayudarme?”

    La mujer fue quien contesto esto “Como decía, estas tierras han tenido señores corruptos, que traen muerte e injusticia al pueblo, tenemos en ti una esperanza de traer orden, y como sabemos que será difícil, queremos otorgarte un regalo” Ambos tocaron la tapa del viejo cofre y esta se abrió de golpe, de el emanaba fuego, un fuego color plata…

    “Acércate, te daremos a elegir entre nuestras dos más preciadas posiciones” dijeron a la vez. Me acerqué y subí los escalones de mármol que daban a los tronos, entonces pude ver el contenido, a la izquierda había una empuñadura, de una espada seguramente, era de metal y su empuñadura era simple, aunque en su hoja tenia grabados que no podía ver por el fuego, y a la derecha un libro, sus pastas eran simples salvo por sus bordes que era como metal reforzado con pequeñísimos remaches, estaba cerrado con una banda metálica, su color era obscuro. “Pero como voy a tomarlo, y además como escoger cual es mejor” dije en forma de pregunta.

    “Eso depende de ti, este libro me ayudo mucho, y seguro te ayudara a ti también, en él hay conocimientos de todo tipo, es un libro muy especial” dijo la mujer. “Esta espada me la hiso el herrero más famoso del mundo, en su hoja hay letras mágicas y ellas te ayudarán en los momentos de necesidad, nunca perdí una batalla ni un duelo con esta espada en la mano” dijo el hombre

    “El anillo que traes en la mano te protegerá del fuego, y tan pronto toques lo que desees de nosotros, el otro regalo se destruirá pues estamos atados a ellos y debemos deshacernos de esto, para poder descansar, solo que nunca hemos querido dárselo a cualquiera pues en manos inadecuadas son peligrosos” dijo la mujer

    ¿El libro o la espada?, que me vendría mejor, una espada con la cual seré invencible o un libro que me dará los conocimientos que necesite, ambos eran deseables, pero cual es más necesario… Entonces vino a mí la visión que me mostro aquella cosa, aquella sombra, por no tener control de mi poder traería la ruina a muchos, espadas podría tener en todo momento, pero el conocimiento es muy importante, sin el mi casa desaparecería, si no quiero que esa visión se haga realidad necesito el libro. “He tomado mi decisión, quiero el libro” dije seguro de lo que estaba diciendo.

    Ambos sonrieron y la mujer dijo “Muy buena decisión, toca entonces el libro” Estire mi mano derecha y la metí en el fuego, mi anillo brillo y el fuego no me hacía daño, me incline un poco para alcanzar el libro y en cuanto lo toque la mujer dijo “Gracias por sacarme de esa habitación, ahora sé que elegimos bien al nuevo dueño” No me dio tiempo de procesarlo, pues fui jalado por el fuego del cofre…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:42 pm

    CAPITULO 13. El Libro…

    En cuanto entre en esas llamas me di cuenta que no eran calientes, ni cálidas, no se percibía en ellas ninguna temperatura, era como si no entrara en nada, aunque la luz azulada me cegó enseguida, aun así estar ahí era extraño, en primera no podía sentir los lados del cofre, era como si estuviera en un lugar muy amplio, las llamas se sentían en mi piel, como el tacto de la brisa, no podía abrir mis ojos sin lastimarlos, pero después de unos segundos sentí un repentino mareo y quede inconsciente…

    Frio… Hacia frio, era como despertar de un largo sueño en una mañana de invierno, sentía algo húmedo en mi espalda, mis manos tocaron la superficie en la que estaba acostado, era como pasto. Poco a poco mis ojos se abrieron, estaba acostado bocarriba, podía ver el cielo estaba entre rojo, naranja, rosa y azul, estaba amaneciendo o obscureciendo, una de las dos, me incorpore y me encontré en el claro al que había llegado tras perseguir a aquel lobo blanco, ¿Qué hacia aquí tirado?, me talle los ojos y después de un largo bostezo me levante, en cuanto estuve más consciente de mi y de lo que me rodeaba me percate que cargaba un peso extra…

    En mi cintura, tenia puesto otro cinturón, era más robusto que el mío y no tenía ni un adorno, del lado izquierdo tanto al frente como atrás tenía una cadena metálica pequeña, los eslabones tenían el grueso de mi dedo o un poco menos, estaba unida a un libro negro… Entonces muchas imágenes pasaron por mi cabeza y recordé todo lo que había pasado desde que llegue a este lugar, la puerta, las voces, los lobos, los pasillos interminables y las demás cosas, a mi mente regresaron aquellas preguntas sin respuesta que me acosaban, ¿Cuánto tiempo estuve allí abajo?, ¿Quiénes eran aquellos lobos que al final no eran lobos?, ¿Qué era aquella sombra?, ¿Quiénes eran aquellos que se burlaban de mi?

    Era demasiada información incompleta, apenas y me había dicho una que otra cosa, como era mi costumbre lleve mi mano a la empuñadura de mi espada, pero era diferente al tacto, además recordé que mi espada estaba rota y la había dejado atrás en aquel lugar, cuando baje la vista vi una empuñadura hermosa, era lo suficientemente larga para tomarla con ambas manos pero no tan larga para que fuera necesario, parecía hecha de oro y plata, el pomo era la cabeza de un león, el cual estaba con la boca cerrada, los ojos eran de gemas preciosas, una blanca y otra negra y entonces lo entendí, pero para asegurarme, la desenfunde, la hoja salió sin emitir ningún sonido…

    Era la espada del cofre, era más larga que mi espada anterior, a lo largo de su hoja había grabados símbolos que aunque parecían familiares no podía reconocer, no eran runas, solo había uno en la base de la hoja que pude descifrar, y que cualquier hombre con sentido de la escritura podría, era un “S” ¿Qué significaba?… La sujete y forme unos cuantos arcos en distintas direcciones, era ligera, y la hoja no emitía sonidos al moverse, era como si el aire a su alrededor, le dejara pasar sin intentar detenerla, cada ataque y estocada era silencioso. Aquel hombre me dijo que nunca había perdido una batalla o combate con ella en la mano, además de que el herrero más famoso del mundo la forjo, sin duda era una de esas espadas que debían ser nombradas, el nombre no tardo en llegar a mi “Garra silenciosa” nunca fui muy creativo así que aquel nombre me pareció el mejor que había dado.

    Entonces no era solo el libro lo que aquellas personas me dieron, que acaso lo de escoger era un juego, una prueba o simplemente querían entretenerse con mi indecisión, no era el momento de ponerse a pensar en eso, cuanto más tiempo pasaba había mas luz, así que era el amanecer ¿Pero de qué día?, supuse que no había nada más que hacer en aquel lugar y debía regresar a donde estaba mi campamento, aunque no esperaba que mis hombres estuvieran ahí, imagine que habría ido a buscarme, o solamente se fueron a la aldea más cercana a pedir ayuda, eso esperaba así que solo tenía que moverme en dirección este hacia la llanura, en la cual estaba la aldea, en el cual originalmente me quedaría…

    Enfunde la espada y tome el camino por donde recordaba haber venido, deje esas ruinas atrás, aunque lo que pase no fue divertido, quería explorarlas de nuevo, pero por ahora debía encontrar a mis hombres, o al menos salir de este bosque, sino los lobos acabarían tarde o temprano conmigo.

    Cuando estaba a unos 500 metros de mi campamento, vi una estela de humo que salía de entre los árboles y de perdía en el cielo que ahora estaba entre azul y gris, aun estaban ahí… Cuando estuve lo suficientemente cerca vi a dos hombres, eran mis guardias, pero solo había dos, en cuanto se percataron de mi presencia y me vieron a la cara, su expresión cambio, de una seria a una de alivio, inmediatamente se levantaron de la orilla del fuego y se acercaron, el más corpulento, Diego mi más aguerrido guardia dijo “Mi señor, lo hemos estado buscando gracias al creador está bien” Me acerque a ellos y los salude eran como amigos para mi, y les pregunte “¿Cuánto tiempo me han buscado y donde están los otros?” El que no había hablado Manuel contesto sin demora “Desde la mañana que desapareció, aran 3 días, los demás han ido a buscarlo y dos a la aldea más cercana a pedir ayuda” Tan solo unos segundos tardaron en darse cuenta de mis nuevos artefactos solo conteste sus preguntas con “Es una larga historia después será el momento”

    Diego tomo su cuerno y hiso dos toques largos, la señal que se usaría en la batalla para reagruparse, pasados unos minutos 6 hombres había regresado, entre ellos estaba Juan, el hombre que mande a explorar el primer día, todos se sorprendieron de que estuviera aquí, pero se alegraron más que eso, después de saludarlos, pase a preguntar a Juan que había pasado su respuesta fue simple “Mi señor, unos minutos después de que me separe de ustedes, salí del bosque, espere una hora pero ustedes no aparecieron, entre a buscarlos pero no encontré nada, así que acampé a las orillas, a la mañana siguiente los encontré, no sé qué pasaría pero era raro, acamparon a unos dos kilómetros del bosque” Estábamos en una zona alta y era verdad la llanura podía verse desde donde estábamos, pero el día en que acampamos, no se podía ver más que arboles alrededor, kilómetros y kilómetros de bosques, lo más seguro es que hubiese sido un truco hecho por los lobos que a estas alturas no me sorprendía…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:43 pm

    CAPITULO 14. Marcha al Oeste

    Poco más de un mes había pasado desde mi aparición en la sala de los juicios y aun no tenia mensaje de los odines, un mes me tomo recorrer mis tierras de sur a norte y de oeste a este, regrese a mi casa y descanse un poco, a lo mucho una semana, en la cual me pase la mayor parte del tiempo intentando abrir ese libro negro, pero como no podía manejarlo, lo deje atrás bien escondido junto al cinturón al que estaba unido y me lleve conmigo solo la espada, no quería cargar peso muerto, además de mis intentos fallidos, termine mi blasón, el bocetó que tenia se lo di a un pintor y este lo hizo realidad, un león dorado, sobre rojo, me encantaba y ahora ondeaba en mi casa y en todos los pueblos bajo mi protección, además de en mi escudo y claro todos los guardias de mi casa lo llevaban en algún lugar de su armadura.

    Durante mi ausencia Daniel no perdió el tiempo, tenia entrenados a 2500 hombres, 1000 de ellos armados con lanzas de ocho pies, espada corta y escudo ligero, además equipados con armadura de cota de malla y cascos de hierro, 1500 armados con espada y escudo pesado, equipados con armadura de hierro y casco pesado, no era el mejor equipo pero seguro agradecían eso, cualquier otro los abría enviado con palos y piedras, habían estado entrenando durante un mes y les había dejado descansar dos días antes de partir, seguro que sería fácil doblegar a los campesinos a los que nos enfrentaríamos...

    Al amanecer del quinto día, el campamento ya había sido levantado, y los 2500 hombres estaban listos para marchar, organice el ejercito en regimientos de 100 hombres cada uno con un estandarte con mi blasón, el rumbo que tomamos fue hacia las tierras libres del oeste, la conquista tenía como objetivo tomar la ciudad de burdeos y las tierras adyacentes, esa ciudad era el lugar más importante de los alrededores, poseía un mercado en el cual se comerciaba con todo tipo de materias primas y productos, y en el cual se vendía el grano sobrante de las cosechas para ser repartidas a todas las tierras, era un emplazamiento importante y yo lo quería.

    Nos tomo una semana llegar a mi frontera, para ese entonces había dividido el ejercito, y envié a algunos regimientos al mando de mis capitanes más confiables a tomar los pueblos mas cercanos, mi plan era barrer las tierras hasta la ciudad y conquistarlas, entre las ordenes de mis tropas estaba la de no saquear ni asesinar a la plebe, solo a los que se pasaran de listos y opusieran resistencia, yo avanzaba a un día detrás de los grupos con el grueso del ejercito, cuando llegábamos a los pueblos, se veía mi blasón ondeando en lo alto de un edificio o en la entrada principal del lugar, aun así teníamos bajas a cada batalla, en los pueblos más prósperos e ingenuos se podían levantar hasta 300 campesinos, su armamento era improvisado pero efectivo…

    Tras una quincena de batallas logramos llegar a la ciudad, pero por supuesto no llegamos todos, del ejercito que partió de mi capital, quedaban 2000 o un poco menos, los pueblos y aldeas habían entendido el mensaje, y no se rebelarían en un tiempo, pero los campesinos son volubles, alguna mala cosecha o un mal augurio podía hacerlos revelarse y no reconocerme como su señor, para mantenerlos fueles debían estar bien alimentados y con al menos un soldado armado leal a mí en sus tierras.

    Al llegar a la ciudad esta cerró sus puertas, seguro algunas familias habían salido huyendo de las tierras que conquiste y ya sabían de mi avance, afortunadamente seguí el consejo de Daniel, me dijo que era prudente enviar a un espía a la ciudad para saber cómo actuaria esta, las ciudades libres eran diferentes a los pueblos y aldeas, mientras estos tenían a lo mucho empalizadas de madera, las ciudades construían murallas, mientras los pueblos reunían a sus pobladores para luchar, estas contrataban mercenarios, eran un poco más difíciles, pero no invencibles, en cuanto mi ejercito estuvo en posición, y el cerco fue asegurado, mande patrullas a los alrededores, no quería sorpresas, aunque no había señores en muchas leguas a la redonda, tal vez alguna compañía mercenaria estaría en retaguardia.

    Mi espía había estado en la ciudad desde hacía un mes, y sus noticias fueron satisfactorias, el tiempo que tardamos en llegar fue poco y no había compañías de mercenarios importantes en las cercanías, esta solo pudo reunir a dos compañías menores que en total sumaban 500 hombres, mas sus 100 guardias, no sería muy difícil, todo sumando a que su muralla no era para nada sorprendente, era de madera, poco más que una empalizada, claro que tenia espacio para apostar a hombres en su cima, pero a lo mucho podían estar tres y el tercero debía ser mitad cirquero para mantener el equilibrio, no tenia torres y sus puertas aunque de madera fuerte caria ante pocas arremetidas de un ariete, pues no tenia hierro de refuerzo.

    Mis hombres no perdieron el tiempo, construyeron escaleras y dos arietes, claro que este llevaría mas tiempo, pero no me importaba, envié un mensajero exigiendo la rendición tres veces, y tres veces la rechazaron, después de 15 días todo estaba listo, mis hombres estaban ansiosos, y no quería ponerme a matarla de hambre, sería más costoso que asaltarla, mantener a 2000 hombres no era barato, tanto en comida como en plata…

    El ataque seria al amanecer, con la primera luz mis hombres se acomodaban, dividí a mi ejercito en 4 grupos, quería atacar desde todas las direcciones, dos de las cuales traerían arietes, yo me había puesto mi armadura, esta había tenido unos cuantos cambios, cuando me la hicieron no tenia aun un blasón, así que era elegante pero nada más, fue bueno que tuviera algo de oro, ahora tenía un león en el pecho y habían cambiado algunas partes de color del acero a color rojo o dorado, combinada con una capa carmesí, y mi casco lo había desechado y lo había cambiado por uno que simulara la cabeza de un león, “Muy llamativo así sabrán a quien lanzar fechas en primer lugar” pensé, pero al menos mis hombres también verían que su señor estaba con ellos y no detrás de las líneas viendo como los mataban.

    Todos los grupos esperaban el sonido de los cuernos, un toque largo “atacar”, dos toques “reagruparse”, tres toques lo que nadie quería oír “retirada”. Di la orden de atacar y esta llego a mis hombres por los cuernos, “ahuuuuuu” cuando la nota se perdió en el aire todos se abalanzaron a las murallas, las escaleras fueron las primeras en llegar, era estúpido pero no todos en las murallas llevaban arcos, la mayoría solo tenían su espada, y para colmo los que traían arco parecían muy novatos en su uso, en cuanto las escaleras se colocaron, mis hombres empezaron a subir por ellas, y los primeros combates se iniciaron, poco tiempo después el ariete estaba arremetiendo contra la puerta, uno, dos, tres… al decimo golpe esta cedió y mis hombres entraron a cómo podían, mientras otros retiraban el ariete para hacer espacio, en cuanto retiraron el ariete de la puerta, desenfunde mi espada y salí al galope seguido de mis guardias, no había muchos en la puerta, mi espada formaba arcos hacia debajo de mi caballo, en cada arco mi arma rebanaba acero, piel y hueso, su filo era letal y ni siquiera contra el metal la espada hacia sonido, el único sonido que se oía, era el de la carne siendo desgarrada, y los gritos de sus víctimas, sin duda aquel hombre no exageraba era una espada de temer, desde arriba de mi caballo, vi al otro lado de la ciudad, los defensores en la entrada y en la muralla se había desmoronado y los pocos vivos que había corrían hacia la plaza, ese lado era dirigido por Daniel, se merecía una recompensa. Una vez que la puerta y los alrededores estuvieron seguros reagrupe a mis fuerzas y marchamos a la plaza, no quería cansar a mis tropas demás, Daniel al otro lado de la ciudad hizo lo mismo, y las otras dos puertas en las que no había arietes habían sido abandonadas por sus defensores, la batalla se decidiría en la plaza…

    Mientras avanzábamos a la plaza, algunos hombres registraban las casas cercanas, no quería un ataque por retaguardia aunque fuera de pocos hombres, una vez estuvimos cerca, ordene toque de ataque “ahuuuuuuu” y los hombres se lanzaron al ataque detrás de mí, cuando llegue a la plaza arrolle a unos cuantos hombres con mi caballo y comencé a repartir golpes a los enemigos más cercanos, el ejército estaba cercado y poco a poco morían, algunos pedían clemencia, pero la oportunidad de rendirse había pasado, ahora morirían uno a uno, tanto si lucharan como si no…

    Para medio día la ciudad era mía, mis hombres buscaban a guerreros ocultos por la ciudad, algunos habían usado casas para esconderse, pero eran sacados a rastras y ejecutados, la ciudad era mandada por un consejo formado de mercaderes y ancianos, los ejecute yo mismo y ordene sus cabezas fueran puestas en las puertas de la ciudad, esos insolentes me habían costado 700 hombres y no iba a dejarlos vivir. Una vez la ciudad estuvo asegurada, fui a la casa más grande que encontré y la tome como mí cuartel temporal, el centro de la ciudad había sido saqueado, pero ordene que no sacaran nada de las casas, algunos lo hicieron pero les costó la mano, en cuanto a las mujeres hice la vista gorda dos horas y después ordene que se pararan las violaciones, el que no lo hizo perdió su orgullo, para el anochecer mis hombres más leales tenían un buen numero de “rabos” y manos amontonados listos para ser quemados o exhibidos…

    Por fin había terminado, la ciudad era toda mía así que ordene que se preparara la bañera de la casa y me metí en agua caliente, era atendido por las dos mujeres más bellas que pudieron encontrar, apenas empezaron a desvestirse para entrar a la bañera conmigo sentí algo, ordene que salieran y una vez los hicieron, mi anillo brillo entonces escuche la vos de Porto en mi cabeza, hemos tomado una decisión ven a la sala de los juicios…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:44 pm

    CAPITULO 15. El Gremio

    Por fin, la espera fue larga pero por fin estaban decididos, aunque no me alegro mucho, en realidad me puse nervioso, ¿Que me esperaba en aquella sala?, ¿Cuál era la decisión?, ¿sería aceptado o rechazado? Tantas dudas me dejaban una sensación en el estomago, algo como un hormigueo, pocas veces lo había sentido, como la primera vez que mi padre observo como practicaba con el caballo y la lanza, no quería defraudarlo, en esa ocasión solo debía golpear el escudo de un muñeco de madera, pero con 12 inviernos, apenas tenía algo de experiencia...

    El agua de la tina era reconfortante pero sabía que tenía que hacerlo, no podía dejarlo para después, además de que no conocía como eran las cosas allá, cuanto tempo pasaría por cada minuto que estuviera indeciso, no quería quedar mal en esta reunión, era algo importante, “De que tienes miedo, acabas de doblegar el feudo más poderoso de la región, acabas de hacer arrodillarse a decenas de pueblos, una reunión no es nada comparado con lo que has logrado” me dije esperando auto convencerme”. Dentro de mi sabía que no lo había hecho solo, sin los hombres que me acompañaron, sin los hombres que me siguen seria un simple muchacho de 16 años, ¿Qué hacían lo muchachos de mi edad normalmente? Algunos eran mozos de cuadras, algunos eran mendigos, otros eran ayudantes en tiendas, otros aprendices de alguna profesión, los más afortunados eran escuderos, esperando ser armados caballeros a los 20 años si tenían suerte, pero yo fui armado caballero a los 16, y ahora ostentaba el título de conde, y no satisfecho con eso, postule mi entrada a un gremio, y no a cualquier gremio era uno de los más respetados, de los más antiguos, era especial…

    En el mundo hay muchos tipos de gremios, los comunes eran aquellos en los cuales se reúnen plebeyos y mercaderes, hombres que comparten una profesión y quieren ayudarse mutuamente, así ser más fuertes, otros de mayor renombre eran aquellos formados por patricios y nobles de bajo nivel, simples dueños de algunas parcelas con un grupo de trabajadores, los más famosos en esa rama eran los molineros, gremios que se unían y bajo la financiación de un señor mayor construían un molino para traer más beneficios… Otros eran los gremios de armas, aquellos formados por grupos de guerreros, las mejor conocidas como compañías mercenarias, esas aportaban soldados por un cierto precio durante el tiempo que se necesitara siempre y cuando se pagaran los salarios negociados, muy comunes cerca de castillos, capitales y ciudades...

    El Gremio de los Guerreros de Odín pertenecía a la rama más respetada de estos, esta rama de gremios estaba formada por señores, no simples señores poseedores de unas cuantas parcelas sino señores de extensos territorios, formados por condes, duques, archiduques e incuso por emperadores, estos se ayudaban de distintas formas, si dos gremios de este nivel entraban en conflicto no era nada agradable… Mientras que los gremios de mercaderes se saboteaba en los negocios y se hundían barcos entre sí, o los gremios de nobles intentaban quemar las cosechas o matar a los trabajadores del otro, los Gremios de Señores tenia tal poder que su conflicto hacia sangrar extensos territorios, he incluso podría hacer sangrar el mundo, estos Gremios dejaban cortos a los demás, de estos dependían los demás y por lo tanto ser miembro significaba una gran responsabilidad, pues una vez dentro tus acciones podían desatar un infierno a cientos de miles, incluso a millones de personas…

    Originalmente postule mi ingreso para tener compañía de señores más experimentados, ayuda para aprender los trucos del gobierno, la administración y la guerra, pero tal vez debí investigar más sobre que suponía esto, con dos meses tuve tiempo suficiente para enterarme de todo, en la historia las más grandes, largas y crueles guerras habían sido provocadas por estos Gremios, hasta el mas grande de los imperios habían caído por el peso de estos, pero también habían traído grandes y largos tiempos de paz y prosperidad, algunos habían ayudado a recomponer el mundo tras grandes catástrofes, guerras y epidemias, la gran duda era ¿Qué tipo de Gremio era el de los Guerreros de Odín? Se me había contado sobre algunas guerras, pero nada más, tal vez era tarde para preguntar…

    Cualquiera que sea mi duda tenía que olvidarla por el momento, “debo ir a esa reunión ahora”, me incorpore y salí de la tina, en cuanto Salí mi cuerpo mojado fue golpeado por el frio de la noche, camine hasta una pequeña mesa que estaba a mi derecha, y tome una bata de lino y me la puse, intente secarme un poco el cuerpo con ella y me prepare, levante mi mano derecha hasta la altura del pecho y mire mi anillo, tenía muchas runas desordenadas que parecían cambiar cada vez que miraba con atención, me concentré y… En mi mente resonaron las palabras “No vuelvas a usar magia mas allá de tu limite” había estado reacio a usar magia desde mi episodio con esa “sombra”, supuse que el libro me ayudaría con la advertencia pero, no había podido abrirlo y por lo tanto no tenía ni idea de cómo usar magia, solo recordaba la pobre lección de Porto “Muy fácil solo di en rúnico volver a mi cuerpo” sin duda no era el mejor maestro…

    “Todo esto me está retrasando, además tengo frio deja de pensar y solo hazlo” me anime. Cerré los ojos me concentré y dije “Tierras Cambiantes, Cámara de los Juicios” casi de inmediato sentí un cambio, ya no tenía frio, la sensación de la bata se había ido y ahora sentía unos rudos pero cómodos ropajes, el olor también cambio, el olor de la ciudad, ese olor denso y poco agradable cambio por el de aire fresco, el silencio de la habitación cambio por murmullos apenas audibles.

    Abrí los ojos y ahí estaba de nuevo, una cámara bien iluminada, en forma de coliseo romano, las paredes, el piso y el techo, eran de piedra maciza, en las paredes había pequeñas jaulas de hierro dentro de las cuales estaban una clase de cristales blancos, además en el techo también había algunos pero estos eran más grandes y estaban como incrustados en la piedra… No recordaba haber visto esos cristales la última vez…

    “Por fin has llegado, estuve a punto de ir a por ti…” escuche decir a la derecha, al girarme ahí estaba Porto vestido igual que la primera vez que lo vi, pero ahora está sentado en uno de los palcos, esta junto a otros miembros, una mujer y tres hombres, la mujer sentada a su derecha era hermosa, cabello dorado como el oro, ojos azules como el mar y piel blanca, su cara no mostraba arrugas diría que tenía unos 20 años a lo mucho, además de que su mirada mostraba a una mujer muy sabia para su edad, uno de los hombres el más viejo sentado a la derecha de la mujer, era un digno vikingo, era un gran hombre, literalmente, barba larga, su pelo gris por la edad, una mirada recia, sin duda, un gran guerrero, sus ojos eran verde obscuro, alguien que resaltaba, el siguiente un hombre de unos 40 años a lo mucho, su pelo cafés mostraba algunos cabellos color plata, pero solo algunos, sus ojos inexpresivos, una mirada que no decía nada pero daba un poco de miedo, otro gran guerrero, su cara y su porte mostraba a un hombre con experiencia, no era igual al más viejo, pero seguía resaltando, y por último el más joven, un hombre de unos 25, su cabello era diferente, negro como la noche, sus ojos cafés obscuro y su piel mostraba la marca que deja el sol después de exponerte mucho tiempo, su mirada era un poco más alegre que la de los demás, y por lo que a mí respecta, me miraba como si fuera un espectáculo como divirtiéndose con lo que veía…

    Fue Porto el que hablo “Bueno amigos, estamos aquí para saber cuál será el destino de Leobardo, el cual hace tiempo se presento ante nosotros para pedir ingreso a este, nuestro Gremio” “Cual será el destino”, suena como si mi vida estuviera en juego… Sin esperar intervención alguna continuo “Hoy después de 2 meses por fin todos han dado sus voto, pero como es costumbre, daremos nuestro voto en su presencia, no tenemos que ocultar nada a los postulantes, así que sin demora daremos a el nuestro visto bueno, nuestra abstención o nuestro rechazo, con porqués o sin ellos” ¡Una votación abierta!, dirán su voto frente a mi… Eso sí que hará llegar mi nerviosismo al límite. “Leo si la mitad o más de la mitad de los miembros apoyan tu postulación, estas dentro” dijo alegremente.

    “Entonces quien empieza… Yo empezare jeje, puesss eres mi vasallo y aunque hace poco que lo eres no he tenido problemas contigo, además de que cumples con los compromisos” dijo Porto con un tono algo peculiar… a que se refería con compromisos… La lealtad, el impuesto o las campesinas, un poco confuso de descifrar...

    Entonces otro miembro se puso de pie “Pues si Porto está de acuerdo no veo por qué no, eres nuevo en esto así que nunca vienen mal unos cuantos reclutas para entrenar en los artes de la vida señorial” termino y se sentó, supuse que fue un si…

    Después de él vinieron barios si y algunas abstenciones, ante cada voto yo movía mi cabeza en forma de asentimiento, o decía gracias, no sabía qué hacer, así que eso fue lo que se me ocurrió, luego otro hombre se puso de pie y dijo “No tengo nada contra ti, pero no me parece que a estas alturas necesitemos a nuevos miembros, mi voto es no” ese no fue el único no que recibí, unos decían que había demasiados miembros, otro que no se podía organizar a los miembros y sería difícil ayudar a alguien tan alejado del norte como yo… Bueno eso era cierto yo estaba al norte de África y de Hispania pero nada más, mis tierras estaban más neutrales en cuanto a norte o sur…

    Al final las personas sentadas junto a Porto se levantaron uno a uno, para dar su voto, la primera fue la mujer “Por mi parte digo que si a tu ingreso, no pareces un mal chico…” debo admitir que me gusto su tono… el siguiente fue el anciano con una vos dura “No estoy en contra de tu entrada pero tampoco a tu favor, así que me abstengo, necesitaría más tiempo para juzgarte como es debido, aunque parece que dos meses es suficiente yo no estoy de acuerdo…” Me sentía agradecido que él no fuera el único juez, ya me imaginaba esperar un año o más, dos meses me parecieron una eternidad, aunque respete su punto de vista era alguien muy prudente, luego el hombre mayor no tan mayor, “Yo me opongo, por mí los ingresos deberían estar cerrados, somos suficientes por ahora” y por último el joven de mirada divertida “Mi voto es si, se ve que eres un buen chico, ya veremos cómo te desenvuelves…” no sabía que pensar...

    Entonces el hombre viejo se levanto y dirigiéndose a todos “Ahora que todos hemos dado nuestro voto, según mi cuenta y corríjanme si se atreven, este hombre llamado Leobardo I de la casa de León, ha obtenido más de la mitad de si para su ingreso, por tanto más de la mitad de los aquí presentes lo ha apoyado y aceptado como miembro de este Gremio” luego me miro y continuo “Se entonces bienvenido a este, nuestro Gremio, Los Guerreros de Odín, de ahora en adelante serás reconocido como nuestro compañero y tienes derecho a llevar nuestro estandarte, tanto en estas tierras como en las otras, tienes que saber que entre nosotros hay igualdad y la palabra de cada miembro tiene un peso igual, pero como en toda organización, debe haber rangos” Se llevo la mano a la espalda y de ella surgió un hacha, era grande, pero comparada con aquel hombre era de un tamaño normal, del color de la plata, tanto el mango como la hoja, era como si estuviese hecha de una sola barra de material pues no se notaban las uniones, estaba llena de grabados, por aquí y por allá se notaban algunas runas y otros símbolos. Me apunto con ella y dijo unas palabras rápidamente, era una frase aunque larga, reconocía algo de rúnico, otras frases no “Yo ****** ya *** **** ****** ** sido ******* por ***** los ******** ** ******* el ***** ** ******* a ******” Su hacha comenzó a brillar y de ella salió una especie de relámpago el cual choco con mi anillo y de la unión salieron chispas, como cuando un herrero trabaja el metal al rojo vivo, fue solo un momento aunque me exalte, cuando vi mi anillo este tenía tres marcas, resaltadas de las runas que había sobre este, la única que podía reconocer, era la runa que significaba A en la lengua común, la cual estaba entre los otros dos símbolos…

    “Este rango lo portaras durante un tiempo, con el tienes acceso a algunas salas y cámaras de nuestras tierras pero no a todas, y si no resultas ser digno se te expulsara inmediatamente, una vez allá pasado su tiempo y no cometas ningún error mayor, serás aceptado con plenos derechos, así que se cauto, compórtate y puede que llegues lejos” Había de todo en sus palabras, regaño, advertencia, amenaza, esperanza, bueno si que sabia transmitir lo que quería…

    Al percatarse de que había captado el mensaje, regreso su hacha a la espalda y antes de que pudiera decir algo desapareció, luego los miembros empezaron a bajar de los palcos hacia donde estaba, algunos me felicitaron como si fuéramos amigos entrañables, con un fuerte abrazo, otros simplemente compartieron unas palabras y se fueron, poco a poco la sala quedo mas y mas vacía, luego la mujer rubia se me acerco, me saludo con cortesía y desapareció frente a mí, eso me sorprendió pues no escuche ninguna palabra… entonces vi a porto, se acerco a mí, en compañía de el joven que vi antes, parecían estar bromeando entre ellos, cuando llegaron a donde yo estaba, Porto me abrazo de una manera sospechosa, si no fuese mi señor seguro terminaría mi trato con él, aunque no tenía conocimiento de las costumbres norteñas… Luego procedió a presentarme a aquel joven el cual seguía mirándome de la misma manera “Bueno leo este es...”
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:45 pm

    CAPITULO 16. El Rincón de los Sabios

    El sol brillaba con fuerza, el aire era templado por lo que las ropas de invierno que traía se empezaban a volver incomodas, estaba en un lugar privilegiado pues la vista era hermosa, me encontraba en un risco, tras de mí una gran montaña se erguía con sus formas aleatorias, líneas aquí y allá, y en su cima se veía el beso del invierno, la luz del sol hacia brillar aquella nieve que parecía aferrarse a la cima y subsistir, aunque el valle parecía estar en plena primavera. Frente a mí la montaña parecía estar cortada verticalmente con una perfección inigualable, no había imperfecciones era solo roca lisa, y al final del risco empezaba el valle más perfecto que allá visto, primero había un gran bosque que abarcaba barios kilómetros, pero mas allá a unos kilómetros desaparecía y dejaba lugar para una gran zona de cultivo, aldeas se notaban aquí y allá, pero lo que más resaltaba eran dos edificios, uno podía verse girando un poco a la derecha, era una gran fortaleza, era negra y desde donde me encontraba se notaban sus torres y murallas, no podría describir su forma exacta pero era enorme, el otro podía verse si giraba un poco hacia mi izquierda, parecía estar frente a esa fortaleza aunque a kilómetros de distancia la una de la otra, este era una torre de piedra, grande y alta, tanto que podía tocar las nubes, en vez de las pequeñas ventanas de doble utilidad de una fortaleza grandes ventanales, no podría decir su tamaño pero se veían grandes aun desde aquí, alrededor de ella en vez de murallas había edificios, aunque no podía ver su uso no creo que fuese para la defensa, sin duda un gran edificio pero fácil de tomar.

    –Bueno has terminado de mirar, es hora de irnos, pero tú debes decidir a donde- dijo el joven, porto nos había presentado en la sala de los juicios, no era tan malo como pensé, mi primer pensamiento pensé que se burlaba de mi pero así era siempre por lo que veía, y para ser quien era no se portaba mal conmigo, su rango era el más alto que se podía tener en el gremio y aun así no me permitía mostrarle ningún signo de inferioridad, decía que se sentía viejo con esos tratos…

    Su nombre era Tinchus y para su edad ostentaba un cargo muy importante, era uno de los cuatro líderes o guardianes de Odín, tenían el poder absoluto en las tierras cambiantes, no había lugar al que no pudiesen ir, y el resultaba ser mi mentor personal, mi maestro. Cada nuevo miembro debía tener un o más maestros, el cual estaría ahí para responder cualquier duda, y también transmitir los conocimientos que pudiera, al menos por un tiempo.

    –¿Dónde estamos? - Pregunte curioso, –Estas tierras desde esta montaña hasta el infinito, pertenecen al gremio, son una parte de las tierras cambiantes y creo que es la más grande de todas, es sin mentir un mundo dentro de otro, este mundo fue creado para practicar, su nombre El Rincón de los Sabios, en cada metro cuadrado de tierra hay algo que aprender, pero ni en 100 vidas podrías recorrerlo todo, aquí en forma de vivencias está guardado el conocimiento de todo Odín que quiso darlo, desde los poderosos Hijos de Odín, hasta el novato de los Guerreros de Odín han aportado algo, incluso tú podrías aportar algo ahora mismo- Dijo con su modo alegre pero serio –Pero que podría aportar yo si no se nada útil- dije un poco escéptico –A veces una buena pregunta es mejor que cien buenas respuestas-

    Me quede callado no tenía nada que decir a eso –Bueno a donde vamos te has decidido ya- Pensé un poco y dije –Pero no entiendo que debo elegir y porque-Soltó un resoplido como en forma de burla –Pues el porqué si te puedo decir, el que no. Tú debes elegir que quieres aprender hoy, tengo tiempo así que aprovecha, en resumen, porque rama quieres ir, yo puedo enseñarte sobre administración de tierras, combate, estrategia, y una que otra cosa, aquí puedes aprender de lo que te imagines pero no todo lo sé, por eso tienes un maestro mas- sorprendido pregunte –Un segundo maestro ¿Quién es?- en su cara se forma una sonrisa –No quiero arruinarte la sorpresa así que lo sabrás cuando esté disponible para enseñarte, no te preocupes el te llamara, a su tiempo jeje-

    –Supongo que no tengo opción, así que algo de combate me resultaría bien- sonríe de nuevo –Así es como me gusta, el combate es mi especialidad- se acerca a mí y me toma del brazo, en unos segundos estamos en un claro, a mi alrededor lleva y mas allá arboles, un bosque, estoy en un claro de algún bosque, supongo que aun en el Rincón de los Sabios. –Bueno tienes algún arma preferida, además deberías cambiarte de ropa, seguro tendrás calor- el ya no estaba vestido con ropas de invierno, ahora traía ropa de lino, ropas que abría traído cualquier campesino, pero en su cinturón colgaba una espada, tenia brillantes adornos en la empuñadura y era pequeña, mediría poco más que una espada corta cualquiera. Antes de que dijera nada continuo –Pero que tonto, debí imaginarlo, nunca lo has hecho no- asentí con la cabeza, nunca había cambiado nada de estas tierras y aunque habías visto a Porto hacerlo no estaba muy seguro –No seré un mago experto pero se necesita algo de conocimiento para llevar estas tierras, solo concéntrate e imagina el atuendo que quieras y di cambio, yo no tengo mucha imaginación por eso llevo esta ropa simple, pero hay algunos que les gustan las extravagancias, tal como a tu señor, no se quita esa capa negra por nada del mundo aunque este sudando de pies a cabeza, desde ahora te aconsejo, aléjate de él en lugares templados amenos que te gusten los olores fuertes jeje. Bueno tú decides que atuendo llevar-

    Cerré mis ojos e imagine mi ropa de práctica, un chaleco de cuero endurecido, botas y un pantalón negro de lino, además de pequeños brazaletes de cuero tachonado, el peso sobre mi cuerpo y el calor disminuyó, abrí los ojos y así era tenía mi ropa de prácticas. Me miro y pareció satisfecho –Muy bien solo falta tu arma, supongo que como señor tendrás un arma especial, haz lo mismo que con la ropa, si tu espada tiene nombre solo dilo y vendrá a ti- Me volví a concentrar y dije en rúnico “Garra Silenciosa” y un peso se agrego a mi cadera, cuando abrí mis ojos note que mi maestro miraba mi cintura con una cara de sorpresa –Interesante combinación, como peleas, le lanzas el libro para distraerlos y le clavas la espada por detrás- su tono era un poco más serio pero con su tono de broma-

    –No entiendo que ha pasado- En mi cintura colgaban mis cosas, el libro atado al cinturón sin adornos y mi espada, no lo entendía –No te preocupes, es que has sido injusto, el libro también se considera una arma de tu propiedad, por eso ha venido- No entendía nada –Este libro, ¿Sabes qué es?, ¿Cómo funciona?- . –El que es creo saberlo, el cómo funciona no puedo decirlo, he visto otros dos de estos, uno lo tiene Porto tu señor, un libro negro, un poco más grande también atado con una cadena, el de él lo lleva por el hombro y el segundo lo tiene tu maestro, es blanco un bonito libro pero nunca me ha dejado mirarlo, es algo personal, y según ellos tienen conciencia propia, no me lo creía pero parece que es cierto jeje- Conciencia propia, increíble pero no podría decir que era falso –Puedes decirme como puedo abrirlo- Se rasca la cabeza y dice –La verdad es que no pero has probado a ordenárselo o pedírselo, si tienen conciencia propia deben saber quién es su amo y obedecerlos, por lo visto el te reconoce como dueño, ya es algo-

    Bajo la vista y lo tomo, levantándolo un poco empiezo a pronunciar la palabra de “Ábrete” pero Tinchus me detiene –No aquí no lo abras, estamos a mitad de un entrenamiento, será después, saca tu espada, además será mejor esperes a que tu maestro lo vea. Tu espada se ve especial y tiene un buen nombre, ¿Se lo has puesto tú?-. –Si me ha parecido lo más indicado, y la tuya ¿Tiene nombre?- Lleva su mano derecha a la empuñadura y la saca, una hoja magnifica, del color de la noche con grabados, lo mas llamativo es un grabado en el centro de la hoja con la forma de una serpiente, parece que esta se mueve serpenteando de un lado al otro, además su cabeza que está casi en la punta no es normal, es la de un perro abriendo la boca más de lo que podría uno real, la punta de ambas partes toca el filo cercano a la punta, como si al dar una estocada este tragara la carne y sangre de la víctima –Esta es Cerberos, o Puerta del Infierno, tiene fama de enviar a mis enemigos a este jeje. Entonces estás listo-

    Desenfunde mi espada y me prepare –Entonces como peleas, con espada y escudo o con una espada, por el tamaño de Garra podrías llevarla a dos manos-. –Aun no tengo un estilo propio- No era nada mentira, aunque había luchado con un escudo y una espada, la verdad era que el escudo solo era para cubrirme de las flechas, nunca me ha gustado llevarlo y por tanto no sabía cómo usarlo –Bueno entonces que sea con tu espada, puedes hacer combinaciones, rapidez con una mano o fuerza con dos, pero vamos a la práctica tu manéjala de la manera más cómoda posible para ti, siempre es mejor diseñar tu propia técnica con lo mejor de todas las técnicas, así no tomas sus debilidades y creas una técnica especial, claro que si quieres seguir lo que tu maestro de armas te enseño también es válido-

    El no tenía protecciones y ambos teníamos espadas afiladas, en mi entrenamiento nunca use hierro afilado, pero supuse que siendo un alma no podría pasarme nada y por supuesto no podría dañarlo a él. Me acerqué sin temor sujetando con dos manos mi espada, el se quedo parado con la espada en su mano derecha, estaba abajo así que si lo atacaba desde arriba tendría ventaja, estando a unos metros del corrí el último tramo, levante mi espada y ataque con todo lo que tenia, mi espada bajo, bajo y bajo, hasta tocar el suelo, apenas me di cuenta que se movió, su espada estaba en mi cuello, un pequeño hilo de sangre salió de mi garganta ahí donde el filo hiso contacto con mi piel –Estas Muerto- retiro su espada y se alejo unos pasos –Atacaste sin pensar en que podría pasar, creíste que me quedaría ahí sin más, un consejo cuando ataques a un adversario por primera vez, hazlo en manera vertical así si es lo suficientemente rápido como para esquivar tu ataque solo le queda echarse atrás- Limpie mi cuello, la herida no era nada –Estoy sangrando, pensé que era nuestra alma la que venía a este lugar- me miro y se rio –Dime ¿Estás seguro que cuando eres herido en el mundo real tu alma no sangra?- Me quede callado no tenia respuesta para aquello –Veo que no lo sabes, pues si tu alma sangra cuando eres herido, tu alma llora cuando tu lloras, tu alma siente dolor cuando tu lo sientes, lo único que no hace tu alma que tu cuerpo sí, es morir…- su tono alegre y su sonrisa desaparecieron por un instante –Bueno continuemos-

    Me acerqué despacio, un poco, otro poco, un poco más, y di un salto adelante, esta vez ataque horizontalmente, con mucha rapidez él se agacho, mi hoja paso por encima de su cabeza y antes de un parpadeo tenia de nuevo su espada en mi cuello –Muerto por segunda vez, tienes una espada larga, no hay necesidad de acercarse tanto, te aseguro que si dañas a alguien con unos diez centímetros de tu espada tendrá suficiente, y ya herido puedes rematarlo, no tienes para que arriesgarte a matarlo con un solo golpe-

    Se alejo y continuamos, esta vez dure más, no podía alcanzarme con su espada corta, aunque me di cuenta que solo esquivaba, de pronto en un ataque, desvió mi espada, dio un paso adelante, y sujeto mi brazo con su mano izquierda, estaba en una mala posición, jalo de mi y de nuevo su espada estaba en mi cuello, era demasiado rápido para mi, aunque mi espada era ligera, empecé a desesperarme… Esteves arremetí con furia mi rapidez aumento y el parecía parar y esquivar mis ataques con facilidad, eso me hiso enojar mas, no podía tocarlo, entonces reuní todas mis fuerzas ataque verticalmente y cuando se preparaba para avanzar hacia mí y tomarme de nuevo del brazo, libere mi mano izquierda de la espada, con mi mano derecha firmemente en la espada forme un arco vertical pero de abajo hacia arriba en su dirección, no se esperaba eso, bajo la hoja de Cerberos y a duras penas pudo parar mi ataque, eso lo hizo retroceder, y por primera vez pensé que ganaría el combate, pero me precipite y en dos movimientos estaba muerto otra vez –Muy bien, mucho mejor, pero lo arruinaste al final-

    Continuamos así, el siempre iba a la defensiva, y siempre me mataba, una y otra vez hice nuevos movimientos que no sabía que podía hacer, cada vez me conocía mas, cada muerte que tenia me enseñaba como evitarla… -Sera divertido entrenarte, pero será mejor dejarlo por ahora, de seguro estas en las ultimas- eso se notaba, estaba sudando mucho, me costaba respirar, y mis músculos estaban entumecidos, el por el contrario, estaba fresco, no parecía haber gastado energía –Cuanto tiempo hemos estado aquí- el sol no se había movido pero estaba seguro que había estado mucho tiempo almenas una hora, no odia ser que no hubiese aguantado menos, di lo mejor que tenia, mis entrenamientos eran rigurosos pero ni en ellos me cansaba tanto, me sorprendió mucho saber cuándo habíamos estado –Hemos entrenado por 3 horas, estoy seguro de que estas sorprendido, ¿Sabes porque en este lugar el sol no se mueve- negué con la cabeza –Hace mucho un sabio hijo de Odín, cambio este lugar para que siempre fuera media mañana, decía que las personas a media mañana parecen estar más llenas de energía, que las del amanecer o las de media tarde, además decía que si el solo no cambiaba de lugar las personas olvidaban el tiempo y se enfocaban mas, imagina si tu hubieses visto que el solo se ponía en la posición de mediodía, habrías hecho parar el entrenamiento, en cambio estoy seguro que me has dado lo mejor de ti, por miedo a que pensara que eras débil y no aguantabas lo suficiente, por esa razón este lugar es como es, así sabemos que a quien entrenemos aquí dará lo mejor…-

    –Bueno será mejor regreses a tu cuerpo, entrena como lo has hecho aquí, da lo mejor para entrenar tú físico, debes saber que aquí aprendes, pero lo que entrenes físicamente aquí, se ve muy poco en el mundo real, por eso para entrenar aquí hay que hacerlo doble, un es aprender, luego entrenas la fuerza, resistencia y agilidad, te recomiendo vallas a algún lugar apartado y agás algunas carreras, no en público pensaran que estás loco, pero te aseguro aumentara tu resistencia, lo demás solo lucha con algunos combatientes a la vez, al menos 3 por lo que veo se las verán negras luchando contra ti, pero para luchar con ellos has que te fabriquen una arma más pesada, así cuando tomes tu arma, la manejaras mejor, sigue esto y te convertirás en un gran guerrero, no tanto como yo pero cerca jeje- Me miro y sin decir nada desapareció…

    Me deje caer de espaldas sobre el pasto, la briza se sentía fresca sobre mi piel sudorosa moví un poco mis brazos entumidos por el esfuerzo esperando aliviar el dolor, el lugar era apacible pero no estaba exento de ruidos, por aquí y por allá sonidos de pájaros llenaban el ambiente, también el sonido de los arboles rosándose unos a otros, bailando con la débil pero constante brisa. No puedo decir cuánto estuve allí pues la única manera que conocía de medir el tiempo era con el sol y este se mantenía en el mismo lugar, una vez mi cuerpo estuvo descansado, me incorpore y tome el libro, Tinchus dijo que si le ordenaba que se abriera lo aria.

    –Ábrete- dije en rúnico, la parte de la cadena que se sostenía al cinturón se soltó y el broche de metal que mantenía las dos pastas unidas la una a la otra se partió del lado superior, puse el libro ente mis piernas y…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:45 pm

    CAPITULO 17. El libro misterioso y El trofeo entregado

    Abrí por primera vez el libro que me regalo aquella señora, al fin tendría en mis manos el secreto para dominar la magia, con el esperaba tener lo que hacía falta para no volver a poner en riego mi vida y la de los demás. Levante la pasta negra como el carbón y tras ella estaba la primera página… En blanco, pase pagina e igual que la anterior, lo abrí por el centro y nada, lo examine con cuidado y no había nada grabado, un Monge me dijo una vez que a menudo se escriben cosas importantes con claves o con tintas invisibles, olfatee las paginas pero nada, pase paginas como un niño buscando un dibujo, en un libro lleno de letras pero no encontré nada, lo repase una y otra vez, lo invertí y nada.

    Bueno, que había desperdiciado aquellos tres días, intentando abrir algo que no contenía nada, me cubrí la cara con mis manos, me incline hacia delante y puse los codos sobre mis piernas, cerré mis ojos y pensé en una manera de resolver esto, tras un rato no se me ocurrió nada así que abrí mis ojos y suspire, en ese momento el libro cambio, una pequeña marca brillante se notaba en una de las hojas, me retire para ver mejor pero esta desapareció…

    Estire un brazo para cubrir la luz del sol y entonces la marca apareció de nuevo, tome el libro y camine hacia el denso bosque que rodeaba el claro donde había practicado, aun caminaba un poco lento, pues cada paso lastimaba mis músculos. Al llegar al bosque, la luz del sol disminuyó considerablemente, ahora se notaba bien aquella marca, pero era solo una pequeña y delgada línea, me senté de nuevo y talle con mis manos alrededor de aquella marca, pero nada, no revelaba nada mas, volví a suspirar y para mi sorpresa apareció otra marca, entonces lo entendí, era mi aliento, mi aliento era lo que hiso aparecer aquella marca… Me incline un poco y sople sobre aquel libro, una buena cantidad de signos aparecieron, brillaban con la luna llena, pero antes de que pudiera leerlos el libro comenzó a pasar página por sí mismo, rápidamente, tan rápido que no distinguía nada de las paginas que se movían, el libro paro cuando la portada estuvo sobre todo lo demás, era como un portazo en la cara, el libro se cerraba ante mí, pero de nuevo cambio, la portada negra como el carbón empezó a dejar ver unas cuantas líneas, poco a poco aparecieron y dejaron al descubierto una gran cantidad de signos, no podría decir que eran, no se parecían a nada que conociera… Ese signo, me concentre en un signo que se parecía a uno de los que había escrito en mi anillo, aquel que marco el rayo que me lanzo el viejo, ¿Por qué no había preguntado cosas tan básicas?…

    No era rúnico, era algo mas, los signos estaban escritos por toda la portada, pero parecían respetar un margen en el centro, en este no había nada, seguía siendo negro, no podía descifrar aquello así que decidí meterme de nuevo a las páginas centrales tal vez reconocería algo… Intente abrir de nuevo el libro pero este parecía no moverse, intente separar las pastas pero era inútil no podía separarlas un centímetro la una de la otra. –Ábrete- dije, pero fue en vano, las pastas seguían firmemente unidas, lo único que podía leer era la pasta superior, pero era imposible para mi descifrar aquello…

    Frustrado por no poder hacer mas e intentando de nuevo abrir a la fuerza el libro lo deje, no tenia caso además no podía usar todas mis fuerzas con mi condición, –Ciérrate- dije en vos alta, los grabados brillantes de la pasta desaparecieron, el broche de meta regreso a su sitio y una parte de la cadena se unió a mi cinturón, moví el libro hacia mi costado izquierdo y la otra cadena se unió por detrás. No importaba mucho pues aunque lograra abrirlo no entendería mucho de lo que estaba escrito…

    Mi otro maestro y mi señor tienen uno también, supongo que podría preguntar a ellos, pero aun no sabía cómo comunicarme con los demás, y no sabía quién era el otro maestro que me entrenaría…

    Demasiado cansado para pensar en otra cosa, me concentre y pronuncie fuerte y claro –A casa- En un instante estaba en la habitación de baño con mi bata de lino aun húmeda, a mi izquierda, estaba la tina de baño, del agua se notaba salir el vapor que indicaba que seguía caliente, me quite la bata y la puse de nuevo en la mesa, mi cuerpo ya no estaba tan entumido pero aun estaba agotado, entre en la tina y me relaje, no debí pasar mucho tiempo esta ves así que llame a mis lindas asistentes y una vez estaban conmigo en la tina…

    Desperté cerca de media mañana, estaba en una bella cama digna de un mercader rico, no me quejaba esta casa estaba más trabajada que la mía y tenía más lujos, a mis costados las asistentes dormían apaciblemente, una de ellas tenía su brazo sobre mi pecho, lo quite y me incorpore, grande fue mi sorpresa cuando enfrente de mí sentado en una silla estaba Daniel, –Mi señor, me da gusto que haya despertado, espero allá dormido bien- tallándome la cara para quitarme el sueño y con una vos un poco somnolienta –Que haces aquí, que ha pasado- enseguida se puso de pie –Mi señor no creo que sea el lugar- dijo mirando a mis invitadas. Di unas cuantas palmadas a mis acompañantes para despertarlas –Fuera de aquí ya no requiero de sus servicios- Ambas se levantaron sin decir palabra recogieron sus ropas y salieron por la puerta.

    Para ese momento yo estaba de pie intentando ver de qué lado iban mis calzones, aun con los ojos medio cerrados. –Mi señor, la ciudad ha sido asegurada por completo, ya se han puesto a algunos carpinteros para reparar las puertas, yo habría querido que se hiciera de noche pero nuestros exploradores no detectaron compañías cercanas, así que deje que lo pospusieran, para el atardecer estar todo listo- Me acerqué a una vasija que contenía agua fresca y me lave la cara –Y… ¿Para qué estás aquí?- Su tono fue un poco más bajo –Creí necesario decirle que, esta ciudad es diferente a las aldeas que hemos… ha conquistado, este lugar necesitara un líder, algún caballero o capitán de confianza, para que la administre en su nombre- Mientras me ponía mi camisa de lino –¿Quieres que nombre a un vasallo?- Se puso firme como si hubiera cometido alguna barbaridad y esperara castigo por mi parte –Claro que no mi señor, solo le aconsejo que nombre a un señor menor para que administre estas tierras, ya que es de mayor importancia y un anciano no sabría aprovechar el potencial de estas tierras-

    Ciertamente tenía razón –Si quieres este feudo y los que lo rodean son tuyos- tranquilizándose un poco –Es todo un honor pero debo rechazarlo, he jurado estar a su lado...- levanto mi mano derecha interrumpiéndolo –No te pido que te quedes aquí, eres mi mano derecha, es lógico que tengas algunos honores, puedes dejar a algún castellán, y regresar conmigo a la capital, piénsalo no hay mejores tierras, las rentas de esta ciudad darán mucho dinero, claro que tendrás que darme parte de ellas, y también de las cosechas pero eso es normal, que dices, no quisiera confiarle a nadie más este feudo, si es necesario será una orden pero no quisiera que fiera así- Inmediatamente se arrodilla y saca su espada, la pone en el suelo frente a mis pies –Entonces acepto el honor, juro servirle y acudir a su llamada junto a mis hombres, siempre consultare cualquier acción mayor que quiera realizar y por supuesto este juramento pasara a mis hijos, hasta que mi estirpe llegue a su fin o el mundo acabe- Con una sonrisa –Pues yo juro proteger a tu casa y no privarlo de botín ni honor en el campo de batalla, tampoco os retirare los honores ahora impuestos a menos que tu o tu estirpe rompa tu juramento. Levántate amigo, ya no eres un caballero sino un señor- Tomo su espada, la enfundo y entonces le di un fuerte abrazo, y de manera burlona –No se te ocurra traicionarme, y te aseguro compartir los mejores trofeos con dos piernas después de la conquista jeje-

    Más tarde repetimos el juramento en público frente a mi ejercito y el populacho, se celebro una ceremonia de nombramiento, de nuevo los viejos estaban ahí exigiendo dinero, pero para mi posición el dinero que pedían no era nada… Al atardecer las puertas nuevas estaban firmemente atrancadas y en la más grande taberna que encontramos se organizo un banquete en mi honor y en el de Daniel, yo era un conquistador y el ahora era señor de el feudo más importante de los alrededores…

    Con eso la campaña del Oeste llegaba a su fin y a buena hora pues las cosechas se acercaban, eran finales de marzo, así que debía volver a mi capital para organizar las cosas, deje 200 lanzas al mando de Daniel, 50 me acompañarían hasta la capital y licencie a las demás, se necesitarían manos en la ciudad para reparar los destrozos, casas quemadas, el mercado era un desastre y debía estar en funcionamiento en menos de dos meses, pero el dinero que había en el tesoro de la ciudad ayudaría mucho, eso era una alegría no quería ponerme a pagar por todo eso, Daniel se quedaría hasta que las cosas se arreglaran y después volvería a la capital.

    Al amanecer del tercer día después de la conquista, yo 50 lanceros y 20 caballeros partimos al este detrás de mi dejaba la ciudad, un trofeo que había decidido entregar a mi más fiel hombre, ahora un fiel vasallo, esperaba sinceramente no haberme equivocado, pero aunque fuera así le debía mucho a Daniel, era un hombre honorable, tanto que casi rechaza este magnífico premio…

    En mi mente aun resonaba aquel episodio con el libro, esperaba estuviera a salvo en mi casa, y con lo que me dijo Tinchus no me volvería a separar de él, ni tampoco de Garra, tardaría una quincena en llegar a la capital, tardaría la mitad yendo solo con mis caballeros pero no quería arriesgarme, pues las tierras recién conquistadas estaban plagadas de bandidos, y campesinos despechados con alguna venganza que saldar, así que mejor llevar a 50 espadas veteranas para apoyar a mis guardias, nos costaría 7 días llegar a mi antigua frontera, de ahí las patullas están más constantes y hay menos peligro, así que de ahí avanzaría con mis caballeros y dejaría a mis lanzas atrás, no tenía miedo de que desertaran pues el dinero que les daba cada mes era un buen incentivo y si lo hacían siempre se podía encontrar a alguien que lo quisiera jeje.
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    PATRIARCA VIKINGO
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:46 pm

    CAPITULO 18. Tierras vacías, Damisela en apuros y El precio de la guerra

    Habían pasado ya nueve días de viaje, los lanceros quedaron atrás mi guardia me acompañaba, 20 caballeros bien armados y entrenados ataviados con la mejor armadura de cota de malla que se pudieron conseguir, no había muchos lugares donde forjaran armadura de placas completa y esta era demasiado cara, solo tres de mis acompañantes estaban ataviados con ellas, mis más fieles caballeros Diego, Manuel y Juan, estos eran más cercanos, avían logrado hacerse un hueco entre mis amigos y compañeros más preciados, no diría que al nivel de Daniel pero eran mis amigos, apenas unos años mayores que yo, me podía identificar, en contraste a ellos yo traía chaleco de cuero y calzones de lino, nada que me protegiera realmente de un ataque, pero era infinitamente más fresco que mi armadura completa, había decidido quitármela dos días atrás una ves atravesé mi antigua frontera, aunque a mis compañeros no les gusto nada ninguno tenía el valor de contradecirme aun…

    El día era gris y triste, las nubes cubrían el cielo hasta donde alcanzaba la vista, y aunque había estado así los últimos tres días ni una sola gota había caído, yo cabalgaba al frente de la columna a mi nivel estaban mis tres amigos y los demás cabalgaban en columna de a cuatro, no cabalgábamos rápido, era más bien una cabalgata lenta pero constante, durante el viaje no nos habíamos topado con ningún campesino, ningún mercante ni nada, los caminos estaban vacios, aunque faltaba poco para la cosecha no había gran actividad, pero no le preste mucha atención, lo que me gustaba era que durante todo el camino no habíamos tenido percances, si habían bandidos mis 20 caballeros los habían disuadido.

    Poco después del mediodía nos acercamos a una aldea, era pequeña, los campos parecían poco trabajados, apenas y se veía algún ganado, y no parecía ser prospera, hacia pocos meses que la había conquistado, poco antes de la cosecha de agosto, era raro que solo un invierno la convirtiera en un lugar pobre y descuidado, en ese entonces los campos estaban cubiertos de trigo, todos los cultivos estaban llenos, el color oro lo cubría todo, los campos estaban llenos de ovejas, cabras y vacas, incluso había caballos, pero ahora apenas unas cuantas cabras era lo que quedaba, incluso ellas se veían hambrientas. Junto a la aldea corría un pequeño arroyo, el cual parecía estar dibujando un muro imaginario en todo el flanco oeste de la aldea, era un bonito lugar o al menos recordaba que era bonito, junto al rio estaban dos niños con cañas de pescar, aunque por lo que veía en su cesta había sido una mala mañana, esos niños eran un poco raros, mientras en las aldeas del exterior los niños nos habían seguido corriendo tras los caballos y gritando cualquier cosa en forma de admiración, ellos parecían sin ganas siquiera de moverse de ahí, nos miraban con desconfianza más que con admiración.

    Cruzamos el arrollo por un pequeño puente de madera y nos internamos en la aldea, apenas llegamos a la plaza y notamos un gran escándalo proveniente de más al este, allí se podían ver algunas personas y solo se escuchaban gritos y maldiciones era seguramente una pelea, mire a mis amigos y al parecer pensábamos lo mismo, que mejor que intervenir, seguro era alguna disputa de campesinos y eso era de solución rápida, ordene que cuatro de mis hombres nos siguieran y galopamos al lugar. Toda la aldea parecía estar ahí, su pelea era entre dos bandos, uno pequeño parecía proteger a una joven, no mayor de quince años, parecía estar sangrando de una herida en la frente, seguramente una piedra, los campesinos eran así de cobardes cuando no les gustaba algo solo tomaban las piadas del suelo y las lanzaban, con una que callera cerca tulló era seguro que muchas más cairina lanzadas por los demás, el grupo más grande parecía querer matar a aquella joven, aunque una campesina la abrazaba e intentaba cubrirla de las patadas que le lanzaban los campesinos, había un griterío y no podía entender nada, lance una mirada a Diego y este comprendió enseguida, saco su cuerno y lo hiso sonar, auuuuuuuuuuuh, un sonido alto y largo, todos se callaron y se giraron hacia nosotros.

    Una vez se hiso silencio adelante mi caballo al de los demás y hable –Que está pasando porque tanto escándalo- Las miradas de los campesinos mostraban odio y parecían no reconocerme, aunque uno que otro si se percato y uno hablo antes de que alguno de sus vecinos hiciera algo que seguramente lamentarían. –Mi señor es solo una disputa por como castigar a esa ladrona- y bajo la cabeza, todos parecieron darse cuenta de quién era e hicieron lo mismo. Lo que dijo si me sorprendió, era raro ver a ladrones en aldeas tan pequeñas, en la ciudad de burdeos abundaban seguramente pero en esta pequeña aldea, me parecía sumamente extraño, además de que la ladrona parecía pertenecer a la comunidad. –Y ¿Que es lo que ha robado?- Esta vez el hombre titubeo, así que otro contesto por el –A robado una pieza de pan al panadero- . – ¿Van a matarla por robar una pieza de pan?- Un anciano contesto esta vez –Puede que matarla no, pero si castigarla, si no lo hacemos otros podrían hacer lo mismo, y entonces ¿Que pasaría?- Ese seguro era el anciano de la aldea no había nadie más viejo en la multitud, yo de acuerdo con su postura le pregunte –Que castigo tienen pensado- Contesto enseguida –Que devuelva o pague el pan, y si no una mano- Ese era un duro castigo. Uno del grupo de los defensores hablo esta vez –Su señoría por favor perdónela ella y su madre viven solas, no tienen dinero para comprar su comida-

    Bueno aquí entraba mi autoridad, que hacer, salvar a la joven de un tormentoso y doloroso castigo, que la marcaria de por vida, o perdonarla, todos me miraban, y en pocos segundos se me ocurrió algo, esto seguro elevaría mi renombre, o eso esperaba –Donde esta ese panadero, el que la acusa- Un hombre un poco gordo dio un paso al frente –Yo soy su señoría-. – ¿Cuánto es por el pan?- confundido solo responde –Señor- se lo repetí un poco mas fuerte como dirigiéndome a todos –Cuanto te debe por el pan, cuánto cuesta- Se humedeció los labios con la lengua y por su expresión estaba un poco nervioso –Son… son cinco cobres- No tenía que ser un gran mercader para saber que me quería timar, un pan costaba a lo mucho un cobre, no era posible que costara eso… –Con quien crees que estas tratando, cinco cobres es demasiado por una pieza de pan duro- Eso lo hiso sudar mucho y antes de que hablara el anciano intervino –Su señoría, el pan es caro porque las reservas de grano de la aldea son escasas y las arcas están casi vacías no podemos comprar más sacos, no culpe a nuestro panadero que es solo hornea el pan, con el grano que nos queda damos gracias que aun allá pan en nuestra mesa- Tan mal estaba la situación, no era el momento, desate mi bolsa de monedas, del cinturón y de ella extraje una moneda de plata y se la lance al panadero –Con esto será suficiente, asunto zanjado dispérsense. Tu eres el anciano de la aldea, donde puedo encontrarte- el anciano señalo una casa pequeña que estaba cerca de la plaza –Mi casa es esa mi señor, gracias por ayudar en esto, si necesita algo solo dígamelo he intentare ayudar-

    Una vez se despejo un poco Manuel me palmeo la espalda –Bueno bueno, aquí tenemos al autentico caballero salvando a la damisela en apuros jeje- reí un poco, luego baje de mi caballo y me acerque a la joven, esta se arrodillo ante mí, estaba llorando y no articulaba palabras, uno de sus protectores un hombre viejo, con una mirada cansada hablo –Mi señor no sabe cuánto se lo agradecemos, no sé que habríamos hecho si no llega- seguramente ceder, pero no iba a decirle eso quería parecer todo un señor, aunque no estaba vestido como uno –Un poco agresivos sus vecinos- con una expresión un poco triste –No los culpe mi señor, están hambrientos son tiempos duros, algunos han perdido a familiares- cambiando rápidamente su tono –Pero se sienten orgullosos de que sus familiares le hayan servido para su causa-. –Dime donde vive esta joven y quien es su madre- mirando a la campesina que aun la abrazaba –Es ella mi señor, y su casa esta allá- Señalo una casa apartada, un poco descuidada –Bueno será mejor que las lleves a casa, que le curen esa herida a la joven, luego me pasare por ahí y quiero explicaciones- Bajo la cabeza mostrando respeto, ayudo a la madre y juntos se llevaron a la joven.

    -Bueno, ha ido bien, muy bien hecho mi señor jeje- Diego hablaba imitando a Daniel, cosa que causo una pequeña carcajada entre los caballeros. –Que levanten el campamento, nos quedaremos aquí por hoy- Diego me miro con desaprobación, y era normal, aun no era ni media tarde podríamos avanzar unas cuantas leguas mas pero su respuesta solo fue –Si señor-

    Poco después me encontraba en la casa del anciano de la aldea, tenía que averiguar porque la aldea estaba así de descuidada y porque había hambruna, muchas explicaciones. El hombre era viejo diría que de unos 60 años, todo un logro para ser un campesino, su pelo era casi todo blanco, le faltaban unos dientes y su mirada era un poco apagada, seguro no le quedaba mucho, pero todo hombre viejo tiene algo de sabio y lo había demostrado hablando entre la multitud. –Mi señor si le place puede tomar asiento donde desee, quiere algo de tomar, lamentablemente solo puedo ofrecerle agua fresca- inspeccione la casa con curiosidad, estaba muy vacía, apenas se veían unas cuantas piezas de pan en la alacena. –Cómo te llamas- En su cara se marco una sonrisa, aunque era un poco desagradable con sus dientes faltantes –Mi nombres es Albert si le place a su señoría- intente devolverle la sonrisa –Bueno Albert dime que pasa en la aldea, porque esta tan descuidada y hambrienta- Su sonrisa se borro casi al instante –Pues si me disculpa el atrevimiento, es por su causa mi señor, los impuestos son muy altos, se llevo las pocas manos que teníamos para su guerra, de las cuales pocas regresaron y hemos tenido algo de pillaje, seguramente hombres sin familia de las tierras conquistadas, nuestras reservas de grano fueron casi todas robadas hace una semana, y ahora se acerca la cosecha y solo unas cuantas parcelas están sembradas…- El anciano me miraba, esperando, esperando mi reacción, sus palabras fueron dichas de forma tranquila pero su contenido era fuerte, pero debía admitir que sus razones eran legales, tenía razón, no lo castigaría y tampoco lo premiaría…

    A mi mente llegaba la segunda cosecha de mi padre, los campesinos estaban nerviosos por la falta de grano para la siembra, mi padre envés de poner una solución la pidió, me dijo, –cuando te pase algo así hijo mío, endurece tu rostro, crea una máscara, que no vean ni miedo, ni tristeza, ni dolor, ni alegría, que vean solo una línea en tu boca y unos ojos seguros y podas solucionarlo todo.

    Endurecí mi rostro y mire al anciano a los ojos, –Como crees que pueda solucionarse- su expresión cambio, su seguridad desapareció y empezó a desviar su mirada, le estaba ganando a un anciano, yo un joven de 16 contra uno de 60, y estaba ganando. Carraspeo y en un tono nervioso –Pues podríamos contratar a algunos campesinos libres para la siguiente época de siembra, comprar algunos bueyes y arados, aunque es tarde para esta cosecha, podríamos requerir algo de dinero así compraríamos grano para pasar los meses que faltan para la siguiente cosecha, algunas familias nos han dejado pero volverán si ven que las cosas se solucionan regresaran- Me quite la máscara y sonreí –Ahí lo tienes, todo se solucionara, dime cuánto dinero podría requerir para comprar el grano que se necesita- se levanto y rebusco en un pequeño baúl que tenía cerca de la alacena, de el saco una pluma, un tintero y un pedazo de pergamino, lo puso sobre la mesa y empezó a hacer cuantas con los dedos y a anotar números en el pergamino, al final lo sumo todo y dijo –con tres mil monedas de oro podríamos pasar estos meses, será duro pero lo lograremos, aunque requeriríamos de su ayuda para lo de bueyes, arados y campesinos- eso me sorprendió, un campesino haciendo cuentas, yo aun tenía problemas, no muchos pero… –Claro que los ayudare, solo una cosa, necesito que me expliques que ha pasado con esa joven y su madre- Dejo la pluma a un lado y comenzó a hablar en un tono más serio –Mi señor debe saber que al menos el pan se reparte a todas las familias por igual, si alguien quiere otras cosas o mas raciones de pan lo consigue haciendo otros trabajos para ganar dinero, pero esta joven lo ha robado, no estoy seguro de por qué motivo pero al menos esta semana se le dio su ración de pan, se que son pocas pero las demás familias compran pan extra con sus ahorros, los cuales creo el esposo se llevo cuando usted levanto en armas a los hombres de esta aldea, todos se llevan algo de dinero pero esa familia ha sido siempre muy pobre…- No parecía tener nada más que decir del tema, me pase una hora hablando de los bandidos y otros problemas que había en la aldea y una vez termine mis asuntos –Bien entonces envía un mensajero a mi casa y ahí lo trataremos con más cuidado- sin tener nada más que decir me levante y me disponía a salir el anciano se levanto –Muchas gracias mi señor, le aseguro que ese dinero se usara bien- no conteste y salí por la puerta.

    La aldea volvía a tener un poco de actividad, no mucha pero era mejor, no se veía tan desolada, Manuel y Juan me esperaban afuera, no dije nada y camine por la calle que daba al este, por donde había sido la conmoción cuando llegue, fue Juan el que rompió el silesio –¿Que te ha dicho el viejo?, ¿Que paso?- Sonriendo conteste –Lo de siempre, poca mano de obra, bandidos y soldados que no regresan a casa- Manuel soltó una carcajada –Seguramente están en algún burdel gastando el dinero que han ganado y regresaran cuando solo les queden los calzones- Juan y yo reímos puede que tuviera razón pero ambos sabíamos que habíamos perdido a muchos soldados en la toma de burdeos y muchas familias quedaron desamparadas- caminamos y al poco tiempo llegamos a una casa aislada, construida de barro y arcilla, con techo de paja, sin duda una casa un poco más pobre que las demás, separada por unos cien metros de las demás, en toda la aldea había casas aquí y allá pero todas tenían como máximo treinta metros la una de la otra, y las que estaban en la plaza estaban casi pegadas las unas a las otras. Fuera de la casa estaba el hombre que defendió a la joven, sentado en un banco tallando un pedazo de madera con un pequeño cuchillo, aun mostraba esa mirada perdida y moldeaba aquel pedazo de madera de manera distraída, como si lo hiciera sin ganas, cuando levanto la mirada y me vio se puso en pie y me saludo respetuosamente –Mi señor- le hice una seña con la mano para que levantara la cabeza –Donde está la joven- no se atrevía a mirarme a los ojos, me miraba al estomago, algo que resultaba un poco incomodo –Esta dentro señor si le place pasar-

    Ordene a mis acompañantes esperar afuera y entre, dentro era algo peor que fuera, no estaba desordenado ni sucio, sino vacio, no había comida en la alacena, tenían dos camas era una casa de apenas un cuarto así que estaba todo aunque apretado, decentemente acomodado, había una pequeña mesa, una pequeña ventana al fondo dejaba ver el fogón apagado, estaba afuera, solo eran tres pequeñas paredes de ladrillo con un gancho de hierro para sostener las ollas, las cuales eran escasas, sobre el había un pequeño techo, hecho de madera y paja para los días lluviosos. La joven estaba sentada en la cama del fondo y la madre estaba abrazándola, al verme las dos se pusieron de rodillas y estas ves me agradecieron enérgicamente mi intervención. Ahora que la joven estaba tranquila y sin sangre podía ver sus atributos, no era la más bella pero sin duda abría sido un pecado dejar que la lastimaran, por lo que vi en aquella “reunión” de vecinos era más bella que las demás jóvenes. –Cómo te llamas- la joven miro a su madre, su madre hiso un asentimiento, ni idea que significo pero acto seguido la joven hablo –Mi nombre es Ángela… mi señor- hablaba en forma tímida, algo que sinceramente me gustaba, aunque en su frente se notaba un pequeño bulto seguramente hinchazón por la pedrada.

    –Contarme que es lo que ha pasado y porque, porciento quien eres tu- dije señalando al hombre viejo que me había acompañado adentro –Mi nombre es Alex, Tío de Ángela, hermano de Alma- dijo señalando a la mujer, fue esta quien comenzó a hablar –Mi esposo se ha marchado hace unos meses a la capital, respondiendo a su llamada, lo vimos cuando paso por aquí, pero fue rápidamente pues no acamparon cerca, pocos de los campesinos han regresado, los que tenían dinero para comprar un caballo, y han traído noticias de los que han perecido, entre ellos- La mujer bajo la cabeza y comenzó a sollozar –Discúlpela señoría, apenas antier se ha enterado de la perdida- me gire hacia el –Bien entiendo pero por que ha robado, seguro que habrá dejado dinero, antes de comenzar la marcha se les pago a todos mis hombres- aun mirándome el estomago –Si mi señor, pero el siempre ha sido un bebedor sin remedio, no dejo nada para su familia, estando aquí lo podíamos controlar, pero allá solo no hay quien le estire la rienda- mire a la joven y le pregunte –entiendo pero por qué has robado, no les dan las raciones de pan- está bajo la cabeza y contesto intentando retener las lagrimas –Si mi señor, pero no es suficiente, pan y agua una vez al día, es imposible y sin dinero para un pan mas al día se pasa hambre- el hombre intervino –Yo las ayude por un tiempo pero también termine sin dinero y últimamente nadie me requiere, no hay trabajo para mi, además de que en esta cosecha no habrá mucho que levantar, son tiempos duros- Suspire, era una historia de esas imposibles de creer –A que te dedicas- dije mirando al hombre –Soy carpintero mi señor- sonreí –No te preocupes entonces, pronto habrá trabajo tara ti y para los demás, he hablado con el anciano y estos tiempos llegaran a su fin, muy pronto te lo aseguro- mire a las mujeres –No quiero escuchar que nada mas irme volvieron a cometer alguna tontería- tome mi bolsa de monedas y la deposite en la mesa –Eso será suficiente para comprar comida hasta la siguiente cosecha- Había preparado la bolsa con diez monedas de oro, suficiente para comer bien durante medio año y solo serian unos meses, diez monedas era una pequeña fortuna para un campesino, pero no demasiado como para resolverle la vida. La mujer al ver el gesto se me acerco y me beso la mano –Muchas gracias mi señor, no sabe cuánto significa para nosotras- me di la vuelta y dije –Cuídalas bien, espero puedas hacerlo como es debido- el hombre al darse cuenta que me refería a él contesto apresuradamente –Claro mi señor no lo defraudare-

    Salí por la puerta Manuel rápidamente pregunto –Que les has hecho suenan felices- seguí caminando –Nada del otro mundo- sonrió y me siguió. En pocos minutos estábamos en el campamento, mis hombres lo habían levantado al lado del rio un poco al sur de la aldea, el fuego estaba encendido y algunos hombres habían ido de caza, esperaba encontraran algo. Antes de anochecer regresaron con conejos, era mejor que nada, cenamos estofado, de la ciudad habíamos traído muchas provisiones, y daba gracias por eso, pues en la aldea no parecía haber nada bueno que comprar…

    Al amanecer levantamos el campamento y seguimos nuestro camino, atravesamos la plaza aun desierta, y seguimos por el único camino que iba al este, no hubo despedidas gloriosas ni nada, los campesinos parecían enfadados conmigo y con buena razón, pero ya me los ganaría, eso esperaba, después de lo que haría por ellos. Cuando llegamos a las afueras de la aldea note una figura, aun estaba azul obscuro, el cielo seguía cubierto de nubes y no dejaba pasar mucho de la poca luz que había a esta hora, cuando estuvimos cerca la reconocí era Ángela, también estaba Alex, la joven se me acerco quería hablar conmigo, así que ordene a mis hombres que siguieran -Mi señor- dijo de la manera tímida que me gustaba –Mi madre agrádese mucho su generosidad pero no podemos aceptar tanto dinero- termino la frase y estiro las manos, en ellas estaba mi bolsa de monedas –A tomado lo que cree es suficiente para la siguiente cosecha, aquí está el resto- Estire la mano y cogí la bolsa, me la ate al cinturón y me prepare para seguir mi camino pero ella continuo –Mi señor, también quisiera saber si es posible que me lleve con usted- eso sin duda me tomo por sorpresa, Alex intervino –Mi señor no llevarla con usted, sino contratarla como sirvienta, yo la llevaría hasta la capital si fuera necesario- este seguro no sabía a donde iban a parar mis sirvientas, últimamente había mandado muchas al norte y estaba escaso, pero aceptar o no aceptar…

    A quien engaño, me gustaba esa chica, estaba seguro que con un tiempo a mi servicio la convencería de entrar en mi cama, y eso sería muy bueno –Esta bien- la chica y el viejo sonrieron y se alegraron – Pero tú la llevaras, pueden acompañarnos, pero mejor que vallas, no quiero tener que cuidarla de mis caballeros- ni de mi mismo, aunque eso ultimo no lo diría jamás…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:47 pm

    CAPITULO 19. ¿Mi casa?

    – ¡Puedes darte prisa!- dije un poco exasperado –Lo ciento mi señor, no tengo mucha practica- un poco asustada y muy nerviosa intentaba atar el gorjal de mi armadura. –Diego hazlo tu- Diego que estaba frente a mi mostraba una sonrisa, seguramente se divertía con la imagen de Ángela que por la presión parecía que iba a ponerse a llorar. Había intentado ponerla a hacer algo útil pero no era demasiado hábil para casi nada, no era buena cocinando, era un poco torpe para casi todas las cosas y ahora sin su tío por los alrededores parecía ser peor que antes. Alex había decidió irse con la primera luz de la mañana, al mediodía llegaríamos a la capital y si se ponía prisa él estaría de regreso en su aldea al atardecer, su decisión era lógica pero no me gusto nada que no se me informara, la escusa de Ángela, fue que no quería importunarme, seguro tuvo miedo de que lo regresara junto a ella, no parecía nada útil, y eso que solo había estado con ella un día, aun así yo dije que la aceptaba y por mi honor no podía retractarme, ya le encontraría una utilidad…

    Ángela se aparto y Diego con dedos avilés me puso el gorjal, después tomo el peto y lo acomodo bien –Mira así es como se ata para que quede firme- hiso uno de los nudos y se aparto –Vas a ponerte a dar clases con mi cuerpo- bromee, pero Ángela se paralizo –Continua- dije mirándola, ella se acercó y esta vez lo hiso más rápido, aunque comparada con Diego no era nada buena… Después de unos cuantos errores y un buen tiempo termino de ponerme la armadura, el motivo para traerla era muy simple, me acercaba a mi casa y debía estar de la mejor manera posible, regresaba como conquistador y que gran conquistador regresaría con pantalones de lino y chaleco de cuero, Daniel parecía haber visto el futuro y se paso casi una hora dándome un discurso de por qué debía llegar con mi armadura puesta, no lo entendía hasta que no aguante el calor y decidí quitármela, el ahora estaba en burdeos y no podía aconsejarme pero gracias a su sermón lo recordé bien.

    Lo último que hice fue ponerme mi capa, era nueva confeccionada por un sastre en burdeos, del color de la sangre con bordes dorados, una bonita pieza y combinada con mi armadura lucia muy bien. En cuanto mis hombres terminaron de levantar el campamento, partimos, el cielo seguía gris pero parecía cambiar y no para mejor, después de una hora de cabalgata, se puso a llover, por una parte era bueno, la cosecha estaba cerca y la lluvia siempre era buena para las plantas, pero por otra me estaba mojando y si seguía mi entrada triunfal se arruinaría, una sensación de derrota se sentía aparte del frio por mi cuerpo empapado.

    Llovió y llovió, así cabalgamos el resto del camino, una vez estuvimos a media legua de mi feudo principal envié a uno de mis hombres para que avisaran de mi llegada, aunque no esperaba un gran recibimiento, con la cantidad de lluvia apenas se podía ver a unos cuantos metros por delante, y el camino embarrado nos hacía más lentos. El clima haba aguado los ánimos literalmente, las normales bromas por parte Manuel fueron escasas salvo por un comentario sobre el camino, Diego se puso el casco para evitar el golpe de las gotas y Juan simplemente se mantenía inmóvil, como si quisiera decirle a las gotas que no era un enemigo y estas dejarían de golpearle.

    Después de media hora llegamos al puente noroeste, uno de los tres que podían llevarnos al interior, mi pueblo estaba flanqueado en tres de sus lados por un gran rio, y en su flanco norte tenia la falda de la montaña, esta tenía una pendiente no muy pronunciada así que el pueblo poco a poco subía por ella, mi casa era una edificación ubicada en el terreno más alto que encontré, su construcción llevo apenas medio mes, y fue construida con la ayuda de casi todo el pueblo, mi más grande orgullo aunque no era nada que protegiera de un ataque directo, apenas era lo suficientemente grande para resaltar de las demás y puede que sus puertas principales aguantaran algunos golpes de un hacha enemiga…

    En este puente como en los demás había guardias apostados, mis constructores habían fortificado ambos lados del puente con una empalizada y una pequeña torre de vigilancia, además en uno de sus lados había un barracón con lo suficiente para que los guardias en turno no dejaran el puente por ningún motivo, esta fortificación no aguantaría mucho un ataque pero lo retrasaría lo suficiente para preparar a los guardias del pueblo, en total había diez guardias, cinco en cada lado, los suficientes para atrancar las puertas y aguantar viniera de donde viniera el ataque, yo estaba reacio a fortificar ambos lados, lo veía como un derroche de oro, pero como siempre Daniel me hizo entrar en razón, –Que tal si el enemigo envía algunos hombres para que crucen el rio a nado y ataquen por detrás, el puente seria suyo y sus tropas entrarían rápido al valle- Aun me falta mucho que aprender, y el estar junto a Daniel me hace darme cuenta de ello a cada momento.

    Las puertas estaban abiertas, mi hombre ya habría pasado por aquí hace tiempo y todo estaba preparado, los guardias me saludaron su expresión era la misma que la de mis hombres, a nadie le gusta estar bajo la lluvia. Jalando un poco las riendas de mi caballo –Alguna novedad- dije mirando al sargento – Bienvenido señor, todo tranquilo- dijo haciendo una reverencia –Muy bien- inspeccione el campamento de forma rápida y continúe la marcha, estaba todo de la mejor manera, no había desgaste en la empalizada y los hombres se notaban despiertos –Seguid así- dije con una expresión de aprobación, casi de inmediato el sargento respondió –Claro mi señor-

    Atravesamos el puente, este estaba hecho de madera, igual que los otros tres e increíblemente su costo fue casi igual al de la fortificación de ambos lados, el rio que protegía la capital tenía 100 metros de lado a lado en su parte más estrecha y construir el puente no había sido nada fácil, aun así yo no me preocupe por nada, pague a un arquitecto y me desentendí, poco tiempo después todo estaba listo y muchos me lo agradecieron salvo un barquero que se ganaba la vida cruzando a viajeros de un lado a otro, cuando pidió audiencia, su problema fue resuelto fácilmente, ahora cobraba un peaje por cruzar los puentes y quien no lo quisiera pagar tenia al barquero…

    Poco a poco el puente quedo atrás y para mi suerte la lluvia aminoro hasta casi terminar, solo quedaba subir una pequeña colina y el pueblo quedaría a la vista, una vez mi caballo termino de subir, por fin después de tanto tiempo regrese a mi casa, pero algo andaba mal…

    Jale fuertemente las riendas de mi caballo y este se detuvo al instante, el pueblo estaba muy cambiado, mire el pueblo desde la falda de la montaña y luego seguí la calle principal, aquella que subía hasta mi casa, mi casa… mi casa estaba en ruinas, las habían echado abajo y no solo esa sino las más cercanas a ellas, mi orgullo estaba en ruinas…

    No lo podía creer, debía mantener la calma, mi estandarte aun ondeaba en el puente, y desde donde me encontraba podía ver algo rojo cerca del mercado, podría ser mí estandarte… Poco más de un mes fuera y mi casa, entonces recordé mi libro, que habrían hecho con él, mire a mis hombres y ellos también estaban desconcertados, fue Manuel el que hablo – ¿Qué demonios han hecho?- Diego y Juan me miraban, esperando alguna orden, gire mi caballo y vi a Ángela, estaba un poco confundida, apunte hacia uno de mis caballeros –Tu quédate con ella- bajo la cabeza –Si señor- di la vuelta y apreté fuertemente las riendas, estaba enfadado –Todos, ¡conmigo!- y salí al galope hacia el pueblo.

    Unos minutos después estábamos a medio kilometro del pueblo, fue entones cuando vi al caballero que envié delante, salió a nuestro encuentro, nos detuvimos y el se acercó a mi –Mi señor- dijo bajando la cabeza – ¿Que ha pasado?- dije con poca paciencia –Han demolido su casa- respire profundo para recobrar la calma –Eso es obvio, no estoy siego, ¿Por qué han demolido mi casa y con qué fin?- carraspeo para aclararse la garganta y continuo – Al parecer usted será hacendado a Conde- de nuevo diciéndome cosas ováis –Eso lo sé, debe haber suficiente oro en las arcas para pagar mi asenso- entonces me di cuenta de que otro hombre llegaba al galope, era Álvaro un caballero viejo, de unos 50 años, su cara estaba bien afeitada aunque su cabello delataba su edad con apenas unos cuantos cabellos cafés que combinaban con sus ojos del mismo color, su edad apenas le había quitado algo de fuerza y habilidad además era listo, por ese motivo le encargue el manejo del pueblo hasta mi regreso, este era otro de los pocos que tenía su armadura de placas completa.

    – ¿Que ha pasado, por que han demolido mi casa? – Dije ignorando completamente a mi tonto caballero –Mi señor- inclino su cabeza y prosiguió –He sido yo el que ha aprobado la demolición de su casa- eso me tranquilizaba pero no mucho, al menos mi idea de rebelión era desechada – ¿Con que fin has hecho eso?- me miro a los ojos y sonrió –Para mejorar, ha sido cosa de los ancianos- Otra vez esos viejos –Mejorar en qué forma- girando su caballo –Sigamos y se lo explicare en el camino- solté algo de rienda y apreté un poco con los estribos de mi silla y el caballo avanzo, me coloque a su lado y continuo –Como sabe mi señor, pronto se celebrara su asenso a Conde, hay una cosa que viene con eso, al parecer parte del dinero que se dio para el paso de rango se usara para la construcción de un castillo, hace unos días hable con el arquitecto encargado y el mejor lugar para los cimientos principales es justamente donde estaba su casa, sacamos todas sus pertenencias, amablemente un mercader prominente del pueblo presto su casa por el tiempo que usted lo requiera, así que las movimos a esa casa y eso es todo en resumen, si tiene más dudas rogaría que hablara con el arquitecto- eso me tranquilizo –Llévame con el arquitecto-

    Tras unos minutos llegamos a donde se encontraba el gremio de constructores, este se encontraba cerca de la plaza y era un gran edificio de dos plantas, ahí se reunían desde carpinteros y canteros hasta los más cultos arquitectos, últimamente los había usado mucho y mi presencia era bien recibida, dentro había mucha actividad, las calles por las que pasamos estaban algo desiertas por la lluvia pero dentro parecía estar todos los miembros, la primera planta era una zona de descanso y donde se reunían todos los miembros de bajo nivel, la segunda planta era para los más ricos o los más cultos miembros del gremio, en la primer planta fui recibido con ovaciones, reverencias y aplausos, no necesariamente en ese orden. Álvaro me llevo hasta la segunda planta, en el centro de la sala había una gran mesa, útil para extender mapas o planos, y en los lados había estanterías llenas de pergaminos y contratos, también se veían algunos sillones y sillas, junto a la mesa había algunos hombres en orden de importancia... Antony este era el líder del gremio, un hombre de baja altura al menos físicamente pues era el hombre más rico del pueblo, “dueño” además de la cantera cosa que le daba mucho poder de por sí, un viejo de unos sesenta años, se había dejado la barba y su rostro mostraba muchas arrugas, traía sus úsales calzones negros y su camisa de lino blanca, todo haciendo mala combinación con un chaleco verde claro que seguramente era su favorito. A la derecha de Antony estaba Arséne su hijo mayor, un hombre de cuarenta años, su pelo era negro salvo por alguna que otra cana y su rostro aun no mostraba ninguna arruga, sus ojos color miel eran igual a los de su padre, traía calzones de lino negro y camisa blanca además de un chaleco negro, seguramente el sería el siguiente líder del gremio pues además de ser el heredero de la cantera era un buen arquitecto. Frente a ellos estaba César el mejor arquitecto de mis tierras, un hombre maduro de unos 35 años, para su edad era muy sabio, su rostro libre de arrugas, blanco combinado con su cabello dorado y sus ojos azules nos decían de inmediato que no era de estos lugares seguramente de más al norte o germano, la verdad nunca se lo había preguntado, traía su usual vestimenta, calzones cafés, camisa blanca y chaleco cafés claro, por ultimo un hombre al que no conocía, situado a la izquierda de César, un hombre de unos veinticinco años, cabello negro y ojos cafés, el cual se había dejado la barba solo un poco, vestido con unos calzones negros y una camisa blanca.

    El forastero fue el primero en darse cuenta de nuestra llegada, los demás notaron su cambio de postura y miraron hacia mí, César se adelanto a los demás e incoó una rodilla, los demás lo imitaron. Antony fue el primero en hablar –Mi señor, es un gusto verlo de vuelta, hemos oído historias de sus grades hazañas- haciendo un movimiento con la mano –De pie, si supongo que habéis oído muchos de lo que ha pasado, pero no estoy aquí para hablar de mis conquistas, sino para que me explique porque mi casa está en ruinas y que piensan hacer en su lugar- Todos se levantan, aunque Antony requirió de algo de ayuda de su hijo, una vez está de pie prosigue –Claro mi señor, antes quiero presentarle a el principal diseñador del castillo- pone la mano en el hombro del forastero y continua –Este es Damián- El hombre baja la cabeza en forma de respeto –Es un honor su señoría- me acercó a la mesa y me doy cuenta de que hay un mapa del pueblo más o menos decente, muestra las casas y las calles, inicia por el norte mas allá de donde estaba mi casa y termina hasta los borde exteriores del rio, el hombre estira la mano y comienza a explicar, señala una línea gruesa que esta medio kilometro alejado de la edificación mas exterior del pueblo, -Aquí hemos planeado construir una muralla de madera, de unos diez metros de alto, con espacio suficiente para mantener cinco hombres en lo alto uno tras otro, bordeara todo el pueblo y será la primera protección- luego movió su dedo mostrando el lugar donde estaba mi casa –Aquí estará el castillo- de debajo del mapa saco un plano, este tenía un montón de cuadros y rectángulos con garabatos y números –El castillo tendrá una muralla externa de piedra, de uno 15 metros de altura, dentro hay espacio suficiente para un gran establo, barracones, armería, herrería y la torre por supuesto, del tamaño suficiente para sus aposentos y los de los invitados, además de un gran comedor para banquetes, los cimientos serán lo suficientemente sólidos, tanto que le aseguro nunca será destruida- La pación con la que contaba todo daba a entender que estaba muy comprometido con su trabajo –Bien suena algo grandioso pero cuanto tiempo tardara la construcción, César fue el que me respondió –Para la muralla exterior, la de madera, se tomaría unos tres meses y medio, trabajando en el castillo y la muralla al mismo tiempo, una vez terminada tendremos toda la mano de obra en el castillo…- reconociendo su forma de hablar lo interrumpo –sin rodeos, dime canto- carraspea y continua –Un año para que la torre este al menos en condiciones habitables, y un año y medio a lo menos para que este todo listo- Sonaba bien pero –Un año y medio supongo que será un tiempo decente, pero han destruido mi casa, donde quieren que me quede hasta que mi castillo este terminado- Arséne fue el que contesto a esto –por supuesto hemos pensado en eso y estamos preparando los cimientos para construir una casa nueva en el centro del pueblo- señalando cuatro terrenos en el centro –hemos hablado con los propietarios de estas casas, las demoleremos y en dos meses terminaremos una nueva residencia para usted, será el doble de grade que la anterior y no solo tendrá madera sino piedra, es un gran proyecto pues es la primera que hacemos totalmente de piedra pero Damián tiene experiencia en estas construcciones-

    Sin duda es un gran avance, esos viejos no son tan tontos como pensaba, al menos algo de mi dinero estará de vuelta, aun así no me gustaba la idea de haber perdido mi casa y aun estaba pensando en mi libro… Después de aclarar unas cuantas dudas salí del gremio y me dirija a la casa de ese mercader, seguramente era la casa de Félix un mercader que pasaba apenas uno o dos días al mes en su casa y el resto eran viajar a donde los precios estuvieran mejores, según Daniel era el hombre más rico después de Antony, pero desde mi punto de vista el podría ser más rico que yo, poco conocíamos de sus viajes fuera, en el pueblo era dueño de unas cuantas parcelas de labranza y por supuesto tenía una buena parte del mercado, aunque lo que más le enriquecía era la venta de equipos militares, él fue el principal proveedor de armamento para mi campaña contra burdeos y era quien proporcionaba las armaduras y armas para la guardia del pueblo. La casa estaba ubicada en el centro, junto al mercado, el poco tiempo que estaba en el pueblo se la pasaba dando vueltas por el gran trozo de mercado que le pertenecía, diría que tres cuartas partes eran de su propiedad, y los pocos mercaderes que estaban independientes o estaban en un negocio diferente al suyo o estaban cerca de la quiebra…

    Tras un rato de cabalgata llegamos a su casa, era grande lo suficientemente digna para un conde, o un casi conde, tenía dos plantas, y un pequeño sótano que usaba de bodega de vino, fue lo que primero descubrí y lo que mejor aproveche, deje a mis caballeros tomar algo de la cerveza pero nada más, había cinco aviaciones en la primera planta destinadas a sirvientes, las cuales tenían dos camas cada una, mis sirvientas ya estaban en el lugar, y habían acomodado lo mejor que pudieron mis cosas. En la primera planta también estaba el comedor y las cocinas, una sala de recepciones pequeña y poco mas, los patios eran grandes y toda la propiedad estaba rodeada por un muro de 3 metros de alto hecho de ladrillo, un mini castillo dentro del pueblo, en la segunda planta había algunas habitaciones para invitados y la recamara principal, además de los baños, una sala enorme en la cual fácilmente cabrían cuatro bañeras normales, destine las habitaciones para invitados para algunos de mis caballeros, el resto irían a los barracones con la guardia de la ciudad. Presente a Ángela a la líder de sirvientas y por fin estaba listo para ver mi libro.
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:47 pm

    CAPITULO 20. Dieciséis de Abril un día Difícil

    Abrí los ojos, el cielo aun estaba rojo, el sol apenas estaba a medio salir, pero se escuchaba un gran escándalo fuera, me talle los ojos para espantar un poco el sueño y me incorpore, mire la habitación en la que me encontraba, era un lugar amplio, no tanto como mis antiguos aposentos pero no había porque quejarse, la cama era cómoda y por los grandes ventanales entraba mucha luz, era una mañana fresca y todo parecía perfecto, salvo por el gran escándalo que parecía provenir de la puerta principal.

    -Ángela- llame, casi de inmediato una pequeña figura abrió la puerta y se paro frente a mi cama, traía un vestido color café y sobre la cabeza tenía un pequeño paño blanco con el que se sujetaba el pelo –Si mi señor, buenos días- no era el mejor orden para la frase, pero la comprendía, apenas diez días por aquí no bastaban para acostumbrarse al ambiente – ¿Que es ese escándalo?, ¿Que pasa afuera?- miro a todas partes de la habitación, como cuando un niño intenta hacer tiempo para decir una mentira, después de unos segundos me mira –No lo sé mi señor, hay mucha gente perecen importantes, iré a preguntar- se da la vuelta y para en seco, la jefa de sirvientas le había regañado mucho por olvidar inclinarse antes de despedirse de mí, era parte de la forma de comportarse de las sirvientas y a ella se le pasaba esa parte, se gira, dobla un poco las rodillas y baja la cabeza –Requiere de algo mas mi señor- bueno al menos recordó esa parte –Si quiero el desayuno y que venga Álvaro lo antes posible- repitió su despedida y salió por la puerta. Luego de unos minutos otra criada regreso con una bandeja, había huevos duros, pan, un guiso espeso y algo de vino, tras ella entro Álvaro para la hora estaba bastante despierto –Buenos días mi señor- para esos momentos yo estaba decentemente vestido, me puse unos calzones negros y una bata café, me senté en una pequeña mesa que había en la habitación, era lo suficientemente grande para cuatro personas, la sirvienta puso la bandeja frente a mi –Que pasa fuera, porque tanto escándalo- Álvaro se acercó a la mesa –Son líderes de las aldeas y pueblos de sus tierras, requieren audiencia- partí mi pan a la mitad y lo sumergí en el guiso, parecía tener algo de papas y zanahorias –Les has informado que las audiencias empiezan dos horas después de la primera luz- dije interrogante –Claro mi señor, pero no han querido retirarse- Mordí mi pan húmedo, estaba delicioso, había puesto algo de orégano y comino, la combinación hacia un guiso algo fuerte pero muy bueno, mi cocinera era una experta en lo que hacía y ya sabía todos mis gustos –Cierra las ventanas- ordene a la sirvienta parada a un lado de la mesa –Si mi señor- paso frente a la mesa y comenzó a hacer lo que le pedí –Ya desayunaste- pregunte a Álvaro –No mi señor, he venido directamente desde mis aposentos- tampoco era demasiado lejos, su habitación era la más cercana a la mía, apenas a unos metros de mi puerta –Trae algo de desayunar para Álvaro- ordene a la sirvienta –Si mi señor- respondió y una vez termino de cerrar las ventanas se puso en marcha hacia la puerta –No me pongas vino solo agua- dijo Álvaro, la chica asintió y salió por la puerta.

    Poco más de media hora después ambos habíamos terminado de desayunar, ordene a Álvaro que preparara todo y por mi parte tenía que vestirme como todas las mañanas para las audiencias, el protocolo dictaba una vestimenta adecuada para la corte aunque mi corte eran Álvaro, Diego, Manuel, Juan y unos poco caballeros mas, siendo realista no tenia corte, aun así tenia que resaltar de los caballeros que me acompañaban, ellos tenían que llevar sus armaduras todo el tiempo, pues eran mis guardaespaldas, yo tenía que llevar ropas finas y llamativas, cada quien a lo suyo…

    Me llevo veinte minutos mas prepárame y me encamine a los patios, los primeros días de audiencias habían sido horribles, pues la sala de recepciones era demasiado pequeña aun cuando se presentaban pocos peticionarios, así que al tercer día decidí recibirlos en la parte más grande de la casa, los patios eran enormes, ocupaban el terreno suficiente como para meter la casa una vez y media, en el porche trasero colocamos una silla que serbia de trono y uno a uno se acercaban a las escaleras que conectaban el patio con la casa, eran solo cuatro escalones, y aunque no lo planeamos quedaba bien, al menos en todo momento estaba sentado en la parte más alta de la “Sala de audiencias” tal y como dictaba el protocolo.

    Salí por la puerta de atrás, para ese momento todos los peticionarios estaban en el patio, al entrar al porche uno de mis caballeros grito mi nombre y títulos –Ante ustedes Leobardo I, Conde del valle de Leones y sus Feudos, señor de las montañas del este y príncipe de Burdeos- Era una larga lista pero corta comparada con otros señores, me imaginaba una vez controlara todas las tierras libres de los alrededores, que de larga seria mi lista de títulos… Avancé hasta la silla y me senté de la manera más solemne que sabía. El primer peticionario era el alcalde, un hombre viejo de mirada cansada, era quien se encargaba del tesoro del pueblo y de los problemas menores que allí ocurrieran, se acercó ayudado por su hijo menor, un hombre de unos veintitrés años ambos bajaron la cabeza en forma de respeto –Mi señor, hemos terminado de levantar la cosecha y le traemos las cantidades- mostraba una sonrisa así que esperaba buenas noticias, su hijo saco un pergamino de una cartera de cuero, se acercó y se lo entrego a Álvaro, quien estaba parado en la parte más baja de la escalera, se dio la vuelta, subió los escalones y me la entrego. Tenía muchas cantidades escritas, pero las más importantes estaban subrayadas, un conteo de los habitantes, las parcelas que se habían cosechado, la cantidad de bueyes y arados que había en todo el feudo, la cantidad de dinero en el tesoro, y la cantidad de dinero obtenido con la venta de la cosecha, además de eso, se había gastado algo de oro en veinte bueyes y arados, seguramente para la siguiente cosecha, se ponía mucho énfasis en el total final del tesoro, en este caso mostraba un aumento de algunos miles lo cual sonaba bien, –Ha sido una buena cosecha- dije con una sonrisa en el rostro –Ha sido una muy buena cosecha mi señor, los graneros están rebosando- su vos mostraba alegría, una que no dejaba ver muy a menudo –Requieres de algo mas- me miro y sonrió –No mi señor, gracias- se inclino y se retiro lentamente.

    Durante media mañana recibí pergaminos parecidos de otros feudos, al ser todos de la misma índole, decidí llamar a mi tesorero, Dimitri era su nombre, un joven mercader al que convencí de llevar una vida fácil ocupándose de mi oro, el se ocupaba de cobrar los impuestos, pagar a los guardias y darle mi dinero a aquellos ancianos, era un hombre delgado de unos veinticuatro años, su pelo era castaño y sus ojos azules, se había dejado la barba solo en el mentón, a mi me gustaba decir que era una barba de chivo pero nunca se lo dije en persona no quería ofender a aquel que tenia acceso a mi dinero. Una vez llego le tomo poco más de media hora tomar y organizar los pergaminos por orden de riqueza, dependiendo el pergamino era el peticionario que vería, decidí dejar a los más pobres para el final, algunos tenían problemas menores con bandidos o simplemente estaban muy felices y agradecían las patrullas que había por sus tierras, aunque entre mas avanzaba con los pergaminos las sonrisas eran remplazadas por caras de preocupación, “La cosecha apenas ha dado suficiente para alimentar a la aldea” o “Hemos tenido que comprar algo de grano para llenar los graneros” eran sus comentarios… llego el medio día, y decidí comer mientras recibía los pergaminos, de no hacerlo podía arriesgarme a tardar todo el día y era algo que quería evitar pues tenía que lidiar con otras cosas…

    Entonces toco el turno de Albert, me sorprendía que hubiera venido hasta aquí, su aldea no estaba muy lejos pero él era viejo y no se le veía muy buena salud, al acercarse era acompañado por un hombre –Mi señor- se arrodillo –De pie- ordene, tenía el pergamino de la cosecha en la mano, los números no era para nada prometedores, el tesoro de la aldea era muy bajo y la cosecha fue más que escasa –Mi señor, la cosecha ha ido pero de lo esperado, se necesitara mas de las tres mil monedas que dije- eso me lo supe al momento de mirar el pergamino –Cuanto dinero será necesario para comprar la comida- miro a su acompañante y este le entrego un pergamino pequeño a Álvaro, este me lo entrego y lo examine, era un pergamino rectangular de unos diez centímetros por quince, tenia cantidades y firmas, era un documento de deuda, un contrato hecho con algún mercader que a cambio de la mercancía o el dinero necesario para comprarla, pedía la misma cantidad con un interés, la usura era prohibida por dios pero a algunos mercaderes no les importaba ir al infierno a cambio de unas monedas, la cantidad prestada era de cuatro mil quinientas monedas de oro y la cantidad a regresar era de cinco mil monedas, una buena ganancia… –Me encargare de que la cantidad sea liquidada- le mostré el pergamino a Dimitri y este después de examinarlo lo guardo en una cartera grande de cuero junto a los demás pergaminos de la cosecha –Encárgate de que sea liquidado lo antes posible- entre más tiempo pasara más dinero había que pagar y eso no era nada conveniente.

    Termine con los peticionarios a media tarde, mi decisión de comer mientras trabajaba fue acertada, el total de las cosechas no era de lo mejor, los feudos estaban desgastados tras cargar con altos impuestos una temporada, y la pérdida de tantas vidas en la campaña por Burdeos dejo pocos campesinos en algunos feudos, esto me trajo unas pérdidas de cincuenta mil monedas de oro usado para comprar grano con el cual se alimentarían los campesinos hasta la siguiente cosecha. Aun recordaba la conversación que tuve con Albert, necesitaría invertir dinero en los feudos para facilitar las cosas y aumentar la producción, la siguiente cosecha seria en agosto, así que muchos feudos necesitarían bueyes y arados para preparar los campos, y debía hacerlo pronto pues la época de siembra empezaba entre Junio y Julio.

    –Tenemos suficiente oro como para pagar los prestamos- Dimitri aun hacia cuentas verificando los costos y autentificando los pergaminos –Apenas, el pago por su asenso fue alto y las arcas quedaron con apenas setenta mil monedas de oro, si los pagos se realizan ahora mismo en el tesoro quedaran trece mil monedas a lo mucho, si hubiera pagado enteramente los costos de su campaña, no habría habido suficiente ni para el acenso- Mi campaña contra burdeos fue financiada en gran parte por Porto, este pagó la mayor parte de los equipos y yo solo tuve que contratar a los hombres, tener señor daba algunas ventajas, pero la desventaja era el impuesto del cinco por ciento de mis ganancias totales, cada oro contaba a la hora de pasar de rango o pagar a las tropas, de no ser por los viejos mi capital hubiese estado desnuda un par de años…

    Una vez se aclararon todas mis dudas, me quite esa horrible ropa para la corte y me vestí con algo más cómodo, me puse el cinturón junto con mi espada y mi libro, este estaba tal y como lo deje y no volvería a separarme demasiado de él, aunque traerlo atraía las miradas de los pobladores nadie se atrevía siquiera a hacer un comentario, una de las ventajas de ser el señor… Salí de la casa acompañado por Álvaro y mis tres amigos, la primera parada era el centro, quería ver cómo estaban los trabajos de construcción de mi nueva casa, había pasado poco tiempo y aun estaban demoliendo las cuatro casas, pero lo que me importaba era el diseño que tendría terminada, no quería que quedara igual de “pequeña” que la de Félix. Tras un rato a pie llegamos al centro del pueblo, este era marcado con una gran plaza, el suelo era diferente al resto de las calles pues había esparcida graba por el lugar, al ser un punto amplio donde convergían las principales calles casi nunca faltaba gente y menos estos últimos días, las cosechas despiertan a cualquiera, a mi literalmente… En la plaza había mas gente de la habitual pues se estaba preparando un festival, aquí y allá se empezaban a levantar algunos puestos, y en el centro se construía un escenario, el usado por los artistas, titiriteros y bufones atraídos por la prospera cosecha, algunos de los que venían para el festival muy seguramente se quedarían, y eso era una buena noticia pues el pueblo crecía y en estos momentos se necesitaba de mucha mano de obra para completar los proyectos en curso…

    Atravesamos la plaza y entramos en el gremio de constructores, en el segundo piso estaba César examinando unos planos y escribiendo en un pergamino, miro hacia la puerta y me saludo –Su señoría, un gusto verlo por aquí- me acerqué a la mesa central y mire los planos, había uno en el que al menos podía reconocer un pequeño muro –Este plano es el de mi casa- asintió – si su señoría, acabamos de terminar el diseño- paso su dedo y me describió uno a uno los edificios –Estará rodeada totalmente por un muro de piedra de cinco metros de alto, estas son las caballerizas, suficientemente grandes para albergar a cincuenta ceméntales, los patios serán de un tamaño adecuado, la sala de audiencias es el doble de grande que la anterior, tendrá dos plantas en total y un sótano, habrá muchas habitaciones, veinte para personas distinguidas, treinta para sus caballeros y veinticinco para la servidumbre, sin duda será la casa más grande del pueblo por mucho- el terreno que cubría la caza era tan grande como la plaza y eso ya era mucho decir, sin duda se habían pulido para que esta gran casa tuviera todas las comodidades que su señor necesitara, lo que más me gusto del diseño fue el muro exterior y las puertas principales, esta vez un hacha no sería suficiente para tumbarlas…–Donde están los demás- dije quitándole la inspiración –Antony está en la cantera acelerando la extracción de piedra, pronto se necesitara para los cimientos de las construcciones, Arséne está en las afueras dirigiendo las obras de preparación para la muralla y Damián está supervisando las excavaciones para los cimientos del castillo- Todos parecían muy ocupados y eso era buena señal, salí del gremio y me dirigí hacia donde estaba mi antigua casa, la nueva estaría en la misma calle aunque mucho más abajo, al pasar por el lugar era evidente que la demolición estaba a marcha forzada, había muchos trabajadores y no se veía a ningún descansar, y pocas ganas tendrían pues un hombre, el que debería ser el capataz no paraba de gritar ordenes, era una zona de mucho ruido, y no quise detenerme a investigar… Al llegar a la cima suspire para aliviar el cansancio, no era nada pero mis acompañantes no parecían pensar lo mismo pues algunas gotas de sudor se notaban en sus frentes, daba gracias de ser el señor y no el guardaespaldas, aunque era soportable no creo que yo habría aguantado mucho.

    El lugar no parecía muy diferente a la zona de demolición, había mucho escándalo, unos hombres cavaban en la tierra y otros movían con caretillas la tierra de un lado a otro, por lo que veía habían empezado a cavar donde iría los cimientos de la muralla, eran grandes hoyos más o menos rectangulares, cuando Damián me vio se acercó de inmediato y me saludo –Mi señor- estaba muy sucio sus calzones cafés ayudaban disimularlo pero en su camisa blanca era evidente –Como van las cosas, alguna novedad- pregunte –Bien, los trabajos están progresando, los hombres de este pueblo son muy trabajadores- mire el poso mas próximo y me acerqué a una distancia prudente –Que se supone que están haciendo- pregunte señalando hacia el poso –Escavar hasta encontrar roca solida o alcanzar al menos quince metros- aunque no sabía nada del tema pregunte –No es demasiada profundidad- me miro y sonrió –No sabía que era conocedor de construcción, normalmente si pero en este lugar estará una torre, así que necesita más apoyo que el resto de la muralla- quede bien y sin saber nada del tema, uno de mis pocos golpes de surte… Entube poco más de una hora mirando las diferentes partes de la muralla, intentando aprender lo que pudiera y una vez estuve satisfecho regrese a casa…
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    La casa de León Empty Re: La casa de León

    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:48 pm

    CAPITULO 21. Algo útil que hacer, El regreso de mi Guía

    Era una bella mañana, las cosas iban de maravilla, había terminado muy temprano con los peticionarios, entre los problemas que resolví se encontraban dos hombres, uno de ellos afirmaba que el otro le había robado un pequeño broche de oro, una pieza muy buena, al parecer con incrustaciones preciosas, las cosas dieron un giro cuando uno de mis caballeros juro que el broche le pertenecía, este le había sido robado hacia unas semanas, no encontró problemas para hacer a la mayoría de mis guardaespaldas jurar en su nombre, no tuve otro remedio que ordenar le cortaran la mano al nuevo “dueño” del broche y el nuevo “Ladrón” solo perdió un dedo de la mano, hasta le permití elegir, pues era un “Ladrón que roba a Ladrón” no conseguía terminar la frase pero seguro merecía un castigo menos severo…

    Con este tiempo libre, no sabía qué hacer, mi rutina diaria hasta el momento había sido atender los problemas del pueblo, hasta medio día, luego pasearme por las obras en curso. Con poco más de un mes de haber comenzado iban por buen camino, la muralla exterior empezaba a ser levantada, los cimientos de mi casa estaban siendo construidos y las excavaciones en el castillo continuaban sin detenerse, este era el mayor reto pues había que nivelar gran parte del terreno, hasta el momento no se habían topado con dificultades, una de las preocupaciones de Damián era encontrar piedra solida a muy poca profundidad pues eso obligaría a rellenar terreno o lidiar con la roca a como se pudiera, lo cual retrasaría enormemente el proyecto.

    Después de deshacerme de mi ropa fina, decidí ir a inspeccionar el entrenamiento de los guardias, lo normal era una sesión que duraba desde muy temprano hasta media mañana, cosa que cambio con las nuevas necesidades, al tener muralla esta debía aprovecharse, y para tal motivo se necesitaba que todo guardia supiera manejar un arco, la primera semana fue la más difícil, muchos hombres estaban reacios a aprender, algunos decían que el arco era solo para la caza, otros decían que solo los bandidos lo debían usar como arma, pero mi postura fue firme y terminaron obedeciendo la orden. Dese pequeño se me enseño a usar todo tipo de armas, a los ocho años ya practicaba con espada de madera en el campamento de mi padre, a los nueve se me empezó a instruir en el manejo del arco, no era bueno pero con la cantidad de horas invertidas en la práctica resaltaba de los demás hombres, por ese motivo puse la muestra los primeros dos días a la guardia y practique junto a ellos, aunque hacía tiempo que no me pasaba por el campo…

    El campo de entrenamiento estaba dentro de los barracones, un edificio ubicado al norte del mercado, rodeado por un muro de ladrillo de tres metros de alto, el terreno ocupaba más espacio que la plaza, tenia obviamente los barracones, una caballeriza, una armería, también había unas cuantas celdas y una pequeña plaza, en esta se había improvisado un campo de tiro, inicialmente no se pensó en un campo de entrenamiento con arco, pero la plaza fue dividida a la mitad, había espacio para que veinte hombres practicaran con el arco y otros cuarenta con escudo y espada, no era nada espectacular comparado con el Patio de Armas que tendría mi castillo ya terminado, en este se podrían entrenar mas de trescientos hombres al mismo tiempo, aunque este era más útil por el momento pues estaba terminado…

    Entre por la puerta principal y efectivamente los hombres estaban en pleno entrenamiento, el maestro de armas un hombre maduro, era alto y tenía una enorme espalda, era como un toro y se decía que no había hombre más fuerte que él, yo no tenía intención de comprobarlo, al notar mi presencia todos los hombres pararon y se pusieron en posición de firmes, la guardia llevaba rastros mínimos de disciplina aunque no eran los mejores, mi padre siempre decía “la calidad de un líder se sabe por el estado de sus hombres”, así que procuraba que fueran lo más disciplinados posibles, y por supuesto recibieran un buen entrenamiento, -Continúen- dije sin detenerme, antes de practicar quería hablar con el jefe de la guardia, atravesé la plaza y entre en el edificio principal, en el estaban los aposentos del jefe, también se guardaban los documentos de los miembros de la guardia e informes de todo lo relacionado con la seguridad de la aldea, en la primera planta estaba la sala de recepciones , grandes estanterías con algunos libros y pergaminos descansaban junto a las paredes, estaban un poco vacías pues hacia menos de un año que inaugure la guardia, a la izquierda había unas escaleras que llevaban a la habitación del jefe, en el centro de la sala se veía una mesa con un mapa de todo el feudo, en el se apreciaban algunas marcas, la montaña al norte y los dos grandes ríos que delimitaban mi capital, el rio del oeste al que decidí llamar Rio del León nace muy al norte, bordea toda la montaña y continua hacia el sur un par de leguas, el otro rio, el del este nace mas allá del bosque de los lobos, y localmente se le llama Lobo Celeste, este toca la montaña y gira hacia el sur, después de unas cuatro o cinco leguas gira de nuevo al oeste hasta toparse con el rio del León, ambos forman un gran rio que continua al suroeste, aunque no he seguido su cauce hasta el final estoy seguro de que llega al mar, algún día lo comprobare… Estos junto con la montaña forman una defensa natural casi impenetrable, claro que como es lógico por ambos lados de la montaña hay algunos pasos, pero nada que un ejército pueda usar.

    El jefe llamado Gregory se encontraba sentado en una pequeña mesa al fondo de la habitación, un hombre viejo, iba bien afeitado, su pelo era del color de la nieve y sus ojos café claro, traía cota de malla y una capa roja con un león dorado bordado en el centro que servía para identificar al primer hombre de la guardia, esta estaba sujeta bajo su cuello con un broche en forma de león, hecho de plata. Nada mas entre levanto la vista, en cuanto me miro se levanto de su silla y haciendo lo que el protocolo dictaba –Mi señor, bienvenido- me acerque a su escritorio –Como va todo- pregunte –Muy bien señor, cada vez tenemos más reclutas ansiosos por servirle- sonaba muy entusiasmado –Cuantos hombres hacen falta para completar la cantidad que te ordene- dije sin mucho ánimo, a pesar de que se pagaba bien por el contrato de entrada a la guardia esta no se había llenado rápidamente –Hasta esta mañana se han firmado cincuenta contratos, faltarían veinte para completar el numero que me ha pedido, es lógico que haya pocos reclutas con la cantidad de trabajo que hay en el pueblo, pero se han enviado propuestas a los feudos vecinos y esperamos pronto tener la guardia completa- eran una buena cantidad pero no estaba nada satisfecho, era diferente a cuando marche a burdeos, había muchísimos reclutas pero cierto era que yo no estuve para saber cuánto tardo Daniel en reunir a tantos –Y cuántos de los nuevos reclutas están listos para entrar en combate- esa pregunta lo tomo por sorpresa y se trabo un poco –E… Mi señor… Unos diez a lo mucho, están un poco verdes pero le aseguro que un mes de entrenamiento los dejara listos- Esos números no me gustaban nada pero era normal, hacia medio mes que ordene se aumentara en setenta hombres la guardia y hasta ahora no estaba completo –Cuantos guardias tenemos en total- contesto rápidamente –ciento ochenta hombres, mi señor- era evidente que conocía bien la guardia, ciento ochenta eran una buena cantidad de hombres, pero no detendrían un ataque parecido al que dirigí contra burdeos, al menos contaba con cincuenta lanceros veteranos, estos llegaron seis días después que yo, afirmaban haber sido retrasados por la lluvia pero aun no me lo creía, como fuera no los castigaría por un par de días de retraso, todo hombre tiene derecho a divertirse, y era bien sabido que en mi pueblo no había burdeles, salvo alguna que otra mujer de acceso rapido paseándose por el mercado, un lugar muy indicado para vender su mercancía…

    Salí de ahí con malas noticias pero no eran las peores que había recibido, fuera los hombres aun entrenaban me acerqué al maestro de armas, este gritaba consejos y no me vio acercarse –Henry- dije estando a su derecha, este miro hacia mi –Mi señor nos acompañara en el entrenamiento- pregunto con entusiasmó –Tus tres mejores- hasta el momento solo había entrenado con Diego pero su habilidad era suficiente como para no necesitar otro contrincante, aun así lo que necesitaba era velocidad, Tinchus me aconsejo luchar contra tres al mismo tiempo y hasta el momento no lo había intentado, mejor probar con novatos la primera vez –Si mi señor- no pudo disimular la sorpresa, mientras el escogía a tres hombres yo me quite mi cinturón y se lo di a Diego, cuando iba hacia donde estaban las protecciones recordé el combate con mi maestro, “hay que crear tu propio estilo, robar lo bueno del oponente y desechar sus debilidades” me gustaba su velocidad así que opte por quedarme con mis calzones de lino y mi chaleco de cuero, aunque si tome un yelmo, escogí una espada larga la más parecida a garra que encontré, aunque esta estaba roma, era raro que se entrenara con acero afilado.

    Todos dejaron el entrenamiento, parecían muy interesados en ver el combate, aunque no sabía si esperaban que me dieran una paliza o que yo saliera triunfante. Mis contrincantes estaban armados con escudo de madera y espada, se veían nerviosos, así que aprovecharía eso para ganar y al estar en desventaja no planeaba pelear del todo limpio… Los tres se prepararon y enfrentaron sus escudos hacia mí, la espada que tenía en la mano era más larga que las suyas así que no querían arriesgarse a ser el primer herido, la espada era un poco más pesada que garra, pero no demasiado como para molestarme. Estaban intentando rodearme poco a poco, no podía permitirlo, sujete la espada con ambas manos y ataque al de la derecha, la espada golpeo el escudo este emitió un crujido y salieron algunas astillas pero resistió, el golpe hiso tambalear al hombre, pero no pude darle otro golpe pues desde la izquierda atacaba otro, desvié su ataque y le ásete un golpe en el hombro derecho, al instante soltó un alarido de dolor y se arrodillo, en ese instante otro ataque venia desde mi izquierda a como pude lo pare con la espada, al chocar estas hicieron un gran ruido, la fuerza hiso que perdiera por un instante el equilibrio momento que aprovecho el primer enemigo para darme un golpe en el brazo izquierdo, un latigazo de dolor me recorrió todo el brazo y estuve a punto de soltar la espada, aguante y trace un arco horizontal de derecha a izquierda, no pude poner toda mi fuerza pero fue suficientemente rápido, el enemigo tenia descubierto su costado derecho y ahí fue donde lo golpee, el golpe al parecer le saco el aire, soltó la espada y supe que estaba fuera de combate, pero no podía alegrarme, desde mi izquierda venia otro ataque, salte hacia el frente y lo esquive por poco, gire hacia él y di un paso atrás, para ese momento el segundo enemigo estaba viniendo hacia mí, era evidente que el golpe del hombro había hecho lo suyo pues su espada estaba baja, aproveche eso para darle un fuerte golpe en el escudo, sabía que el tercer enemigo no perdería tiempo y me atacaría por la izquierda pero lo esperaba, desvié su ataque y dirigí toda mi fuerza contra su rodilla izquierda, por suerte di en el blanco y este cayó al suelo, ahora éramos el segundo y yo, este retrocedió un poco pero no le permití alejarse de mi alcance, ataque su escudo una y otra y otra vez, hasta que bajo la guardia trace un arco vertical y fui a darle cerca de la muñeca derecha, al instante soltó la espada, me acerqué rápidamente y puse mi espada contra su cuello, el duelo había acabado…

    Estaba empapado en sudor, me faltaba aliento y mi brazo dolía lo suyo pero había ganado, era la primera vez que me enfrentaba a tantos enemigos al mismo tiempo, estaba contento y algunos hombres estaban sorprendidos, cuando recobre el aliento me acerqué a Henry –Son muy buenos hombres- era evidente que no sabía disimular pues su expresión era de total sorpresa –Gracias señor, ha sido un gran combate- suponía que era normal con apenas dieciséis años no parecía peligroso pero esa era otra ventaja con la que contaba… Diego me miraba, no sabía si era con orgullo por tener a un señor así de bueno o con envidia pues seguramente para la puesta de sol muchos en el pueblo sino es que todos sabrían de mi combate, deje la espada y el escudo a un lado, me acerqué a Diego, este me entrego mis armas –Gran combate mi señor, ha sido bueno pero ese de ahí te ha dado- su tono era un poco burlón y no dejaría que me quitara importancia –A la próxima lo harás tu- dije y el sonrió –si pero que sea contra seis a la vez- ambos reímos.

    Me aparte y estuvimos viendo el entrenamiento una media hora para entonces el dolor del brazo era solo un recuerdo, pero seguro saldría algún moretón para mañana, la forma en la que mis hombres se entrenaban era por turnos, unos en los arcos otros en la espada luego cambiaban, practicaban durante una hora aproximadamente y después se retiraban a hacer sus labores diarias, para ese momento otro grupo empezaba a entrenarse, en total para que todos los hombres se entrenaran se tomaba desde la primera hora hasta medio día, si fuera solo entrenamiento con espada tardarían la mitad… para gastar el tiempo mientras llegaba medio día tome un arco y un carcaj con flechas, estas eran normales salvo por la punta roma, al parecer Henry no confiaba plenamente en la habilidad de los novatos y no quería perder reclutas por un “accidente”. Los blancos eran montones de paja con dianas pintadas, algunos de mis compañeros de tiro solo acertaban al suelo pero otros estaban más encaminados y al menos podrían matar a un hombre que estuviera a diez metros de distancia, no podía juzgarlos tenían poco más de dos semanas y solo tenían una hora de practica al día, poco más de la mitad prometían… Faltando una media hora para que el sol estuviera en su punto más alto, llego quien menos esperaba… Ángela traía su vestido habitual de sirvienta, seguramente me la mandaban para deshacerse de ella otra vez, seguían sin encontrar su punto fuerte y muchos ya hasta la tomaban por perdida del todo, la jefa de sirvientas me dijo una vez “Esperemos al menos sirva para parir, porque si no será un fracaso del todo” un comentario agresivo aparecer, entre mujeres seria un total insulto. Se acerco a mi –Mi señor- tome otra flecha y la puse en el arco, estire la cuerda, apunte y... tres palmos arriba del blanco –Que pasa- pregunte mientras cogía otra flecha del carcaj, la ponía en el arco, apuntaba y… esta vez muy abajo, pero Ángela no contesto, mire hacia donde debería estar y efectivamente estaba ahí parada, mirando con mucha atención como practicaban mis hombres –Sabes usarlo- pregunte con curiosidad esperando un no por respuesta –Si señor- interesante –Quieres intentarlo- respondió nerviosa pero entusiasmada –Si señor, si no es mucha molestia- le di el arco y una flecha –Toma, tira a ese lugar de allí- dije señalando la diana, ella tomo el arco con naturalidad, estiro la cuerda, apunto y… apenas medio palmo errado –Suerte de principiante- dijo Diego –Hazlo otra vez- dije dándole otra flecha, la tomo, la coloco en el arco, estiro la cuerda, apunto y… en el blanco, unos cuanto de mis hombre se percataron y pusieron atención, “Que lo haga otra vez” se escucho decir, le di otra flecha, la tomo, estiro la cuerda, apunto y… medio palmo arriba, con esa puntería podría matar a un hombre fácilmente –Donde aprendiste a usarlo- al percatarse de que llamaba la atención se puso nerviosa –E… con… con mi padre, mi señor- era algo interesante –Te enseño bien- ella se sonrojó y bajo la cabeza, algunos hombres alejaron su blanco lo más posible y durante unos minutos fuimos testigos de sus habilidades, incluso algunos hombres apostaron con el resultado de los tiros, tras un rato se me vino a la mente y pregunte –A que has venido- abrió la boca, y mostro una cara de preocupación, como cuando se hace algo malo o se olvida algo importante y te riñen por eso –Mi señor Daniel, ha llegado al Pueblo- Una excelente noticia

    Dejamos los barracones y después de unos minutos caminando llegamos a mi casa provisional, al entrar encontré a Daniel, traía una armadura de placas completa, en el peto dibujado tenía un blasón, en la parte baja tenía una muralla de madera, en la parte alta había un sol rojo todo eso en fondo negro –Mi señor- dijo hincando una rodilla, -De pie- ordene, lo salude y le di un fuerte abrazo –Como ha estado el viaje, y las cosechas- me miro y sonrió -El viaje ha estado bien, sin percances, las cosechas han salido un poco mal, casi no se ha recogido nada, pero el tesoro de la ciudad tiene mucho oro aun- mire su peto y dije –Ese es tu escudo de armas- me miro a los ojos y con orgullo contesto –Así es, en honor a nuestra victoria- antes de que pudiera decir algo continuo - Y a usted como le ha ido en las cosechas- le hice una seña para que me siguiera al comedor –Las cosechas han salido bien, para el estado de los feudos…- Comimos juntos y le explique todo lo ocurrido hasta el momento, como conocí a Ángela y como ella termino siendo mi sirvienta, porque vivía donde vivía ahora, porque mi casa había sido demolida y las construcciones que estaban en curso, lo lleve para que conociera los proyectos, las cosas volvían a ser como eran, al menos eso esperaba…
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    Mensaje  Porto Lun Mar 19, 2012 2:48 pm

    CAPITULO 22. ¿Un día Triste? o ¿Un día Alegre?

    Era día primero del mes de Junio, Daniel se opuso rotundamente a que hiciera cualquier cosa hoy, pero era un día importante, así que me porte testarudo con él lo suficiente para que no me aconsejara más, –Es un día importante, especial para vos, tómese el día libre, se lo ruego- pero no iba a cambiar de opinión lo mire con frialdad y mi única respuesta fue una pregunta –Mi padre se tomaba días libres- se inclino y salió sin decir nada mas, el día primero de cada mes era siempre de trabajo, las recaudaciones de todos los feudos llegaban a la capital ese día, se le pagaba a las tropas y a los ancianos, también llegaban informes de la cantidad de reclutas y hombres en el servicio y de cualquier problema que pasara en mis dominios que no fuera urgente…

    La mañana transcurrió sin ningún contratiempo, Dimitri me había dado los resúmenes de la recaudación, el pago de tropas y el pago del título, Gregory me había dado los totales de las tropas, me alegre al saber que la guardia estaba al completo, Daniel me había dado personalmente su informe de impuesto previamente, todo estaba de maravilla y para media mañana empecé a recibir peticionarios, aunque era un pueblo pequeño siempre había problemas que resolver, granjeros quejándose por la repartición de las parcelas, mercaderes con sus habituales peleas sobre sabotajes y robos, o personajes distinguidos reclamando sus derechos sobre tal y cual propiedad, el trabajo de todos los días…

    Fue hasta poco antes del medio día cuando llegaron tres hombres, desde el momento que entraron a los patios me llamaron la atención, su vestimenta era… algo particular, aun así esperaron su turno, cuando se acercaron pude examinarlos mejor, tres hombres de igual estatura, llevaban la misma vestimenta, calzones apretados, una clase de camisa con botones enormes, guantes de una clase de tela delgada, zapatos de punta arqueada y un gorro de puntas las cuales colgaban alrededor de sus cabezas y en cuyo final tenían ruidosos cascabeles color oro, todas las piezas estaban hechas de múltiples colores, al mirar sus cuerpos era posible ver de una vez todos los colores que se pudieran fabricar, aunque un pedazo de tela era más o menos normal, en su pecho figuraba un escudo de armas, un grifo blanco sobre campo marrón, además en la parte alta tenía dos espadas en forma de cruz, eso quería decir que eran hombres de algún señor pero no podía reconocer a quien pertenecía ese escudo. Uno de los hombres se acercaba dando saltitos y haciendo sonar los cascabeles dorados, en la mano derecha traía un pergamino sellado, los otros dos lo imitaban y sujetaban un cofre de roble con refuerzos dorados, no podía ser oro quien en su sano juicio reforzaba un cofre con oro solido aunque mirando a sus hombres… Al llegar al pie de la escalera los hombres depositaron el cofre en el suelo frente a ellos e hicieron una reverencia muy pronunciada –Es un honor conocerlo mi señor- dijo el que tenía el pergamino, hablaba con una exagerada felicidad –Quienes son ustedes y cuál es su propósito- el hombre se arrodillo y extendió la mano derecha como dándome el pergamino –Mi señor le ha enviado esto- Álvaro se acercó para tomarlo pero antes de que lo hiciera este lo retiro –Mi señor me ha ordenado que se le entregue personalmente-, en ese momento se me ocurrió preguntar el nombre del señor pero teniendo el escudo en sus ropas era una tremenda falta de respeto, Álvaro me miro y yo asentí, no veía nada de peligro en alguien vestido como bufón, el hombre sonrió y subió la escalera dando saltitos, a mi izquierda note como Diego llevaba su mano a la espada, Daniel parado a mi derecha estaba tranquilo, al llegar junto a mi silla el hombre planto una rodilla en el suelo y extendió el brazo, en cuanto tome el pergamino este se levanto y se coloco en lo alto las escaleras, pidió permiso para acercar el cofre, al consentirlo los dos hombres bajo vigilancia de mis guardias depositaron el cofre en lo alto de la escalera y se retiraron a la parte baja. El pergamino estaba enrollado con una cuerda multicolor y sellado con cera marrón, en la cera podía distinguirse el mismo escudo que el bufón llevaba en el pecho, quite la cuerda y rompí el sello por la mitad…

    ¡ Felicidades !

    Hoy cumples 17 años viviendo en el mundo de Guaranpis.

    Naciste el 1 de Junio del año 1029 d.C. y hoy es 1 de Junio del año 1046.

    Mi regalo por haber sobrevivido hasta hoy es de 38.400 oros.

    Espero que cumplas muchos más...


    Las letras brillaban en distintos colores y parecían bailar en el pedazo de pergamino, mire a Daniel, este mostraba una sonrisa y no parecía sorprendido, en cambio Diego no podía creerse lo que estaba viendo, igual de desconcertado que Diego mire al bufón, este al ver mi expresión dio una patada al cofre y este se abrió mostrando el contenido, tal y como decía la carta había muchas monedas de oro, demasiadas…

    La carta era extraña aunque el regalo me gustaba mucho, lo que no veía en ningún lugar era el nombre de quien enviaba tan grato regalo –Cual es el nombre de tu señor- pregunte al bufón –El nombre de mi señor es Guaranpis- Eso no era posible, Guaranpis eran todas las llanuras, ríos, bosques, montañas, pantanos, desiertos y mares desde aquí hasta el gran abismo, Guaranpis era un mundo no un nombre, y por la cantidad de oro que me envió debía ser alguien con poder –No bromees conmigo bufón, quien es tu señor- se inclino y continuo con su tono alegre –Mi señor es señor de señores, rey de reyes, emperador de emperadores, mi señor es quien creó este mundo, quien lo moldeo, quien lo mantiene y quien lo guarda, mi señor es dios mío y vuestro- el sonido de un acero desenvainándose lo interrumpió, Diego dio un paso al frente –Blasfemia- grito, el bufón al ver sus intenciones hiso tres volteretas hacia atrás por las escaleras hasta estar junto a los otros dos, -Detenedlos- grito de nuevo, algunos guardias llevaron la mano a la empuñadura, pero al no escuchar orden mía, se contuvieron –Lamento el comportamiento de mi guardia, dadle mis disculpas a vuestro señor- dije, Diego recupero su cordura y se arrodillo, –Lo lamento mi señor, no he podido contenerme, ruego castigue a estos blasfemos- atacar a un hombre que lleve un escudo era considerado acto de guerra, nadie podía tocar a un “heraldo” aunque pareciese un bufón tenía un escudo en el pecho que lo identificaba como tal –Y también agradecerle de mi parte tan grato regalo del día de mi nombre- Diego se sorprendió al igual que mis guardias y todos los presentes, solo Daniel sabia el día de mi nombre, era normal pues según él lo había presenciado y para mí no era un día en el cual se debiese celebrar, ya no…

    Los bufones se inclinaron una vez mas y salieron de los patios –No mas peticiones por hoy- me levante de la silla –Diego encárgate de que eso llegue a tesoro- Diego que aun seguía de rodillas se levanto y ordeno a algunos guardias que llevaran el cofre. Entre a la casa y subí a mis habitaciones, como todos los días me resise de las ropas y me coloque algo más fresco, Julio siempre se conocía por su intenso calor, cuando estaba acomodándome a garra tocaron la puerta –Adelante- dije de forma casual, al abrirse la puerta pude ver el bello rostro de Ángela, desde que descubrí su habilidad me había encariñado con ella aunque no solo por eso… se había convertido en mi sirvienta personal y me acompañaba a casi todas partes menos a la corte y a las obras, a Daniel no le parecía buena idea aunque quedo sorprendido cuando la vio disparar, -Mi señor, en las cocinas preguntan si desea que se le prepare un banquete hoy, en honor a su día- sonrió y me felicito, me había perdido el miedo y cada vez era más casual conmigo cosa que me agradaba, al fin y al cabo teníamos casi la misma edad –No para nada- al parecer la noticia ya se había esparcido, mi respuesta parece no gustarle mucho –En mi pueblo en cada día del nombre se hace una pequeña cena especial a la cual se invitan a algunos vecinos, es un día de celebración y fiesta- dijo intentando animarme –Enserio, y que es lo que se suele hacer en esas fiestas- dije con un poco de curiosidad –No nos podemos permitir grandes celebraciones ni banquetes, pero en cada día de mi nombre mi padre compraba un buen torso de carne, algo de cerveza e invitaba a los vecinos, uno de ellos siempre traía una flauta y organizábamos bailes con su música – sus ojos se iluminaban al contarme los detalles –Suena divertido- dije aunque no muy animado –Si lo desea podríamos hacer algo parecido, yo podría…- sabia a que quería llegar –He dicho que no, no es un gran día para eso- dije interrumpiéndola, -Mi señor- su alegría se había desvanecido y ahora estaba muy seria –Que sucede- respiro hondo como para ganar valor –Podría preguntarle por que no es un buen día- me senté en una de las sillas que había junto a la mesa del cuarto –Si quieres saberlo siéntate, es una larga historia- dije señalando la silla frente a mí, ella se acercó a la mesa movió la silla y se sentó en ella.

    –Hace un año exactamente me encontraba sentado en una mesa parecida a esta, era medio día así que esperaba que trajeran la comida, estaba muy ansioso me gustaban demasiado las comidas que hacia el cocinero, había estado en la corte toda la mañana como era normal, y el día era perfecto, un poco caluroso pero me gustaba, el día de mi nombre siempre comía como un rey, venado, jabalí, conejo, lo que pidiera era mío, no tenía muchas preocupaciones y disfrutaba mucho mi vida, recuerdo que el cocinero en persona me trajo la comida, un rico estofado de conejo, una chuleta de cerdo, pan y vino, era una gran comida, y esperaba algo mejor para la cena, el estofado estaba muy bueno, el vino era dulce pero no demasiado y la chuleta estaba muy jugosa, todo estaba perfecto…- Hice una pausa y respire hondo –Todo estaba perfecto hasta que Daniel entro por la puerta… Estaba muy sucio, tenía sangre en su armadura, en el brazo izquierdo aun tenía una herida abierta y algunos cortes en la cara, el día anterior mi padre había partido con algunos hombres a expulsar a unos bandidos que había cerca de una colina algunas leguas al este del pueblo, Daniel parecía preocupado, pero mi padre me había dicho que no era nada, a lo mucho se enfrentarían a cuarenta rufianes, y era muy seguro que estos salieran huyendo al verlos, mi padre superaba cuatro a uno a esos bandidos así que no me preocupaba, mas aun porque me había prometido estar para el banquete de ese día… Sin entender lo que pasaba me quede inmóvil contemplando sus heridas, el me tomo del brazo y me llevo abajo, mi padre…- estuvo a punto de quebrárseme la vos, tras unos segundos continúe –Mi padre estaba tirado en el piso cerca de la puerta de entrada, unas criadas le intentaban ayudar, pero sus heridas… sangre salía de su estomago y boca, tenia algunos cortes en el hombro y otros en el brazo derecho, sus heridas eran de muerte, me tire al piso y lo abrase, eso no podía estar pasando, no podía, era… era lo peor que podría pasar, solo iban a por unos bandidos Daniel, ¿Por qué no lo has protegido?, ¿Que ha pasado?, Daniel me dijo que no iban a por bandidos sino que estaban siendo atacados por el Archiduque Lazare, un poderoso terrateniente al este de nuestras tierras, mi padre había intentado ser su vasallo pero él no se digno ni en contestarle, es una escoria de las más grandes- ella se veía un poco alterada –Por que tu padre no pidió ayuda a algún otro señor- baje la cabeza y contuve una risa –A que señor de este maldito mundo se le ocurriría meter las manos al fuego por un pobre caballero, si un caballero muere no tiene importancia, en este mundo los débiles sufren y los fuertes abuzan, así es y así será siempre- Se hiso un silesio incomodo así que continúe –Mi padre dio órdenes a Daniel, él era el único caballero que había en nuestras tierras, un hombre valiente y leal, un amigo de mi padre, las ordenes fueron simples tomar todo el dinero que pudiéramos llevarnos del tesoro y huir, con sus últimos momentos me hiso un encargo “Hijo mío, eres mi único descendiente, no permitas de nuestra casa sea destruida, ve y supérame, no cometas mis err…” Yo no quería separarme, mi padre, mi guía ya no estaba, mi mundo se vino abajo en unos instantes, pero Daniel todo un caballero, un hombre curtido y siguiendo las órdenes de mi padre, tomo el dinero que pudo y me saco a rastras hacia los establos, mi casa estaba en una colina, desde la cual se veía gran parte del pueblo, algunas casas al este estaban en llamas y desde lo lejos se escuchaban gritos de gente aterrorizada, en el pueblo quedaron pocos hombres, la mayoría eran mujeres, niños y ancianos, no podrían defenderse… preparamos algunos caballos, uno de ellos llevaría el oro, para cuando estuvo todo listo había unos cuantos jinetes enemigos en el patio, eran tres para ser exactos y habían desmontado, Daniel ataco sin dudarlo y tomo por sorpresa a uno, matándolo al instante, los otros desenfundaron y atacaron juntos, yo saque mi espada para ayudarlo, ambos estaban distraídos con Daniel así que pude darle al mas cercano en el brazo derecho, el grito hizo voltear al otro y Daniel le atravesó el estomago, el que herí estaba tirado en el suelo retorciéndose “Acabalo” grito Daniel, me acerqué un poco y le hundí la espada en el cuello, ese fue mi primer muerto, embriagado por eso pedí a Daniel que los detuviéramos, que ayudáramos a los campesinos, no era justo que aquellos que creyeron en mi padre murieran así, los hombres mataban a placer, seguramente matarían a los pocos hombres del pueblo, a todo los ancianos y a los niños que no lograran huir, además de violar a las mujeres… Daniel enojado y apurado respondió "No seas tonto si quieres venganza aquí no la conseguirás, ¿Ves al Archiduque en algún lugar? ¿Acaso es que eres capaz de detener a todo el ejercito que nos invade?" Era obvio que no, y el tenia razón así que montamos y salimos a todo galope, las calles estaban medio vacías algunos hombres corrían intentado poner a su familia a salvo, otros buscaban donde esconderse, aunque eso no sería posible, el pueblo estaba siendo arrasado, robarían todo lo de valor, y después lo quemarían todo, como pudimos atravesamos el pueblo por el camino más rápido que encontramos, nos dirigíamos al oeste lejos de las zonas que estaban siendo quemadas, cabalgamos lo mas rápido que nos permitían nuestras monturas, no nos atrevimos a mirar atrás hasta que estuvimos a una buena distancia… El pueblo estaba en llamas, había humo por todas partes, fuego, era como el infierno, nunca vi algo tan espantoso y espero nunca volver a verlo… ese fue el regalo que recibí en mi dieciseisavo día del nombre… un padre muerto, las personas que conocía sufriendo y siendo atormentadas, todos mis planes destrozados en pocas horas…-

    -Aun crees que deba celebrarlo- pregunte en forma sarcástica, ella había inclinado su cabeza hacia adelante y se notaban pequeñas gotas caer sobre su vestido –No mi señor, yo…- En eso momentos tocaron la puerta de nuevo, era otra sirvienta, miro a Ángela con desaprobación –Mi señor, la comida esta lista- Me pase la mano por el pelo y suspire –Bien, trae dos raciones, Ángela comerá conmigo- Su expresión de sorpresa y la de Ángela fueron divertidas –No me escuchaste, dije que le trajeras una ración a Ángela, comerá conmigo, y di a las cocinas que no habrá celebración, pero que quiero algo especial para la cena- esta asintió y salió por la puerta, Ángela me miro y no pudo evitar quejarse de algún modo, -Mi señor yo…- levante la mano para que callara –No te preocupes, no creo que haya problema con tu señor por comer conmigo hoy- al escucharlo sonrió. Cuando pusieron las bandejas en la mesa reí al ver la comida, increíblemente era estofado de conejo, pan y vino –No hay chuletas de cerdo- pregunte a la sirvienta, Ángela y yo reímos de un chiste que solo nosotros entendíamos…
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    Mensaje  Leobardo I Miér Mar 21, 2012 9:23 pm

    Solo puedo decir una cosa sobre esto...

    Es un plagioooo regresenme mi dinero Crying or Very sad
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    Mensaje  Porto Miér Mar 21, 2012 9:39 pm

    solo lo estaba pasando de foro y organizandolo
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    Mensaje  Leobardo I Jue Mar 22, 2012 12:40 am

    claro claro Evil or Very Mad , na que es broma bounce gracias yo quiero hacer lo mismo y lo are pero primero debo darme tiempo para editarlo todo, osea quiero editarlo desde el primero he ir posteandolo este puede quedarse como la casa de león sin editar o algo asi...

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